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El otro Partido Demócrata de Obama

Los americanos saben que quien llegó a la Casa Blanca con la promesa de reparar las relaciones con los aliados las ha estropeado mucho más

El otro Partido Demócrata de Obama

por ramón pérez-maura

Históricamente el Partido Demócrata era el más afecto a la comunidad judía norteamericana. Y ello era así porque en su credo político iba inscrito el que los judíos poseen el derecho a tener un Estado y ese Estado –una democracia liberal– tiene el derecho a defenderse de los enemigos totalitarios que le rodean y que, además, en bastantes casos son también enemigos de los Estados Unidos. Todo eso se ha acabado en tiempos del presidente Obama. El año pasado una encuesta del Pew Research Center establecía que sólo el 39 por ciento de la izquierda demócrata apoya más a Israel que a los palestinos. Mientras que el 77 por ciento de la derecha republicana prefiere a Israel. Este partido de Obama ya no es el de Harry Truman, el nieto de Solomon Young, ni el del senador Daniel Patrick Moynihan, ni, por supuesto, el de Joe Lieberman, el candidato a vicepresidente con Al Gore en 2000. ¿Cómo ha llevado Obama a su partido a este punto?

En junio de 2010 la Administración Obama hizo aprobar en el Consejo de Seguridad la resolución 1929 que exigía a Irán detener todas sus actividades de enriquecimiento de uranio. Ahora la misma Administración respaldará el derecho de Irán a tener una capacidad industrial de enriquecimiento. Aquella misma resolución 1929 prohibía a Irán cualquier actividad relacionada con misiles balísticos. Irán ha seguido fabricándolos todos estos años y cuando Alí Jamenei, el líder supremo iraní desde hace 25 años, afirma que no están dispuestos a discutir de misiles balísticos con ningún extranjero, queda claro que no habrá acuerdo que la Administración Obama pueda alcanzar con Irán que impida la proliferación de ese arsenal iraní.

Fue John Kerry quien dijo que el acuerdo marco con Irán debía estar concluido en febrero, forzando así la fecha de la intervención de Benjamin Netanyahu ante el Congreso . Y la reacción de la Casa Blanca a ese discurso ha sido impropia de una Administración con más de seis años de experiencia. Primero le dijeron a Netanyahu que necesitaba permiso del propio Obama para aceptar la invitación del Congreso. Falso. Después Joe Biden, que como vicepresidente de la nación preside el Senado, anunció que no asistiría al discurso. Boicot al que se sumaron unos 60 congresistas. Y Obama no consintió ni la asistencia de su embajador en Israel. Inverosímil. Después John Kerry descalificó la política de Netanyahu en la región recordando que en 2003 apoyó la invasión de Irak. Pero se olvidó de mencionar que él mismo, John F. Kerry, apoyó esa guerra en el Senado de los Estados Unidos…

La manifiesta incompetencia de la Administración Obama dio al discurso de Benjamin Netanyahu ante el Congreso de los Estados Unidos una importancia pocas veces vista. La enumeración de las fallas existentes en la política de Obama obtuvo una repercusión demoledora para el presidente. Y los americanos saben hoy que quien llegó a la Casa Blanca con la promesa de reparar las relaciones con los aliados las ha estropeado mucho más. No sólo con Israel, sino con países como Arabia Saudí o Kuwait, atemorizados por la posibilidad de que Irán posea el arma nuclear.

Cuando el objetivo del inquilino de la Casa Blanca es Israel y las muestras de apoyo las recibe Irán, hay algo que el americano medio no entiende. Por mucho que nadie lo intente explicar.

El otro Partido Demócrata de Obama

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