Condenan a cadena perpetua a una abuela que obligó a su nieta a correr hasta la muerte

Joyce Hardin Garrard, de Alabama (EE.UU.), quiso castigar a su nieta, Savannah, por mentir sobre unos caramelos que había cogido en clase. El castigo que impuso fue tan duro que llevó a Savannah a la muerte y a ella a pasar el resto de su vida en la cárcel.

Los vecinos de Garrad declararon en el jucio que obligó a la pequeña Savannah a correr durante tres horas, sin ningún descanso y en algún momento, incluso, llevando leña encima. Cuando Savannah paraba para tomar aire o para vomitar su abuela gritaba «¡Sigue corriendo! No te he dicho que parases».

Savannah acabó sufriendo un ataque y fue llevada al hospital donde murió días más tarde. Los médicos determinaron murió por un esfuerzo excesivo prolongado.

El jurado encontró culpable a Garrad, de 50 años, de asesinato el pasado marzo, y está misma semana se ha conocido la sentencia final por la que se la condena a cadena perpetúa. Podría haber sido condenada a pena de muerte.

La madrastra de Savannah está también en espera de su juicio por asesinato por no haber intervenido para parar el castigo.