Mcebo Dlamini, el líder estudiantil negro admirador de Hitler

«Lo que me gusta de él es su carisma y sus capacidades para organizar a su pueblo. Necesitamos más líderes de ese calibre. Amo a Hitler», ha afirmado en su página de Facebook

Mcebo Dlamini, el líder estudiantil negro admirador de Hitler facebook

Jaime Velázquez

Sudáfrica vivió durante cuatro décadas bajo la segregación racial impuesta por la minoría blanca del país, que privó de sus derechos más fundamentales a la mayoría de la población negra. Sin embargo, veintiún años después de la instauración de la democracia y la igualdad entre razas, un líder estudiantil negro ha encontrado en Adolf Hitler un ejemplo a seguir en su lucha por la liberación última de las masas oprimidas sudafricanas.

Por insólito que parezca, Mcebo Dlamini, representante del Consejo Estudiantil en la Universidad de Witwatersrand (Johannesburgo), publicó en Facebook su admiración hacia el líder del partido Nazi, defensor de la supremacía de la raza aria, con un escueto e inequívoco mensaje: «Amo a Hitler».

Cuando fue contactado por diversos medios de comunicación, una vez que su preferencias por el artífice del Holocausto judío trascendieron las fronteras de su ‘timeline’, Dlamini quiso matizar sus palabras. «Lo que me gusta de Hitler es su carisma y sus capacidades para organizar a su pueblo. Necesitamos más líderes de ese calibre. Amo a Hitler», reiteró al periódico estudiantil de la universidad.

Después, cuando fue alertado de que el dirigente alemán fue el instigador del genocidio de seis millones de judíos en Europa y el responsable de la muerte de otros tantos cientos de miles de personas durante la Segunda Guerra Mundial, el líder estudiantil insistió en sus palabras. «Cometió despreciables crímenes contra la humanidad –reconoció-. Yo me refiero a las cosas buenas que defendió. Reconstruyó una nación, la economía, las infraestructuras. Elevó la estima de Alemania. Empezó a matar a gente cuando ya estaba en el poder. Fue el poder quien le corrompió. Como ha corrompido a Netanyahu, a George Bush y Tony Blair».

El «apartheid» palestino

Las palabras de Mcebo Dlamini solo pueden ser entendidas en el contexto de la Sudáfrica postapartheid y del creciente movimiento por la liberación de Palestina, que muchos comparan a la propia lucha que sus padres libraron durante décadas contra el régimen racista sudafricano. Para ellos, el Estado de Israel aplica la misma opresión y segregación que la raza dominante empleó hasta el desmantelamiento del sistema en 1994.

En un país que aún no ha logrado la transformación social necesaria para eliminar las desigualdades raciales y donde la minoría de ascendencia europea sigue acaparando el poder económico, los jóvenes sudafricanos nacidos en las postrimerías del apartheid continúan su lucha al igual que sus hermanos palestinos en la franja de Gaza. Unos contra la opresión de Israel, los otros contra el «establishment» blanco.

Los silogismos políticos hacen el resto. Occidente, las naciones que son la misma expresión del capitalismo y la supremacía blanca del colonialismo, ampara y protege al Estado de Israel. Tras ellos está, a juicio de los jóvenes sudafricanos más politizados, la larga mano sionista. También en la universidad.

«Me sorprende la reacción de la comunidad blanca… ¿Si en realidad los israelíes odian tanto a Hitler, por qué le imitan sometiendo a los niños palestinos a la discriminación, la segregación y la indignidad?», agregó Mcebo Dlamini. «Lo mismo que Hitler hizo con los judíos, lo están haciendo ellos con Palestina».

Abucheos al vicerrector

Cuando la Universidad de Witwatersrand anunció su decisión de suspender a Dlamini de sus funciones en el claustro, el líder estudiantil no tardó en responder al vicerrector, Adam Habib, «un hombre débil presionado por los sionistas». «No cesaré en mi lucha contra la supremacía blanca –agregó-. La universidad no quiere que la educación de los estudiantes negros florezca».

En una asamblea celebrada para explicar a los estudiantes las razones de las autoridades universitarias para apartar de sus funciones al representante del alumnado, Adam Habib fue recibido con abucheos.

Uno de los alumnos, Athi Nangamso Nkopo, aseguró a la web News24 que la decisión fue tomada «después de que el poder blanco pusiera su bota sobre alguien». «Podemos seguir cediendo a los intereses de los blancos y los judíos, y después suplicarles por un empleo, pero entonces no se produciría la transformación que necesitamos», añadió la joven.

«¿Cómo hemos podido ir desde una crítica a Israel a hablar de todos los judíos? –Respondió el vicerrector a los estudiantes-. Eso es racista y antisemita».

Por supuesto Mcebo Dlamini no respalda las tesis supremacistas de la raza aria de Adolf Hitler. Seguro tampoco el exterminio de los judíos que el líder nazi aplicó sistemáticamente durante sus años de mandato. Lo preocupante es la fascinación del dirigente estudiantil por la seductora ideología del fascismo. El discurso autocomplaciente de una mayoría que siempre encuentra sus chivos expiatorios en las minorías. Una idea peligrosa en un país donde once etnias y tres religiones tratan aún de encontrar un espacio común tras largas décadas de segregación.

Mcebo Dlamini, el líder estudiantil negro admirador de Hitler

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