En pie de guerra contra el «parallel trading» en Hong Kong
Cada vez más son los chinos que cruzan la frontera de Shenzhen varias veces al día con el objetivo de comprar bienes de primera necesidad que en Hong Kong se encuentran a mejor precio
En los últimos meses se han producido en Hong Kong , especialmente en los distritos de los «Nuevos Territorios» (la zona continental del país mas próxima a China) numerosos enfrentamientos entre ciudadanos locales y grupos de turistas provenientes de Mainland China. Poblaciones como Sha Tin, Tuen Mun o Sheung Shui han sido testigo del alzamiento de los vecinos ante lo que consideran casi una invasión. Esto, que a simple vista puede resultar chocante, tiene su razón de ser en un fenómeno conocido como «parallel trading».
El parallel trading es una práctica habitual en los últimos años por la cual personas cruzan la frontera de Shenzhen un número indeterminado de veces al día con el objetivo de comprar bienes de primera necesidad que en Hong Kong se encuentran a mejor precio dada la condición tax free del territorio para luego venderlos mas caros al otro lado. Los ciudadanos de Shenzhen disponen desde 2009 de un permiso de «múltiples entradas» con el que pueden, al contrario que el resto de ciudadanos chinos y extranjeros, entrar en Hong Kong sin restricción alguna. Es mas que habitual ver el metro (hay una linea que llega a la frontera) lleno de personas con maletas y bolsas atiborradas de pañales, leche de fórmula y otros productos para su posterior venta.
Esta práctica ha supuesto grandes quebraderos de cabeza a las autoridades locales. El mas importante sucedió el año pasado, cuando tras conocerse varios casos de intoxicaciones por leche de fórmula en China, la venta de este producto en Hong Kong se disparó, incrementando su precio de forma notable e incluso poniendo en peligro el abastecimiento del mismo. En ese momento el Gobierno decidió limitar el número de botes con los que se podía cruzar la frontera, pero no podía impedir que muchas personas hiciesen el recorrido varias veces al día.
El ciudadano de Hong Kong cada vez está mas harto de este fenómeno y sus consecuencias. La principal, por supuesto, el aumento del precio de los bienes, pero también la atmósfera que se genera. Colas en todos los establecimientos, medios de transporte colapsados y una pérdida notable de tranquilidad y bienestar que se traduce en una creciente tensión con el turista «mainlander».
Tras los enfrentamientos de estos meses, el Gobierno de Hong Kong ha dado un paso mas, solicitando a las autoridades centrales una revisión de la política de la entrada múltiple, y «como muestra de que Pekín se preocupa por Hong Kong y sus habitantes» (palabras del jefe ejecutivo CY Leung) las autoridades municipales de Shenzhen han decidido limitar a una vez por semana las entradas en territorio de Hong Kong bajo el régimen de la entrada múltiple.
Esta medida ha sido recibida con júbilo por un sector de la población, pero no así por los comerciantes, que hacen el grueso de su negocio con los clientes provenientes de la China continental. Y es que los datos son escalofriantes: de los casi 61 millones de visitantes que recibió Hong Kong en el último año, 15 millones provenían de Shenzhen y disponían de entrada múltiple. Fuentes gubernamentales aseguran que la medida hará que el número de turistas que lleguen al territorio disminuya en un 30% y muchos comerciantes ya avanzaron que sin esta fuente de ingresos sus negocios estarán avocados al cierre.
También son muchos los que dudan de que la medida acabe con el fenómeno, ya que se estima que entre los «comerciantes paralelos» hay un gran número de residentes de Hong Kong que hacen el camino inverso y para los cuales hasta ahora no hay restricciones en el número de entradas a China. Controversias al margen, lo que es seguro es que esta medida traerá grandes quebraderos de cabeza a un grupo muy numeroso de personas ajenos al trading: padres y madres que cruzan la frontera a diario para llevar a sus hijos a la escuela y que a partir de ahora se las tendrán que ingeniar para que sus hijos sigan yendo a clase en territorio hongkonés.
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