entrevista al Director de la Luiss School of Government
Sergio Fabbrini: «Quitar poder a las regiones pondrá orden en el Estado italiano»
El reconocido profesor de Ciencia Política destaca que la corrupción de los políticos regionales ha superado a la de los nacionales
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La democracia italiana cambia y se moderniza. Por fin, después de un encendido debate que ha durado treinta años sobre la necesidad de una reforma constitucional que hiciera de Italia un país gobernable, el Parlamento ha dado el visto bueno al plan de Matteo Renzi para reforzar el gobierno central frente al regional y reducir el papel político del Senado. Es una reforma que supone un ahorro sustancial en los gastos del Estado.
Tras esta victoria política, facilitada por las divisiones de sus adversarios, el primer ministro Renzi ha comentado eufórico: «Italia será un país más libre y más justo». Así lo cree también Sergio Fabbrini , director de la Luiss School of Government y profesor de Ciencia Política en la prestigiosa Universidad Luiss Guido Carli, que explica a ABC las consecuencias de esta importante reforma.
—¿La reforma constitucional pone orden en el desorden que existía en las relaciones del Estado central con las regiones y los municipios?
—Así es. El desorden fue consecuencia de la reforma realizada en 2001 por el gobierno de Massimo D’ Alema. Entonces se traspasó a las regiones un considerable número de competencias. El centro izquierda pretendió así quitar el agua a los peces de una Liga Norte que era cada día más fuerte. Pero esta situación trajo conflictos constantes entre Roma y los gobiernos regionales en numerosas políticas: medio ambiente, energía, turismo, transportes, patrimonio… El Tribunal Constitucional se vio inundado de conflictos sobre competencias.
—Con la reforma se ha introducido una «cláusula de supremacía» que privilegia el interés nacional sobre el regional. ¿Se eliminará así en el futuro cualquier conflicto de Roma con las regiones?
—Sí, con esta reforma los gobiernos regionales quedan mucho más redimensionados. Hoy se ha creado en Italia un sentimiento muy crítico hacia las regiones, cosa que no existía hace diez años. Con la reforma de 2001, las regiones recibieron muchas competencias y han demostrado que no supieron utilizarlas. La corrupción de los políticos del ámbito regional ha superado a la corrupción de los políticos del ámbito nacional. Ha habido casos sistemáticos de abusos de fondos de dinero por políticos regionales que se valieron de una serie de competencias que ahora se les quitan.
«No funcionó el intento de la Liga Norte de crear la idea de nación en Veneto y Lombardía»
—¿Qué diferencias ve entre el regionalismo italiano y las autonomías en España?
—En España hay un elemento nacional-cultural. En Italia, la Liga Norte ha intentado crear la idea de nación en Veneto y Lombardía, pero no ha funcionado. En nuestro caso hay una fractura entre el norte y el sur con diferencias económico-sociales. Las regiones del norte no quieren sostener más a las del sur por razones económicas. Como sucede en Europa. Alemania no quiere pagar por los Estados del sur.
—La reforma constitucional del Senado y la cancelación de las provincias reduce drásticamente el coste de la política y supera el bicameralismo paritario, que era un caso único en la democracia occidental.
—El sistema parlamentario italiano se hizo para contener el conflicto con el Partido Comunista, se crearon dos Cámaras con las mismas funciones para que si los comunistas dominaban una Cámara, los anticomunistas pudieran equilibrar su poder en la otra. Se evitó una guerra civil. Era más importante tener a los comunistas en el Parlamento que en la calle. Pero continuar con un sistema creado para el periodo de la posguerra y la Guerra Fría, que terminó hace veinticinco años, no tenía sentido. Con ese sistema, los gobiernos eran débiles: en la primera República duraban una media de once meses, y el Gabinete de Prodi en 2006-2008 estuvo constituido por doce partidos. ¿Cómo se podía gobernar así?
—La reforma constitucional se completará con una nueva ley electoral, llamada Italicum. ¿Permitirá a Italia tener un gobierno fuerte?
—El nuevo sistema electoral permitirá que se llegue al «ballottaggio» (segunda votación) con dos partidos. No habrá gobiernos de coalición con pequeños partidos que pueden chantajear constantemente a los grandes partidos. Los gobiernos de la Eurozona deben tener gobiernos que sepan adoptar compromisos y honrarlos. Italia ha tenido tres ministros de Economía y Finanzas en los últimos tres años para ir Bruselas. Así no puede funcionar un país serio y grande.