El «califato» se apodera en Irak de la ciudad de Ramadi

Su caída puede llevar a Bagdad a enviar a las milicias chiíes a la levantisca región suní

El «califato» se apodera en Irak de la ciudad de Ramadi reuters

M. AYESTARAN

El yihadista Estado Islámico ha repetido en Ramadi lo que hizo en verano con Mosul y Tikrit. En apenas 48 horas la capital de la provincia iraquí de Al Anbar ha caído en manos de los yihadistas, que se plantan a 130 kilómetros de Bagdad y logran en Ramadi la conquista de su primera gran ciudad en 2015.

Desde que el viernes lanzaran su asalto y lograran penetrar en el centro urbano, los milicianos han ido tomando calle por calle hasta obligar a las fuerzas iraquíes a ordenar la retirada de sus hombres. El Ejército de Irak vuelve a fallar y el primer ministro, Haider al Abadi, parece dispuesto a romper un tabú y enviar a las milicias chiíes a combatir a EI en una provincia mayoritariamente suní como Al Anbar, algo que no se ha producido en el último año para evitar aumentar las tensión sectaria.

El miembro del consejo municipal, Athal Fahdawi, describió la situación que vive la ciudad de «colapso total» y aseguró a la agencia Reuters que tras una votación de urgencia realizada por el consejo se había acordado pedir el despliegue de los paramilitares chiíes en la provincia. Una medida de urgencia que llegará después de que las autoridades locales y las tribus más importantes hayan denunciado en numerosas ocasiones el olvido por parte de Bagdad y la falta de apoyo y armas para combatir a EI.

Los últimos soldados de las fuerzas especiales resistieron en el interior de la sede de la Comandancia Militar, pero no recibieron apoyo de ningún tipo de Bagdad y los yihadistas les obligaron a retirarse tras sufrir un importante número de bajas.

Las milicias chiíes comenzaron a operar en Irak tras el colapso del Ejército del pasado verano. El Gran Ayatolá Sistani emitió una fatua llamando a los suyos a tomar las armas para frenar al yihadismo y desde entonces miles de voluntarios empuñaron las armas. Fueron los primeros en la operación para liberar Tikrit, dirigidos por el general iraní y arquitecto del sistema de milicias, Qassem Suleimani, y ahora les abren las puertas del corazón suní del país.

Talón de Aquiles

EI logró tomar Ramadi, que cuenta con unos 200.000 habitantes aunque la gran mayoría ha escapado a causa de los combates, pese a los bombardeos de una alianza que desde el sábado atacó siete objetivos de los yihadistas en la ciudad, según el parte de guerra oficial difundido por los estadounidenses que vuelven a toparse con Anbar en su camino. La toma de esta provincia por parte del EI es una realidad cuando está a punto de cumplirse un año desde el establecimiento del califato, basado en las zonas de mayoría suní.

Anbar fue el lugar más duro para las fuerzas de Estados Unidos durante la ocupación y no lograron controlar la provincia hasta la puesta en marcha de una estrategia ideada por el general David Petraeus que consistió en formar los «sahwa» o «consejos del despertar». Decenas de miles de combatientes de la insurgencia suní empezaron a recibir sueldos de los norteamericanos en todo el país a cambio de su colaboración hasta que a comienzos de 2009 se transfirió esta competencia al gobierno del entonces primer ministro, Nuri Al Maliki, y empezaron los problemas. Sus sueldos se redujeron a una tercera parte y las autoridades sólo incluyeron a una pequeña parte en las fuerzas armadas.

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