entrevista al embajador de colombia en españa
Fernando Carrillo: «Del diálogo con las FARC debe salir justicia, no impunidad»
El ex ministro de Interior y Justicia colombiano asegura que, gracias al apoyo español, «el proceso de paz goza de total legitimidad internacional»
En un lugar destacado de su despacho en la embajada, Fernando Carrillo Flórez (Bogotá, 1963) tiene un retrato moderno de Luis Carlos Galán, el candidato liberal a la presidencia asesinado en 1989 por el cartel de Medellín. Eran los años de plomo en el país andino y Galán fue el mentor político de este abogado, político, académico y hoy diplomático colombiano. «Luis Carlos Galán abanderó una causa por la ética en la política», explica Carrillo, que poco después sería uno de los impulsores del proceso conocido como la Séptima Papeleta, origen de la Constitución hoy vigente en Colombia. En sus catorce meses como embajador, el presidente Juan Manuel Santos ha visitado España en tres ocasiones. Unos viajes marcados por el avance en el proceso de paz y la cultura.
—¿El Gobierno colombiano está satisfecho con los progresos en más de dos años de negociaciones en La Habana, con una tregua unilateral por parte de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde el pasado diciembre?
—Sí, están dando resultados concretos como el compromiso de la guerrilla con el desminado, en el caso de las minas antipersona, y de renunciar a seguir reclutando a menores. Su compromiso de terminar de una vez por todas con la participación en el negocio del narcotráfico y contribuir a erradicar ese mal del territorio colombiano. Y, lo que es más importante, esa tregua que se ha venido cumpliendo, según lo han verificado los organismos internacionales. Esperamos que esto siga en esa dirección y que se produzca, como ha dicho el presidente, la desescalada del conflicto, que baje la intensidad y nos permita llegar a los dos puntos pendientes: la justicia transicional (aplicada a quienes renuncian a las armas) y las posibilidades del desarme y la reincorporación de los guerrilleros a la vida civil.
—¿Cuál fue el balance de las dos giras del presidente Santos para recabar fondos con vistas a la financiación del llamado postconflicto?
—En la visita oficial de noviembre y en la de estado de comienzos de marzo, el presidente le puso a la paz todo el énfasis necesario. Colombia está apostando por la firma de ese acuerdo y, sobre todo, para que se comience a construir la paz. El aporte de España en términos de liderazgo para la creación de ese fondo fiduciario para la paz es esencial para entender por qué hoy la mayoría de los líderes globales, independientemente de su credo y color político, están respaldando el proceso de paz. No tenemos forma de agradecerlo, se trata de un espaldarazo. El proceso de paz, a nivel internacional, goza de completa legitimidad y eso es importante para los puntos más difíciles, los derechos de las víctimas y la justicia transicional.
Venezuela: «Lo importante es que se hallen soluciones pacíficas y constitucionales»
—Ni siquiera es tanto cuestión de recursos, aunque son muy importantes. La legitimidad internacional es lo que le dará credibilidad incluso si algún día esos temas llegan a los tribunales internacionales de justicia. Hemos visto un gran respaldo a que Colombia encuentre una fórmula de justicia que no sea un impedimento para la paz.
—¿Qué salida puede darse a los jefes de la guerrilla, que insisten en no querer pagar sus crímenes con la cárcel? Exguerrilleros como Gustavo Petro (M-19) realizaron labores diplomáticas, estudios en el exterior...
—Esas serían las fórmulas de la justicia transicional. En la mesa de negociaciones en Cuba tienen que salir unos parámetros de justicia transicional que sean aceptados y que permitan por supuesto que no haya impunidad.
—¿Cómo valoran la decisión del expresidente Uribe de no formar parte de la Comisión Asesora de Paz?
—Lo ideal, lo ha dicho el presidente Santos, es que el expresidente Uribe y su partido entren en la Comisión Asesora. Él ha tomado sus decisiones, pero lo que estamos esperando todos los colombianos es que él contribuya a construir el escenario de la paz en Colombia en el futuro.
—¿Qué le parece la denuncia de Nicolás Maduro sobre la existencia de un eje Miami-Bogotá-Madrid contra Venezuela? ¿Por qué el chavismo acusa con frecuencia a Colombia de injerencia y conspiración?
—La Cancillería de Colombia está jugando un rol muy activo. Lo importante es que se encuentren soluciones pacíficas y constitucionales a lo que está pasando en nuestra región. Colombia está en ese ánimo de colaboración y de encontrar ese tipo de salidas.
«En la Feria de Arco dejamos el listón muy alto»
—Dejamos un gran legado, haber puesto un baremo muy alto para los próximos países invitados, según nos dijeron responsables de Arco. Los españoles no conocían la riqueza, el colorido, la creatividad, la innovación del arte colombiano. Colombia, por cuenta de la violencia, le ha pasado una especie de velo a una gran cantidad de manifestaciones culturales. Cuando la cultura es de alguna manera, para emplear términos del marxismo, la infraestructura, lo que le da base a otra serie de fenómenos. De ahí que insistiéramos tanto en que la cultura fuera el punto de partida de la visita de estado y que toda esa proliferación cultural nueva de Colombia como país moderno, ingenioso, que se proyecta a la globalidad viniera de la mano de más de cien artistas que estuvieron en Madrid en febrero. La nueva generación que aflora, en la medida en que vamos logrando la paz, está demostrando lo que es la Colombia del futuro.
—¿En qué museo colombiano han terminado las casi 700 piezas de arte precolombino confiscadas durante una operación contra el narcotráfico en 2003, que España le entregó el año pasado?
—Fue uno de los logros de los últimos meses, tras una operación conjunta conjunta entre la Fiscalía y la Policía de Colombia y España. Eran veinte siglos de la historia colombiana en esas piezas arqueológicas y logramos que fueran repatriadas y más adelante se hará una gran exposición en el Museo Nacional, en Bogotá.
—¿De qué etapa de su vida, como político, académico y embajador, está más satisfecho? ¿La más amarga fue quizá la de ministro de Justicia, tras las críticas por las condiciones carcelarias del narco Pablo Escobar, en la prisión conocida como La Catedral?
—Me ha tocado vivir dos momentos importantes de la historia reciente. Primero, mi participación en el proceso constituyente de 1991, que se dio a raíz del asesinato de Luis Carlos Galán. En 25 años, Colombia ha pasado de ser un país inviable, acorralado, asediado por la violencia, a mostrar hoy un país moderno, que ha respetado las reglas de juego de la democracia, con estabilidad macroeconómica y resultados de carácter social. El segundo momento, tras un tránsito por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es estar vinculado a esta nueva etapa del proceso de paz. Colombia demostró al mundo que, tras un momento en que estábamos perdiendo la batalla frente al crimen organizado, en el último cuarto de siglo invertimos por completo la ecuación y hoy hay un Estado fuerte contra el crimen organizado.
—¿Nunca visitó La Catedral, la prisión en la que estuvo Escobar?
—Nunca
«Nuestra cooperación policial y judicial es un modelo para la región»
—Los inversores valoran la seguridad jurídica, el respeto a las reglas de juego. En los últimos años se ha triplicado la inversión extranjera y el número de españoles en Colombia. Es difícil encontrar un mejor momento de las relaciones bilaterales. No hay otros países que muestren mayores resultados en materia de cooperación policial y judicial contra el crimen organizado que Colombia y España. Hay resultados semanalmente. Es un modelo para el resto de Iberoamérica.
—¿Con la crisis económica en España ha disminuido el número de colombianos residentes en este país? ¿Cuál es la tendencia tras el boom de emigrantes a principios de siglo?
—Como embajador he experimentado por una parte la consolidación de los emigrantes colombianos dentro de la sociedad española, una capacidad de incorporación que supone que muchos profesionales jóvenes están en el mercado laboral. Hay entre 500.000 y 600.000 colombianos en España, de los cuales la mitad tienen la doble nacionalidad. Noto su gran capacidad de compromiso con la forma en que este país está saliendo la crisis.
—¿Será una realidad en los próximos meses la exoneración del visado para los colombianos por parte de la Unión Europea?
—La decisión política ya la tomó el Parlamento Europeo, se han hecho todos los informes técnicos, falta solo el paso final, que es la adopción definitiva por parte de la Comisión Europea de eliminar el visado. Esperamos que se produzca en junio o en el segundo semestre, pero será en los próximos meses.