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¿Qué hacer con la coca que está inundando Colombia?
El país americano se plantea suspender las fumigaciones con glifosato, un herbicida que provoca cáncer
Colombia, uno de los principales productores de coca en el mundo, está en una encrucijada. Hace años fumiga con el herbicida glifosato las miles de hectáreas de coca que pululan en las zonas selváticas pobladas por guerrilleros y narcotraficantes. Pero ahora el presidente Juan Manuel Santos quiere suspender las fumigaciones y erradicar manualmente por un tema claro: hay indicios muy serios de que el glifosato produce cáncer. Y la orden es que se deben respetar los derechos de los ciudadanos.
La decisión, de suspender o no el uso del glifosato, se tomará el próximo jueves durante el Consejo Nacional de Estupefacientes. El fiscal Eduardo Montealegre, el ministro de Justicia, Yesid Reyes, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria —quien alertó sobre los efectos del herbicida en la salud humana— y hasta el mismo presidente Santos ya tienen lista la orden para eliminar el uso del glifosato en la erradicación de cultivos ilícitos. Pero el procurador Alejandro Ordoñez rechaza las medidas. Su posición: si eliminan el uso del glifosato, Colombia se va a inundar de droga.
El debate es intenso. Hace dos años que Colombia fumiga sus cultivos de coca desde el aire, erradica manualmente de manera forzada y lleva a cabo programas de desarrollo alternativo. Aún así, la Oficina de la Política Nacional para el Control de Drogas de Estados Unidos informó esta semana que los cultivos de coca crecieron un 39% en 2014. Es decir, que el país pasó de tener 84.000 hectáreas a tener 112.000.
El mayor crecimiento de los cultivos se dio en las provincias de Nariño, Putumayo, Norte de Santander y Antioquia, departamentos con graves problemas de orden público. Y aunque el Ministerio de Defensa esgrime que los cultivos crecieron donde no se fumiga, por ejemplo en la frontera con Ecuador (Nariño y Putumayo); en territorios étnicos y parques nacionales; o en zonas donde ha habido un acuerdo con las comunidades para la erradicación voluntaria, lo cierto es que en la provincia de Antioquia, donde sí se fumiga, los cultivos con coca crecieron en un 95%.
Según la última edición de la revista «Semana», los cultivos de coca crecen porque no son eficaces ni consistentes los sistemas de erradicación. «Semana» entrevistó a Adam Isacson, experto en seguridad de Wola, centro de pensamiento de Estados Unidos. Isacson demostró que fumigar no reduce. Con cifras en mano, el investigador mostró cómo los cultivos solo empezaron a bajar en 2007, cuando se introdujo la erradicación manual. Aunque haya sido forzada y con un enfoque militar «esta tiene la ventaja de arrancar de raíz la mata, y que por lo menos hay algo de presencia del Estado, así sea solo policial», dijo Isacson.
El problema es que hoy prácticamente no hay erradicación manual por los costes humanos. En los últimos diez años, 197 personas murieron erradicando, 52 de ellos civiles; 687 fueron heridos, 244 civiles, y en total han quedado 33 personas amputadas por minas y explosivos. Ahora pocas personas quieren hacer ese trabajo.
¿Qué hacer?, se preguntaba la revista. Expertos tanto del Gobierno como independientes aseguran que lo único que realmente funciona contra los cultivos de coca es el desarrollo rural. «Semana» entrevistó a César Jerez, líder del movimiento campesino del Catatumbo. Jerez dijo que tras el paro de 2013, el Gobierno ha apoyado a 400 familias en un modelo de reparación por la erradicación, y que la gente ha cumplido un 98%, según datos del propio Departamento de Prosperidad Social. Por eso ellos buscan que este programa se aplique para otras 5.000 hectáreas.
«El desarrollo integral es costoso» advierte Isacson. Pero es lo único que puede frenar por lo menos el rebusque de las 65.000 familias desarraigadas que viven de la coca, que van de un lado a otro, abriendo nuevos cultivos, huyendo de fumigaciones y erradicación.
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