Una explosión derrumba un edificio en el East Village de Nueva York
La catástrofe se produjo en uno de los destinos nocturnos más populares de la ciudad. Toda apunta a que la explosión, que ha dejado al menos 19 heridos, se debió a una fuga de gas
«Escuché una explosión muy fuerte, salí y vi a gente herida, cubierta de negro por la ceniza, parecía una película de terror». Jimmy Carbone regenta uno de los mejores bares del East Village, Jimmy’s No. 43, y explica a ABC lo sucedido en el edificio que estalló en la tarde del miércoles en la Segunda Avenida de Nueva York, a la vuelta de la esquina de su negocio.
Se trata de un edificio bajo, de cinco alturas, fachada de ladrillo, escaleras de incendio de hierro, como cientos de edificios del East Village, una de las zonas más entretenidas de la ciudad.
Tras la explosión, el edificio ardió en llamas, que se propagaron al bloque contiguo. Los servicios de emergencia recibieron la primera llamada sobre el incidente a las 3.17 de la tarde (8.17 en España) y los edificios fueron pasto de las llamas durante al menos una hora más. Por el momento, se han confirmado 19 heridos, tres de ellos en estado grave, según explicó el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, en una rueda de prensa. Podrían ser más afectados, y todavía no se descarta que haya alguna víctima mortal.
El edificio que sufrió la explosión acabó por derrumbarse . En ese momento, ya habían llegado centenares de bomberos al lugar.
Al parecer, la explosión se debió a un escape de gas. Una investigación preliminar apunta a que trabajadores de una obra dañaron «un conducto de gas», según dijo una fuente policial a ‘The New York Post’.
Un representante de la compañía eléctrica Con Edison, Michael Clendenin, aseguró que varios edificios de la zona, incluidos los dos afectados por la explosión, habían llevado a cabo renovaciones desde el pasado mes de agosto. «Según nuestros datos, se habían hecho trabajos en este edificio: nuevos conductos de gas, cañería y otras cosas», dijo a ‘The New York Times’.
Tras la explosión se vieron escenas de pánico, con vecinos tratando de huir de las llamas por las escaleras de incendio y heridos tirados en las aceras. También algún cocinero de Sushi Park, el restaurante que está en los bajos del edificio que se derrumbó, con sangre en la cabeza y todavía con el mandil negro de su trabajo. Sushi Park era hasta la catástrofe un japonés muy frecuentado en la zona, conocido por sus ofertas de sushi a mitad de precio y jarras de cerveza, un favorito de los estudiantes de la Universidad de Nueva York, cuyo campus llega hasta estas calles. El edificio contiguo que ardió en llamas se llevó consigo a Pommes Frites, un local de patatas fritas para llevar, también muy popular.
«Parece que ya lo tienen todo bajo control. Pero no queda nada del edificio», explicaba Carbone desde los alrededores de la catástrofe, cerca de las seis de la tarde. Carbone, que vive también en la misma manzana, no sabía si iba a poder dormir en su casa. A primera hora de la noche, la zona seguía acordonada, debido a los escombros que expulsó el edificio al caerse. Lo que más le preocupaba es cuándo podría abrir su bar, un garito subterráneo especializado en cerveza artesanal, cuya parte trasera está a pocos metros de donde se produjo la explosión. Lo mismo que tendrán en la cabeza la decena de bares y restaurantes que podrían verse afectados en los alrededores, uno de los destinos nocturnos más populares de la ciudad.