La esposa de Varufakis le salva de ser agredido en un restaurante por un grupo de anarquistas
Los encapuchados se acercaron hasta la mesa en la que estaba, profirieron insultos y lanzaron objetos de vidrio. «Danai me abrazó, de espaldas a ellos, de forma que debían pegarle a ella antes que a mi», ha asegurado en un comunicado
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El ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis , fue insultado anoche por un grupo de anarquistas mientras cenaba con su esposa y una amiga en un restaurante del barrio ateniense de Exarjia. Según ha explicado el propio Varufakis en una declaración escrita, la actuación de su mujer evitó que los insultos derivasen en una agresión.
«Su objetivo, creo, era obligarme a salir corriendo de modo indigno y pegarme sin ponerme en peligro. Pero no lo puedo confirmar porque Danai (su esposa) , se levantó y sin darme tiempo para pararla y antes de que llegasen a nuestra mesa los anarquistas, me abrazó, de espaldas a ellos, de forma que debían pegarle a ella antes que a mi», señaló Varufakis.
De acuerdo con la versión de Varufakis, el grupo de encapuchados irrumpió en el restaurante y se acercó hasta la mesa en la que estaba, profirieron insultos y lanzaron objetos de vidrio. No obstante, precisa que en ningún momento los arrojaron contra él o sus acompañantes.
Los jóvenes le exigían marcharse de algo que consideran «su lugar», en alusión al barrio de Exarjia, en el que conviven anarquistas, alternativos, estudiantes y ciudadanos de clase media.
En declaraciones a la prensa, Varufakis recalcó que los jóvenes no tenían intención de hacerle daño, pues si la hubieran tenido, podrían haberlo hecho dada su «superioridad numérica».
Finalmente, los anarquistas abandonaron el restaurante pero le esperaron en la calle, donde se produjo un segundo episodio de ataques verbales.
Según el ministro, mientras él y su esposa subían a la moto continuó el debate con sus agresores, por lo que decidió apagar el motor y bajarse.
«Les dije que quería escucharles incluso si esto requería que me dieran una paliza y hablé con 5 a 6 de los que más enfadados estaban. Después de unos 15 minutos de intensa pero no violenta conversación se calmaron y nos fuimos en la moto sin ningún tipo de amenazas», añadió.
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