Berlusconi gastó cinco millones de euros en las fiestas de «bunga bunga»

Cinco millones de euros se ha gastado Silvio Berlusconi en sus festines de «bunga bunga» en su residencia de Arcore en Milán. Sería ésta la cifra que habría dado en los últimos años a las chicas que asistían a lo que él llamaba «cenas elegantes». Todo un capital, aunque seguramente se trata de una menudencia para el multimillonaria Berlusconi, con un patrimonio de 7.400 millones euros, según la revista Forbes.

Solo en el 2010, entre sobres llenos de billetes, regalos, coches de lujo y regalos varios, Silvio Berlusconi para mantener el «bunga bunga» y sus chicas desembolsó dos millones y medio de euros, una demostración clara de que en Arcore se ejercitaba la prostitución. Las cifras, con los «regalos» a cada una de las jóvenes, han sido recopilados con detalle por la fiscalía de Milán en el proceso Ruby, del que Silvio Berlusconi ha resultado absuelto.

Su propio abogado, Franco Coppi, ha declarado que «las cenas no eran elegantes, pero los pecados no son delitos». Se ha reconocido que en el «bunga bunga» participaron decenas de prostitutas, entre ellas la menor de edad Ruby «Robacorazones», que se disputaban de todas las formas posibles, para obtener un regalo o remuneración superior, el «premio» de pasar la noche «con el presidente Berlusconi».

Las chicas del «bunga bunga» tenían bien aprendida la lección, porque la crisis agudiza el ingenio, como demuestran, por otro lado, los sitios web americanos «Sugar Daddy», que sirven para que se conozcan millonarios entrados ya en años y jóvenes atractivas. «SugarDaddyForMes» es el más conocido, con millones de usuarios, la mitad mujeres, algunas de las cuales ganan 60.000 dólares al año, excluidos regalos, cenas y casas a su nombre.

Su filosofía de vida es clara: ¿Para qué ejercer como prostituta cuando existen «Sugar Daddy» dispuestos a mantener a una «querida» joven como si fuera una reina? Todas las clientas de estos sitios web tienen algo en común: Hacen la distinción entre «prostituirse» y «ser pagadas por frecuentar un hombre», incluso si hacen sexo. Es decir, como las jóvenes del «bunga bunga».