Mijaíl Kasiánov: «Putin debería irse antes de que haya un colapso económico total»
Líder del partido de Boris Nemtsov, fue primer ministro de Putin, quien se deshizo de él por demasiado liberal. Hoy cree que la crisis acabará barriendo al actual poder ruso
El asesinado Borís Nemtsov copresidía junto al ex primer ministro ruso, Mijaíl Kasiánov, la principal coalición opositora de tinte liberal de Rusia. Kasiánov se ha quedado ahora solo al frente de la formación. Vladímir Putin le confió el Gobierno nada más llegar al poder, pero le destituyó en 2004 por parecerle demasiado reformista. A Kasiánov ni siquiera le permitieron concurrir como candidato a las presidenciales de 2008.
-¿En qué círculos cree usted que hay que buscar al asesino de Nemtsov?
-Hay que buscarlo entre quienes apoyan la agresión contra Ucrania y, en general, entre los seguidores de la política agresiva que encabeza hoy el poder en Rusia.
-Dijo usted el domingo en la manifestación que lo sucedido con Nemtsov cambiará la conciencia de los rusos. ¿En qué sentido?
-Lo que está sucediendo en Rusia en los últimos meses está obligando a la gente a replantearse su postura en relación con el poder. Es decir, si antes consideraban aceptables muchas cosas o cerraban los ojos ante ellas, ahora, viendo las consecuencias de esa pasividad, por ejemplo ante el asesinato de Nemtsov, están empezando a comprender que hay actitudes por parte de las autoridades que no son aceptables.
-¿Se refiere usted al clima de odio que se incita desde el poder y los medios de comunicación?
-Sí, estamos ante una intensa campaña de propaganda muy dura contra Occidente, contra los dirigentes ucranianos, a los que se tacha de fascistas. Desde el Kremlin nos tratan de convencer de que Rusia está rodeada de enemigos por todas partes. Y mucha gente empieza a comprender que esta propaganda produce en ciertas personas desequilibradas reacciones muy agresivas.
-Pero no es solamente propaganda, se están creando plataformas de acción contra la oposición como el movimiento «Antimaidán».
-En efecto, en todos los mítines y manifestaciones convocadas últimamente por el Kremlin sus asistentes piden acabar con la «quinta columna», con la oposición democrática, con nosotros. Nos acusan de traidores, porque Putin así nos ha calificado. Significa que el presidente ruso propicia esta atmósfera de odio.
-¿No puede esto hacer que cunda el miedo y perjudique el movimiento opositor?
-No, yo creo que la oposición seguirá avanzando, aumentando su influencia y el movimiento de protesta se intensificará.
-¿Pero ante este desafío, no cree que lo más probable es que el poder se vuelva todavía más represivo?
-Sí, es posible. Este es uno de los escenarios que nosotros contemplamos y de ello hace tiempo que nos vienen advirtiendo las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos. Ellos visitan a los presos en las cárceles, conocen bien los pasillos de los órganos de Justicia y orden público y tienen una percepción más exacta del clima que reina dentro del poder. No obstante, nosotros pensamos que la cúpula rusa debe darse cuenta de que se encuentra en un callejón sin salida y la única forma de escapar es cesando toda esta propaganda y convocando unas elecciones realmente libres. Es la única forma de evitar que aquí se produzca una revuelta como en Ucrania.
-Pero aquí ahora no parece que haya ánimos de organizar un Maidán.
-De momento, la gente aguanta lo que está pasando, pero la paciencia no va a ser eterna. Tarde o temprano se producirá un desenlace que no vaticina nada bueno. Nosotros no queremos violencia, por eso, exigimos a las autoridades que respeten la Constitución.
-¿Cree que el empeoramiento de la situación económica podría favorecer las protestas? ¿Qué pronóstico hace usted?
-La economía del país está en una situación muy grave debido a la política en esta materia llevada a cabo por Putin. Pero se ha agravado por las sanciones contra Rusia por Crimea y la guerra en el este de Ucrania. También a causa del descenso del precio del petróleo. Nuestra economía hace tiempo que no funciona, aunque todavía quedan recursos financieros. Lo malo será dentro de unos seis meses o un año, cuando, en la actual perspectiva de recesión, nos tendremos que enfrentar a serios problemas presupuestarios. El poder actual en Rusia tiene todavía la oportunidad de irse mientras no se produzca el colapso económico total. Cuando surjan los problemas en la esfera social y no haya dinero para pagar pensiones y salarios los que saldrán a la calle serán no sólo los demócratas, sino muchos más.
-¿Cree usted que el actual plan de paz para Ucrania funcionará? ¿Podemos decir que se ha acabado ya la guerra?
-Me gustaría creer que no se reanudará la guerra, pero, por el momento, no veo talante en Moscú para que el conflicto se vaya a resolver de forma pacífica. Para eso habría que detener la ayuda a los bandidos de Donetsk y Lugansk y retirar de allí a las fuerzas rusas. En esa dirección no veo que se estén haciendo esfuerzos. Cualquier compromiso no se puede conseguir en perjuicio del pueblo ucraniano, que no tiene la culpa de nada ni tenemos por qué castigarle. Cualquier concesión a Putin supone eso, un castigo para los ucranianos. Lo único que quieren es vivir en un país libre y ser ellos, sin injerencia de nadie desde fuera, quienes definan su futuro. Castigarles por eso es amoral.
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