elecciones en el reino unido 215

El independentismo escocés promete una fiesta de gasto público y tiende la mano a Miliband

Cameron califica de «infierno para la economía» una posible alianza de SNP y laboristas

El independentismo escocés promete una fiesta de gasto público y tiende la mano a Miliband reuters

luis ventoso

La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, de 44 años, probablemente la sorpresa emergente de la campaña electoral con sus ideas enfáticas contra los recortes y a favor de más inversión social, acaba de presentar el manifiesto electoral de su partido, el SNP. Sturgeon, que puede ser la bisagra en que se apoye el Partido Laborista para llegar al poder, ha prometido una fiesta de gasto público, que quiere que suba medio punto cada año. También reclama que se inviertan 24.000 millones más cada año en la sanidad pública (para ver lo exagerado de su cifra cabe recordar que los conservadores han sido calificados de ir muy lejos por prometer 8.000 millones). El salario mínimo pide que se suba a 8,7 libras la hora y quiere que se recupere el 50% de carga fiscal para quienes cobren más de 150.000 libras.

En la cuestión palpitante, su posible apoyo al laborista Ed Miliband para que pueda gobernar, dijo que «no torturaremos a un Gobierno laborista en minoría». Aunque descartó la presencia de ministros escoceses en el Ejecutivo de Londres. Miliband ha rechazado un pacto de Gobierno formal con los independentistas, porque sabe que eso sería enormemente impopular en Inglaterra, pero no acuerdos puntuales. En la actualidad los laboristas poseen 41 de los 59 escaños que aporta Escocia, pero las encuestas anuncian una debacle socialista y un gran vuelco del voto hacia el SNP, que podría obtener más de cuarenta diputados. Ese panorama convierte a Miliband en rehén de facto del separatismo, algo en lo que los conservadores hacen hincapié cada día.

Cameron replicó ayer al manifiesto de Sturgeon diciendo que «un acuerdo de laboristas y SNP para ellos será el cielo, pero para la economía británica sería una alianza hecha en el infierno».

El SNP se opone también a que se renueven los cuatro submarinos nucleares británicos, que tienen base en Escocia. Ayer Sturgeon recalcó que su partido «nunca renunciará a la independencia». Pero jugó a mostrarse amistosa con el resto de los ciudadanos de la Unión, un poco al modo en que hace a veces el separatismo de Mas y Junqueras, y aseguró que aspiraba a «representar los intereses de los votantes de todo el Reino Unido».

Con sus trajes rojos y su discurso de izquierdas enfático y sin concesiones, Sturgeon ha desbordado a Miliband por la izquierda y por momentos parece la auténtica líder laborista de Reino Unido.

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