«Un pacto de nacionalistas escoceses y laboristas sería una pesadilla»

Hague, antiguo líder conservador, alerta de riesgos para la defensa, la economía y la unidad

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LUIS VENTOSO

A sus 54 años, William Hague está de retirada. Aunque participa en la campaña activamente y es todavía el Líder de la Cámara de los Comunes, no se presenta como candidato. «Lo dejo. A partir del 7 de mayo me dedicaré a escribir y a algunas causas que apoyo». Hague se convirtió en líder de los tories con solo 36 años y los dirigió de 1997 a 2001. Con Cameron ha ejercido de ministro de Exteriores. Es parte del paisaje político inglés, un oxoniense de rostro rosado e inconfundible calva de laterales rubios, situado en el ala derecha de la formación. En un encuentro con corresponsales extranjeros en la FPA de Londres alerta del riesgo de una alianza laboristas-independentistas ingleses, que califica de «pesadilla». Zorro viejo, no acaba de creerse a los apocalípticos que dan por muerto al bipartidismo, «lo han matado tantas veces…».

Históricamente, Escocia era un filón de votos fijo para el laborismo, que en la actualidad cuenta con 41 de los 59 escaños escoceses en el Parlamento de Westminster. Pero el referéndum independentista ha dado alas al Partido Nacionalista Escocés (SNP), que podía lograr hasta más de 40 diputados a costa de los laboristas. Ese descalabro en Escocia convertiria a Ed Miliband en rehén del apoyo de los independentistas para poder llegar a primer ministro.

La posible alianza laboristas-SNP es un mantra de los conservadores. Hague augura enormes riesgos: «En estas elecciones es crucial el aparente avance del SNP. Nosotros estamos alertando de que la única ruta posible para el Partido Laborista es pactar con ellos. Es un acuerdo muy peligroso para el Reino Unido, sería una pesadilla. Estamos muy preocupados. Supondría más deuda y amenazas serias para nuestro sistema de disuasión nuclear y para la unidad del país. Una situación nacional e internacional de riesgo».

Referéndum sobre la UE

Hague tampoco ve sentido a un nuevo referéndum independentista, algo con lo que la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, es ambigua, pues algunos días dice que eso no toca ahora, pero otros parece dar a entender que la posibilidad sigue latente. «Si ganamos nosotros lo único que decimos es que haremos en 2017 un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Pero en Escocia ya se acaba de hacer una consulta con un resultado muy claro. Han elegido quedarse y por supuesto no se puede estar pensando en hacer un nuevo referéndum».

El resumen de sondeos de ayer volvía a dibujar un empate entre laboristas y conservadores, con un 34% de los votos. Por detrás, un cóctel de siglas: UKIP (12%), Partido Liberal Demócrata (9%) y Verdes (5%), amén de los nacionalistas de Escocia y Gales.

La pregunta es obvia: ¿Es el acta de defunción del bipartidismo? «En la política británica se ha matado ya tantas veces al sistema bipartidista… –suspira Hague–, pero al final ha seguido fuerte. Se está prestando mucha atención a las encuestas, pero si uno se fija bien, los partidos pequeños van perdiendo fuelle. Estamos trabajando por la mayoría, nos encontramos a solo 26 escaños. Recuerdo muy vivamente las elecciones de 1992 [John Major ganó contra pronóstico a Neil Kinnock]. Durante la campaña todos los medios y encuestas decían que teníamos la mayoría absoluta imposible. Pero en el día de la elección hubo mayoría conservadora. Ahora la alternativa a un triunfo conservador serían unas coaliciones caóticas.

David Cameron habló también ayer en la misma línea y pronóstico en la BBC que a la hora de la verdad el populista UKIP «tendrá suerte si logra un escaño».

Hague cree que el mensaje principal de los conservadores en campaña es y debe ser la economía. «Hemos hecho muchas cosas ahí. El FMI acaba de dar sus pronósticos y asegura que vamos a crecer más que cualquier otro país avanzado. Tenemos dos millones de empleos más que hace cinco años. Creamos unos mil empleos nuevos cada día, más que todo el resto de la Unión Europea. Para los próximos cinco años ofrecemos un futuro económico seguro. Queremos crear dos millones más de puestos de trabajo y tres millones de puestos de aprendizaje. Avanzar, en lugar de volver a las desastrosas políticas económicas del último Gobierno laborista. Ese es nuestro argumento principal».

Otro punto de controversia con los laboristas es el compromiso con la defensa nacional: «Tenemos el segundo mayor presupuesto de defensa de la OTAN y el mayor de la Unión Europea y nos comprometemos a mantener la inversión. Vamos a renovar los cuatro submarinos de disuasión nuclear, que es uno de los temas de estas elecciones. Sin los cuatro el sistema simplemente no es efectivo».

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