El presidente Vladímir Putin salta por encima de los acuerdos de Minsk

Moscú rechaza el despliegue de tropas de paz en su frontera con Ucrania

El presidente Vladímir Putin salta por encima de los acuerdos de Minsk reuters

rafael m. mañueco

Mientras, por un lado, propicia acuerdos de paz, habla casi a diario por teléfono con sus colegas occidentales y exige el cumplimiento del alto el fuego; por otro, envía armas y hombres a los separatistas de Donetsk y Lugansk. El presidente ruso, Vladímir Putin, que continúa asegurando que su país no tiene nada que ver con la guerra en el este de Ucrania, admite que no hay otra vía para desactivar el conflicto que la negociación, pero ve normal y justifica que las milicias rebeldes revienten Debáltsevo en plena vigencia de una tregua acordada hace tan sólo una semana. Ayer mantuvo otra conversación telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel, y sus homólogos francés y ucraniano, François Hollande y Piotr Poroshenko, para «tratar de salvar» los acuerdos de paz después de la flagrante violación del alto el fuego protagonizada en Debáltsevo por sus protegidos prorrusos.

Los cuatro mandatarios, según el comunicado emitido por la Presidencia francesa, coincidieron en la necesidad de que se respete la tregua «rigurosamente y sin excepciones», constataron «rupturas» de ese alto el fuego que, al parecer, serán investigadas; acordaron intensificar los esfuerzos para que los observadores de la OSCE puedan cumplir su labor de verificación, y discutieron sobre la propuesta planteada por Poroshenko de desplegar «cascos azules» de la ONU en la línea de separación de los beligerantes y en la frontera entre Rusia y las regiones de Donetsk y Lugansk. Pero lo cierto es que Moscú ha justificado oficialmente la toma de Debáltsevo. El ministro de Exteriores ruso, Seguéi Lavrov, declaró el miércoles que «la línea real de alto el fuego pasa fuera de los límites de Debáltsevo, ya que ese área está controlado por los rebeldes».

Fuerzas de la ONU

Ahora, la nueva proposición puesta sobre la mesa para evitar que continúe el derramamiento de sangre consiste en desplegar un contingente de paz europeo con mandato de Naciones Unidas. «El mejor formato para nosotros sería una misión policial de la Unión Europea. Sería el garante más eficaz de la seguridad en una situación en la que la palabra paz no es respetada ni por Rusia ni por aquellos a los que apoya», dijo Poroshenko ayer de madrugada presidiendo una reunión del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania. Excluyó categóricamente que Rusia pueda tomar parte en esa fuerza.

Pero la idea no ha caído bien en Moscú ni gusta a los separatistas, al menos en lo que se refiere a la vigilancia de la frontera con Rusia, que es por donde reciben apoyo militar. El representante ruso ante la ONU, Vitali Churkin, cree que la iniciativa «constituye un intento de destruir los acuerdos de Minsk». Lo mismo opina el dirigente separatista de Donetsk, Denís Pushilin. «Desplegar tropas de paz en la frontera ruso-ucraniana va en contra de la hoja de ruta para el cumplimiento de los acuerdos».

Hasta ahora, los intentos de poner fin a la guerra, apelando a Putin como elemento capaz de influir en los rebeldes prorrusos, sólo ha conducido a que Kiev pierda cada vez más territorio. Las autoridades ucranianas están convencidas que el próximo paso que darán los separatistas será tratar de tomar la estratégica ciudad portuaria de Mariúpol, en el mar de Azov.

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