Solo un puñado de manifestantes grita por los inmigrantes muertos
Unas 200 personas salen a la calle en Catania (Sicilia) para exigir corredores humanitarios y un reforzamiento del derecho de asilo
¿Ha llegado a inmunizarse la sociedad ante las tragedias de los inmigrantes? La pregunta se la hace este reportero, que acude a las seis de la tarde del miércoles a la plaza Stesicoro de Catania (Sicilia) a cubrir una manifestación de repulsa por el naufragio en el que más de 800 personas perdieron la vida el fin de semana pasado. A la convocatoria apenas asisten dos centenares de personas, una por cada cuatro fallecidos en el que ha sido calificado como el mayor siniestro de este tipo .
Mateo Iannitti, miembro de la Red Antirracista de Catania, que convoca la marcha, es uno de los más activos a la hora de lanzar consignas a través del micrófono conectado a unos altavoces. «Con el clima político que vivimos en Italia la asistencia es importante. Esto es para nosotros una victoria», señala a ABC. «La gente no es consciente del problema, no es consciente de que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos independientemente del color de la piel». Agentes de uniforme y paisano acompañan la manifestación por el centro de la ciudad.
El comunicado repartido condena el hecho de que las « vergonzosas leyes racistas y las políticas infames » hayan convertido «el Mediterráneo en un cementerio y Europa en un campo de concentración» para los que sobreviven al viaje. Iannitti propone que se creen corredores humanitarios para que los emigrantes puedan llegar sin riesgos al lado europeo y que se fortalezca el derecho de asilo.
Abre el cortejo una colorista pancarta portada por jóvenes de países subsaharianos. Algunos toman también el micro para arengar al personal. Se suceden los gritos como «todos somos clandestinos» o contra el ex primer ministro Silvio Berlusconi; el ministro del Interior, Angelino Alfano, o Matteo Salvini, líder de la ultraderechista Liga Norte. El partido del primero, Forza Italia, ha editado un cartel en el que se mofa del primer ministro Matteo Renzi y de los inmigrantes. El segundo ha propuesto bombardear los barcos que son empleados para que los emigrantes viajen a Europa. El tercero dijo hace solo unos días que si de él dependiera «arrasaría los campos de gitanos con excavadora».
La gente que cena en las terrazas próximas a la plaza del Duomo, donde concluye el acto, apenas se aparta de sus conversaciones al paso de la marcha. Matteo Iannitti y los suyos no se vienen abajo ante la indiferencia y ya preparan nuevas protestas. Saben que habrá nuevos naufragios y más muertos en el Mediterráneo.
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