XII Asamblea Popular China

China se aferra al modelo de socialismo autoritario sin concesiones a la democracia

Arranca la Asamblea Nacional con el objetivo de seguir avanzando al libre mercado pero sin hacer concesiones políticas

China se aferra al modelo de socialismo autoritario sin concesiones a la democracia efe

pablo m. díez

Poco antes de que el primer ministro chino, Li Keqiang, proclamara ante la Asamblea Nacional Popular que «las penalidades de la gente común constituyen para el Estado asuntos primordiales», una desvalida anciana era detenida en los controles de seguridad de Tiannanmen, una de las pocas plazas del mundo a las que se accede tras pasar por unos arcos detectores de metales. La pobre mujer no era una turista, pero tampoco una terrorista. Era una peticionaria, como se conoce en China a la legión de agraviados por las injusticias sociales del régimen que acuden a protestar a Pekín siguiendo una antigua tradición imperial.

Por desgracia para ella, ya estaba fichada y las alarmas saltaron en cuanto un policía pasó su carné por la pequeña máquina de identificación con que controlaba la entrada en la plaza de Tiananmen. Tras registrar su bolso, los agentes encontraron ocultos en su ropa los panfletos que quería lanzar allí aprovechando la apertura de la Asamblea, el Parlamento orgánico del régimen chino, en el contiguo Gran Palacio del Pueblo, rodeado de militares y policías. Mientras a empellones trataban de quitarle los papeles, los agentes gritaban a este corresponsal, justo detrás, y a otros transeúntes para que se alejaran. Pataleando en el suelo, la anciana lloraba desconsolada.

Minutos después, ante los casi 3.000 diputados de la Asamblea – casi todos del Partido Comunista –, el primer ministro Li Keqiang aseguraba que «el único camino para construir un país es la prosperidad de su pueblo» y defendía el «socialismo con características chinas» del régimen. Un auténtico capitalismo salvaje, controlado por el Estado, que se ha abierto a la economía de mercado pero sigue rechazando, cada vez con más ímpetu, los valores políticos que defienden las democracias occidentales, como las libertades individuales, un sistema electoral multipartidista y la separación de poderes.

«Este es el año clave en la profundización integral de la reforma, en el impulso integral a la gobernación del país según la ley, y en la estabilización del crecimiento y el reajuste estructural», señaló Li Keqiang en su alocución de casi dos horas. Siguiendo la teoría de las «cuatro reformas integrales» recién alumbrada por el presidente Xi Jinping, el régimen chino se ha propuesto construir una sociedad moderadamente próspera, acelerar los cambios económicos, mejorar el imperio de la ley y reforzar la disciplina del Partido Comunista.

Sin embargo, el discurso el primer ministro se centró en lo económico más que en lo político. «El rumbo de la reforma está dirigido a hacer valer el papel decisivo del mercado en la distribución de los recursos», propugnó Li Keqiang, quien abogó por potenciar la iniciativa privada «para estimular el consumo de las masas».

Pero el primer ministro también reconoció la creciente inestabilidad social porque «las masas aún se encuentran descontentas con muchos aspectos de la asistencia médica, la atención a la tercera edad, la vivienda, el transporte, la educación, la distribución de los ingresos, la seguridad de los productos alimenticios, el orden público y la contaminación».

Además de marcar sus objetivos políticos, económicos y sociales para este año, el Gobierno central presentó sus presupuestos, donde los gastos militares son los más cuantiosos al subir un 10,1 por ciento y alcanzar los 886.898 millones de yuanes (129.105 millones de euros). A ellos se suman las partidas en seguridad, que ascienden a 154.192 millones de yuanes (22.445 millones de euros). Por su parte, la seguridad social y el empleo se llevan 72.930 millones de yuanes (10.616 millones de euros), la educación 135.151 millones de yuanes (19.673 millones de euros), la sanidad 11.019 millones de yuanes (1.604 millones de euros), la ciencia y tecnología 275.725 millones de yuanes (40.127 millones de euros), las comunicaciones y transportes 80.689 millones de yuanes (11.745 millones de euros), el medioambiente 29.125 millones (4.239 millones de euros) y la agricultura 66.062 millones de euros (9.616 millones de euros).

Todo ello, como concluyó Li Keqiang, con el fin de construir «un país socialista, moderno, próspero, poderoso, democrático, civilizado y armonioso». Pero con características chinas.

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