La fiesta del rugby en Hong Kong

Se utiliza la excusa del deporte para hacer de él la mayor fiesta del año en la ciudad, antes, durante y, sobre todo, después de cada uno de los tres días que dura el torneo

La fiesta del rugby en Hong Kong afp

daniel cancela

Cuando uno se para a pensar las razones por las que escucha o conoce el nombre de Hong Kong, se le pueden venir a la cabeza unas cuantas, pero el deporte no es una de ellas. Sí, hay pasión por las carreras de caballos, pero por las apuestas y, como antiguo territorio británico que es, los bares se suelen llenar para ver partidos de la Premier League.

Sin embargo, una vez al año, durante el último fin de semana de marzo, Hong Kong se convierte en el centro del Universo del Rugby, y miles de fans peregrinan desde todas partes del mundo para presenciar el Hong Kong Sevens. El Sevens es un torneo de rugby a siete (una variedad de rugby que se caracteriza entre otras cosas por tener menos jugadores, ser mas dinámico y permitir mas carreras y anotaciones mas elevadas) que se enmarca dentro de las llamadas Sevens World Series, una liga mundial de selecciones nacionales que se disputan el título cada año durante nueve eventos celebrados en todos los rincones del planeta. Sin embargo, y a pesar de que la excolonia no tiene tradición alguna ni su equipo está entre los mejores, el Sevens de Hong Kong , que cumple este año su cuarenta aniversario, es el mas famoso y espectacular de todos los que se celebran.

El Hong Kong Stadium, impresionante recinto encajado entre las rocas de la isla con capacidad para mas de cuarenta mil personas, se queda cada año pequeño para un evento que es mucho mas que un acontecimiento deportivo o que, mejor dicho, utiliza la excusa del deporte para convertirse en la mayor fiesta del año en la ciudad, antes, durante y, sobre todo, después de cada uno de los tres días que dura el torneo. Los bares, hoteles y restaurantes de la ciudad esperan cada año con impaciencia la llegada de las hordas de aficionados, principalmente británicos y australianos, que se estiman que dejan en la economía local un beneficio de alrededor de trescientos millones de Hong Kong dólares, mas de treinta y cinco millones de Euros.

En palabras del diario británico «The Telegraph», el Sevens es una mezcla entre el Carnaval de Río y La Tomatina de Buñol con el telón del fondo del rugby practicado por las mejores selecciones del planeta. Al estadio la gente acude con disfraces y atuendos de todo tipo y con la intención de pasárselo bien. El ambiente es único dentro y fuera del recinto y, durante un fin de semana, Hong Kong parece que regresa a su pasado colonial y oculta su lado chino mas que nunca.

El deporte, por supuesto, tiene su importancia, y las selecciones que compiten no participan de la atmósfera festiva que rodea el evento. Son veintiocho los combinados nacionales (entre los que se encuentra el español) que desde ayer compiten en vertiginosos partidos de dos tiempos de siete minutos por el prestigioso título de campeón del Sevens, aderezado además este año por formar parte del los clasificatorios para los Juegos de Río del próximo año, donde el rugby a siete será por primera vez deporte olímpico.

Solo un combinado saldrá victorioso de este frenético fin de semana, y las apuestas dicen que el campeón deberá estar entre Fiji y Sudáfrica, dominadoras de las Series Mundiales este año, y Nueva Zelanda, actual campeón del torneo, y parece que va a estar reñido. Lo único seguro es que el lunes la ciudad se va a levantar con resaca, con un pingüe beneficio y con una mas que probable escasez de suministro de cerveza.

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