«He viajado por todo el mundo para poder encontrar a mi verdadera madre»
A sus 21 años, Poppy Royal decidió que era el momento de conocer la verdad sobre su familia. 18 años después lo logró
![«He viajado por todo el mundo para poder encontrar a mi verdadera madre»](https://s1.abcstatics.com/Media/201503/31/madre-hija-sr--644x362.jpg)
La historia de Poppy Royal es una de esas que merece ser contada. Creció en un ambiente seguro y feliz gracias a sus padres adoptivos, Cliff, de 68 años, y Jenny, de 58. Cuando ella sólo tenía cinco semanas decidieron adoptarla, pero nunca le ocultaron de dónde procedía, de Sri Lanka.
«Mi madre y mi padre me adoptaron junto a otro niño, Joshua», ha explicado esta joven, que ahora tiene 21 años, a «The Mirror» . Sin embargo, crecer en una cómoda casa de Oxford supone un mondo completamente ajeno al de su familia biológica, que trabaja en plantaciones de té a cambio de salarios desdeperadamente bajos. De ahí que, cuando la joven tuvo 18 años comenzó a hacerse preguntas y a sentir el fuerte deseo de encontrar a su madre biológica.
«A medida que fui creciendo empecé a preguntarme si me parecería a ella, ha explicado Poppy, que también ha explicado cómo sus padres han sido un apoyo en todo momento. De ahí que, en abril de 2013, permitieran que viajara a Sri Lanka junto a sus amigos. «Lo único que tenía era el nombre de la plantación de té en la que solía trabajar y su nombre, Kalinga».
Es más, Poppy desconocía si su familia habría sobrevivido a la feroz guerra que vivió el país durante 25 años y que terminó en el año 2009. Su suerte cambió gracias a que conoció a un joven de su localidadm que hablaba en inglés, y que se ofreció a colaborar traduciendo.
Después de un viaje de cinco horas que les condujo hasta una aldea remota, Poppy entró en una casa de huéspedes, donde una mujer salió corriendo hacia ella inmersa en lágrimas. «Me rodeó con sus brazos, fue un momento tan emotivo... Era algo que tenía que hacer», ha explicado la joven sobre el momento del reencuentro.
A través del traductor, Kalinga explicó que su marido había muerto de alcoholismo, dejándola con dos hijas pequeñas, Pushpalalitah, de 24, y Manila Khanti, de 28, mientras ella estaba embarazada de Poppy. Incapaz de hacer frente a la economía familiar, decidió dar a la joven en adopción.
Gracias al contacto con su madre biológica, Poppy también pudo conocer a su hermana. «Pienso en mi familia a luz cada día. Nos ponemos en contacto con regularidad a través de Facebook o por correo electrónico. Más adelante, junto a toda mi familia, les visitaremos. Aún no puedo creerme que nos vayamos a encontrar de nuevo. Es como un milagro».
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