cumbre extraordinaria

La UE podría triplicar el presupuesto de la misión «Tritón» en el Mediterráneo

Los líderes europeos rebajan sus expectativas ante las dificultades de una intervención contra los barcos negreros

La UE podría triplicar el presupuesto de la misión «Tritón» en el Mediterráneo reuters

enrique serbeto

Detrás de toda la discusión está la cuestión de lo que sucede en Libia. Caos y guerra civil, en un país en el que tomar decisiones implica un inmenso riesgo. A su entrada a la sede del Consejo Europeo, el presidente francés, François Hollande, pronunció la frase que revela que, tras lo pactado en la superficie por los demás jefes de Estado y de Gobierno hay un terrenos pantanoso en el que los dirigentes no se atreven a entrar. «Ya no se trata solo de Europa. Si el mundo sigue indiferente a lo que está pasando en Libia, ahora que se van a poner más medios de vigilancia, más presencia en el mar, más cooperación, más lucha contra los terroristas, siempre estará allí esta causa terrible que es el hecho que a ese país ya no lo dirige nadie, que no lo gobierna nadie, que está sumido en el caos. La cuestión es saber cómo puede ser que después de una intervención, hace ahora más de tres años y medio, no haya habido ninguna reflexión sobre lo que debía de haber pasado después. Entonces, ahora se trata de reparar esos errores de ayer».

La cuestión libia estuvo, en efecto, constantemente sobrevolando la reunión extraordinaria del Consejo Europeo, que si por primera vez ha demostrado que la Unión Europea puede actuar con una rapidez inédita en el campo político, finalmente la cumbre ha servido sobre todo para constatar las limitaciones que tiene para hacer frente a un problema de dimensiones colosales y para constatar que cualquiera que sea lo que puedan hacer hoy, no resolverá nada antes de mucho tiempo.

Pobreza e inestabilidad

Merkel dijo también a su llegada que de lo que se trataba era de salvar vidas y que era consciente de que el mundo estaba contemplando a una Europa obligada a proyectarse como una potencia responsable. «Nuestros valores están en juego». Pero, como dijo el presidente del Consejo, el polaco Donald Tusk, es mejor no hacerse demasiadas ilusiones ya que la UE «no puede resolver sola el problema porque depende de la pobreza y la inestabilidad que son generales en toda la zona».

A esta crisis en la que los muertos se cuentan por miles se le debe un impulso grande para hacer de la inmigración un problema europeo, aunque cada cual lo sigue viendo a su manera. El británico Cameron, que tiene el día 7 de mayo las elecciones gnerales frente al desafío de los populistas antiinmigración del UKIP, ha aceptado el principio de participar con grandes medios en las propuestas de atacar a los barcos de los traficantes, incluso ofreciendo un portahelicópteros, pero a cambio quiere que quede claro que no todos los que sean rescatados en alta mar van a ser autorizados a quedarse en Europa.

Legitimidad de la operación

Y luego está la legitimidad para esta operación. La idea de atacar a los buques de estos nuevos explotadores de la miseria (se dice que pueden ganar hasta 8 millones de dólares en cada travesía) se enfrenta a varios problemas: que pueden no ser libios, sino de bandera tunecina, egipcia o de otro país, y que en todo caso, aunque en Libia no haya Gobierno es necesario un pronunciamiento de las Naciones Unidas para poder intervenir militarmente en sus aguas territoriales.

Así que el grueso del acuerdo de los veintiocho es reforzar muy significativamente (al menos doblar» aunque otros hablaban de que aceptarían incluso triplicarlo) las capacidades de las dos misiones que ya se están llevando a cabo bajo la coordinación de Frontex en aguas de Italia («Tritón») y Grecia («Poseidón☼) lo que en un primer momento ayudará a rescatar más inmigrantes, pero es de esperar que también alentará a muchos más a intentar la travesía.

Reparto de refugiados

Y, después los presidentes se esforzaron por buscar un lenguaje que deje claro que están dispuestos a repartir de forma razonable la carga de unos cinco mil refugiados a los que se puede considerar como tales, porque huyen de una situación de persecución o de violencia extrema, y provisionalmente de aquellos que tal vez pueden esperar una solución legal, pero que probablemente tendrán que ser devueltos a sus países de origen. Algunos países pequeños como Bélgica ya han dicho que 5.000 refugiados le parecen pocos, que debería llegarse a los 10.000

Un total de trece puntos (tres más que lo que se decidió el lunes en el Consejo de Ministros y que de todos modos sirven de orientación para el plan integral que tiene previsto presentar la Comisión a mediados de mayo (dos semanas antes de lo previsto) para empezar a tramitarlo lo antes posible. La responsable de dirigir ersta preparación es la vicepresidenta y alta representante, la italiana Federica Mogherini, que en los meses escasos que lleva en el cargo no ha conocido ni una semana de reposo.

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