ii guerra mundial

Los líderes de las democracias dan la espalda a Putin en el Día de la Victoria

El desfile militar con el que Moscú celebró la derrota del nazismo mostró su aislamiento internacional

Los líderes de las democracias dan la espalda a Putin en el Día de la Victoria efe

rafael m. mañueco

La ausencia de los principales líderes de las democracias deslució ayer el imponente desfile militar en la Plaza Roja con el que Moscú conmemoró el setenta aniversario de la victoria sobre los nazis. Un acto que subrayó el creciente aislamiento al que se enfrenta el Kremlin por su agresiva política en Ucrania. En la tribuna instalada en la Plaza Roja junto al mausoleo de Lenin, había muchos veteranos y una treintena de jefes de Estado y de Gobierno, aunque casi la mitad de los que hubo hace 10 años. Pero el presidente Putin, aprovechó para mostrar al mundo a sus nuevos aliados. El sitial de honor, junto al primer mandatario ruso, lo ocupó el líder chino, Xi Jinping. En lugares destacados estaban también los presidentes de Cuba y Venezuela, Raúl Castro y Nicolás Maduro, y los de las antigua repúblicas soviéticas, a excepción de Ucrania, Georgia, Moldavia, las tres bálticas, Uzbekistán y Turkmenistán. Tampoco estuvo el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, quien se disculpó ante Putin por tener que presidir su propio desfile en Minsk.

En ausencia de líderes occidentales, Putin agradeció en su discurso previo al desfile la contribución a la victoria de Francia, EE.UU. y el Reino Unido. Sin embargo, criticó a Washington por propiciar la instauración de un sistema «unipolar» en el planeta y de «ignorar los principios» que inspiraron la posguerra: la creación de la ONU y el orden internacional.

«En los últimos años, con cada vez más frecuencia, se ignoran los principios básicos de la cooperación internacional», advirtió el máximo dirigente ruso. Según sus palabras, «estamos viendo intentos de crear un mundo unipolar –bajo el liderazgo exclusivo de Estados Unidos– , vemos cómo toma cuerpo la política de bloques», en evidente alusión a la OTAN. «Todo esto está minando la estabilidad del desarrollo mundial», afirmó. Al final de su arenga, Putin propuso guardar un minuto de silencio en memoria de los caídos durante la II Guerra Mundial, un gesto que nunca hasta ayer se había hecho en un acontecimiento de este tipo.

La parada militar que comenzó a continuación ha sido presentada por los medios de comunicación rusos como la más grandiosa desde la desintegración de la URSS. Han participado casi 17.000 hombres, unos 200 vehículos y 140 aparatos aéreos. Sobre la Plaza Roja han marchado también militares de otros 10 países (China, India, Serbia, Mongolia, Azerbaiyán, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán).

Abrió el cortejo una unidad de soldados ataviados con el uniforme militar que el Ejército soviético utilizó durante la Gran Guerra Patria –nombre dado en la URSS a la II Guerra Mundial– portando los estandartes de los diez frentes activos en la lucha contra las tropas hitlerianas. Les siguieron los cosacos, las fuerzas de los diez países extranjeros, los cadetes de las principales academias militares del país y representaciones de los tres ejércitos y de los principales cuerpos de infantería, caballería, artillería, fuerzas especiales y paracaidistas.

Durante el desfile se mostró por primera vez el tanque T-14 Armata, que sufrió un percance técnico –se caló– el jueves durante el ensayo general. Se exhibieron también los misiles Buk, los mismos que derribaron el avión malasio el 17 de julio del año pasado en Donetsk y causaron la muerte de casi 300 personas. En el desfile aéreo participaron los bombarderos estratégicos Tu-95, Tu-160 y Tu-22, los cazas Su-34 y numerosos helicópteros.

Cinta de San Jorge

Todos los participantes en el evento, incluidos los vehículos y los tanques, lucían la cinta de San Jorge (a rayas negras y naranjas), un símbolo castrense ruso ligado a gloriosas gestas del pasado, pero polémico ahora porque se ha convertido en emblema del levantamiento secesionista en el este de Ucrania y Crimea.

Ayer no desfilaron en Moscú representantes de los sublevados en las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, pero, al final de los actos se les hizo un guiño al cantar todos los presentes en la Plaza Roja la canción «El ejército del pueblo». Los separatistas tuvieron su propio espectáculo militar bajo la lluvia en Donetsk, en la que participaron unos 1.500 combatientes con banderas comunistas y retratos de Stalin.

Tras la gran recepción en el Kremlin, Putin participó después en una marcha popular, en la que cada integrante de la misma desfilaba con retratos de familiares caídos durante la guerra. El presidente ruso portó una fotografía de su padre, herido en la pierna durante el asedio de Leningrado aunque sobrevivió. La jornada festiva terminó con una vistosa exhibición de fuegos artificiales.

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