Francia
El vía crucis pendiente de Hollande
François Hollande ha perdido tres elecciones nacionales importantes, europeas, municipales y departamentales. Pero la serie negra podría no haber terminado
En 34 meses, François Hollande ha perdido tres elecciones nacionales importantes, europeas, municipales y departamentales. La serie negra no ha terminado, puede agravarse con las próximas elecciones regionales, previsiblemente desastrosas para el presidente, su partido, el PS, y su gobierno, víctima de una grave crisis de credibilidad.
Martial Foucault, director del Centro de Investigación Política de Sciences-Po (el centro de formación de las élites políticas francesas), resume la situación política del presidente Hollande de este modo: «Los diferentes sectores sociales que le dieron la victoria, el mes de mayo de 2012, se han alejado definitivamente. La izquierda socialista se considera traicionada. Los centristas que votaron contra Sarkozy estiman que Hollande no da la talla. Los escasos obreros que todavía votaron socialista votan ahora a la extrema derecha de Marine Le Pen».
Pascal Perrineau, profesor en Sciences-Po, llega a conclusiones muy semejantes: «Nos estamos alejando definitivamente del conglomerado sociológico que dio la victoria al candidato Hollande. El PS tiene una mayoría parlamentaria extremadamente frágil. Y el presidente se las ve y se las desea para preservar la unión de fachada de unas familias socialistas que solo están unidas por el miedo a perder el poder».
La catástrofe electoral de las elecciones departamentales ha agravado todas las divisiones de fondo, entre las familias socialistas y las familias de las izquierdas francesas, balcanizadas. Las elecciones europeas del verano de 2014 consumaron una ruptura histórica. Por vez primera en la historia política de Francia, el Frente Nacional (FN, extrema derecha) relegaba al PS al puesto humillante de tercera fuerza política nacional.
Las departamentales del 22 y el 29 de marzo ha confirmado esa tendencia. El PS fue votado en la segunda vuelta por 2.938.503 electores, cuando el FN fue votado por 4.108.404 electores y la UMP de Nicolas Sarkozy contó con el voto de 5.089.816 electores. El modelo electoral permite al PS «salvar algunos muebles». Pocos, los justos para salvar la cara de un desastre recurrente.
«Cambios de calado»
Las departamentales, por otra parte, «solo» han sido el «prólogo» de próximas catástrofes. Las elecciones regionales del otoño / invierno que viene se anuncian igualmente catastróficas. Todavía es muy pronto para intentar avanzar pronósticos de ningún tipo. Queda la evidencia, que Manuel Valls, primer ministro, ha resumido de este modo: «Estamos asistiendo a un cambio de gran calado del paisaje político nacional».
Las combinaciones y alianzas electorales podrán maquillar el vía crucis de fondo. Los modelos electorales franceses continúan favoreciendo a los grandes partidos, laminando a los partidos minoritarios. El partido de Hollande consiguió el domingo día 29 menos de 3 millones de votos, cuando la extrema derecha consiguió más de 4 millones y el centro derecha más de 5 millones. Esas relaciones de fuerza pueden agravarse los próximos meses.
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