Atenas retrasa su plan de reformas ante las divergencias dentro de Syriza

Diputados del partido bávaro, aliado de Merkel, amenazan con bloquear los préstamos a Grecia

Atenas retrasa su plan de reformas ante las divergencias dentro de Syriza efe

e. serbeto/a. jerez

Grecia anunció anoche que no podía cumplir su promesa de enviar ayer mismo la lista con sus propuestas para llevar a cabo los objetivos de consolidación fiscal que le exigen sus socios de la zona euro, pero prometió hacerlo a primera hora de hoy para que por la tarde los ministros de Finanzas pudieran celebrar una reunión por teleconferencia para dar, si fuera el caso, su visto bueno. El retraso ha sorprendido a medias a la Comisión Europea, que ha estado trabajando todo el fin de semana con las autoridades griegas y que por eso mismo ha sido testigo de las tensiones que la elaboración de este documento está causando en la coalición que sostiene al propio gobierno griego.

La portavoz de la Comisión, Mina Andreeva, reconoció que «hay documentos circulando» entre Atenas y Bruselas, Fráncfort y Washington, pero no ha llegado a constituirse una lista de tareas completa que pueda ser sometida a la consideración conjunta de lo que ahora se llama «las instituciones». En efecto, las reglas indican que la Comisión, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) tienen que hacer una primera evaluación de este plan de acción para certificar que las reformas que propone Atenas son apropiadas y creíbles para reemplazar las medidas previstas inicialmente en el plan de rescate.

En Atenas , el gobierno populista lucha por conjugar el realismo que le imponen sus socios con las presiones de sus bases más radicales, que han tomado el resultado del Eurogrupo del viernes como una claudicación y no como una victoria táctica, como lo definió Tsipras el pasado sábado. La Comisión Europea ha prometido ser todo lo flexible que pueda, pero a cambio la lista «tiene que ser ambiciosa, financieramente realista» y tener en cuenta los compromisos asumidos por el país. El comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, recordó ayer a una televisión francesa que «el anterior gobierno asumió compromisos no en su nombre personal, sino en el del Estado griego».

Tampoco están mucho más calmadas las posiciones en Alemania. Una palabra sigue gobernando el discurso del Ejecutivo de Merkel respecto a la situación en Grecia : «No». Si bien algunas voces socialdemócratas mostraron una cara más dialogante con el nuevo Gobierno de Syriza durante la semana pasada, el ministro de Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, dejó ayer clara su postura en una entrevista con el tabloide «Bild Zeitung»: «Tenemos algo de tiempo para respirar, pero de ningún modo hemos llegado a una solución. Hablando claro: Alexis Tsipras tiene ahora que explicar a la UE cómo pretende cumplir con las legítimas expectativas de los acreedores», dijo Steinmeier poniendo en evidencia que Berlín será inflexible con las propuestas que lleguen de Atenas a cambio de dar luz verde a un eventual nuevo tramo de créditos.

Uno de los temas destacados de la reunión de Gobierno celebrada ayer por la tarde en Berlín fue precisamente la crisis de deuda helena. Las cúpulas de los tres partidos que forman la Gran Coalición (democristianos de la CDU, socialcristianos del partido bávaro CSU y socialdemócratas del SPD) abordaron las reformas que Atenas tiene que presentar, puesto que el Bundestag tendrá que votar al respecto muy probablemente el próximo viernes.

Algunos parlamentarios de la formación bávara, hermana del partido de Merkel, la CSU, ya han amenazado con bloquear en esa votación. «Tras la petición de más ayudas, está claro que el gobierno griego quiere recibir más dinero pero sin contrapartidas. Y eso no es serio. Grecia ya no tiene tiempo para ese tipo de juegos. Sus socios no pagarán las promesas electorales de Syriza», dijo el diputado socialcristiano Hans Michelbach, quien incluso criticó al ministro de Finanzas alemán, el democristiano Wolfgang Schäuble por no defender más intensamente los intereses de los contribuyentes alemanes. Con todo, el Gobierno de Merkel no parece preocupado por las amenazas socialcristianas, que parecen más un póker de tintes electorales que otra cosa. «La aprobación de ese nuevo tramo de créditos dependerá del contenido de las propuestas de reformas del nuevo Gobierno de Syriza», dijo un portavoz del ministerio de Finanzas germano, en un claro mensaje a Alexis Tsipras y los suyos.

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