«El Gobierno chino no quiere que recordemos a los desaparecidos del MH370»

Pekín intenta impedir los actos familiares por el aniversario de la misteriosa desaparición del vuelo de Malasia, del que aún no hay ni rastro

«El Gobierno chino no quiere que recordemos a los desaparecidos del MH370» efe

pablo m. díez

La vida de Cheng Liping, maquilladora de cine , se rompió hace doce meses. El 8 de marzo del año pasado, su marido, el actor de artes marciales Ju Kun, tomó el vuelo MH370 de Malaysia Airlines para regresar a Pekín desde Kuala Lumpur, donde había estado rodando la serie «Marco Polo». La mujer incluso recuerda la hora exacta en que hablaron por teléfono por última vez, «las once y dieciocho de la noche del 7 de marzo, poco antes de que despegara a las doce y cuarenta», porque desde entonces no ha vuelto a saber nada de él.

Junto a los otros 228 ocupantes del aparato, un Boeing 777-200ER, Ju Kun, de 33 años, sigue desaparecido en uno de los mayores misterios de la aviación. Por causas aún desconocidas, el MH370 cortó sus comunicaciones cuarenta minutos después de despegar y, cuando sobrevolaba el Golfo de Tailandia, se dio media vuelta, cambiando totalmente de rumbo. Según los satélites espaciales, siguió volando siete horas más hasta que, finalmente, cayó al Océano Índico, al oeste de Australia, al quedarse sin combustible. A 10.000 metros de profundidad, allí lo buscan cuatro barcos en una zona de 60.000 kilómetros cuadrados, el equivalente a dos veces la superficie de Cataluña. Sin hallar ni un solo resto del avión con sus equipos de sonar, estos buques han rastreado ya el 40 por ciento del área de búsqueda y continuarán trabajando hasta mayo.

Una llamada del Gobierno chino

«No pueden dejar de buscarlo; no solo por nuestros familiares, sino porque esto puede ocurrirle a cualquiera que vuele», advierte Cheng Liping ante el temor de que Australia, que dirige el dispositivo en colaboración con Malasia y China, suspenda las tareas si rastrea toda la zona y no encuentra el avión. «Tengo derecho a saber por qué mi marido tomó un vuelo y nunca regresó. Un avión no puede desvanecerse en la nada, debe haber restos en algún lugar», exige esta madre de dos hijos, de uno y dos años, que aún esperan a su padre.

Mientras conversa con ABC, recibe una llamada del Gobierno chino recomendándole que hoy domingo, cuando se cumple el aniversario de la desaparición del MH370, se quede en su casa y no acuda a la ceremonia de recuerdo que los familiares tienen previsto celebrar en el Templo de los Lamas. Temeroso de cualquier movilización ciudadana que afecte a la estabilidad social, el autoritario régimen de Pekín está intentando impedir que se reúnan para evitar así sus protestas.

«Hay algo político detrás de la desaparición del avión; creo que fue secuestrado y algún día será hallado», especula Yang Jingbo, de 53 años, quien perdió a su mujer, de 46, y a su hija, de 27. Destrozado por la tragedia, ha bajado 14 kilos y no puede dormir más de dos o tres horas cada día, pero ha venido desde Harbin hasta Pekín para el aniversario. «Ha pasado un año y seguimos sufriendo. Ya no puedo volver a tener una vida normal ni trabajar, pero no renunciaré a la esperanza de encontrarlas», confiesa furioso. Primero con el Gobierno de China por no poder honrarlas y luego con el de Malasia por decretar en enero que el MH370 sufrió un accidente y todos sus ocupantes murieron. «¿Cómo pueden declarar algo así sin pruebas?», se pregunta enojado.

«Aún no se lo he dicho a nuestro hijo»

A su lado, Chen Lei, nacido en la provincia de Liaoning hace 42 años, recuerda conmovido a su esposa, Zhang Yan, de 44, y cuenta que «aún no le he dicho a nuestro hijo, de once años, que su madre iba en el avión, pero él no hace más que preguntar cuándo volverá». Al igual que a otros familiares, asegura que el Gobierno chino «me ha aconsejado que coja el dinero de la indemnización y no venga a Pekín para participar en el homenaje a los desaparecidos», pero él se niega porque «eso sería vender a nuestros seres queridos».

«Tratan de ocultarnos algo», se queja enfadado Zhang Lishui, de 52 años, quien perdió a su hermana Lichin, de 43, que estaba de viaje de negocios en Malasia. «Para no matar del disgusto a nuestra madre, que tiene 85 años, le hemos dicho que ha tenido que marcharse a Estados Unidos, donde vive uno de sus hijos, para huir de un problema legal», resume el calvario por el que pasa su familia.

Indignado, Zhang Lishui recuerda que en septiembre, cuando exigía explicaciones a los responsables de la aerolínea, fue detenido por la Policía, que lo encerró una noche en comisaría separado de su hijo de seis años. Sin poder contener su rabia, relata que «Malaysia Airlines nos ha ofrecido 50.000 dólares (45.600 euros) como anticipo de la indemnización, pero no queremos dinero, sino que encuentren el avión».

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