Boko Haram dispersa sus acciones armadas en Níger

Mientras el Ejército de Nigeria avanza hacia el reducto de los yihadistas -el bosque Sambisa-, tropas rebeldes atacan al país vecino

Boko Haram dispersa sus acciones armadas en Níger reuters

EDUARDO S. MOLANO

El Ejército de Níger y milicianos de Boko Haram combaten por hacerse con el control de la isla de Karamga, situada en el Lago Chad. Los enfrentamientos se iniciaron el pasado sábado, cuando miembros del grupo yihadista atacaban este intrincado cruce de caminos (frontera natural de hasta cuatro países), en la primera acción armada en territorio de Níger desde febrero.

Precisamente, el nuevo asedio se produce cuando fuerzas armadas de la vecina Nigeria han iniciado una campaña terrestre en el reducto de Boko Haram, el bosque Sambisa, una reserva en la frontera entre Nigeria y Camerún que se extiende a lo largo de más de 60.000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, los enfrentamientos en la isla de Karamba, a varios kilómetros de Sambisa, demuestran que los rebeldes disponen de algún comando disperso también en la inmensidad del entramado natural de Níger.

Apoyado por bombardeos aéreos, las fuerzas armadas nigerianas buscan otorgar el golpe definitivo al grupo radical, en evidente retroceso territorial desde el pasado mes de febrero. En este sentido, la aparición de Chad en el conflicto contra Boko Haram, que desde comienzos de año lucha contra los islamistas de la mano de Nigeria, Níger y Camerún, ha sido un catalizador del cambio bélico. No obstante, las mina anti-personas, sembradas por miembros de Boko Haram, son el principal problema para el avance de las fuerzas de seguridad (recientemente, fuentes locales aseguraban también que  los insurgentes enterraron hasta 1.500 trampas explosivas en las cercanías de la localidad nigeriana de Baga).

La reserva natural de Sambisa se encuentra a apenas 100 kilómetros de la localidad de Chibok, donde, el 14 de abril de 2014, más de 200 estudiantes eran secuestradas  de una escuela. El ataque puso en el punto de mira internacional a la milicia de Boko Haram.

«Tras el secuestro, formamos un equipo de búsqueda hacia la reserva forestal Sambisa, basado en  las informaciones de que nuestras hijas se encontraban retenidas allí», aseveraba a este diario Mallam Shettima Haruna, uno de los padres de las jóvenes secuestradas.

«Visitamos varios lugares haciendo preguntas, pero cada vez nos dirigían a un nuevo sitio, hasta que llegamos a un espacio en medio de la selva con solo dos casas», añade Haruna.

«Regresar para no perder la vida»

El portavoz de las familias señala que, entonces, se encontraron con miembros de la etnia fulani (pastores musulmanes) que les advirtieron que los secuestradores estaban bien armados y les matarían. «Decidimos regresar para no perder la vida», lamenta.

Uno de sus compañeros de infortunio, Enoch Mark, denuncia que  el grupo islamista estuvo acampado durante once días sin que el Ejército nigeriano hiciera absolutamente nada.

La nueva operación no será del todo fácil, eso sí. En primer lugar, por la propia complejidad del entorno en el que se mueven los islamistas. Y en segundo término, porque  Boko Haram  no es un grupo uniforme, sino formado por decenas de subcomandos dispersos en la inmensidad del entramado natural. Una circunstancia demostrada ahora en Níger.

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