La ingeniería financiera de Sócrates

Su ex mujer, Sofia Fava, es la persona clave en la extensa red de corrupción que supuestamente organizó el exprimer ministro socialista

La ingeniería financiera de Sócrates afp

francisco chacón

Brazos en alto, la mirada en el horizonte, eufórico por poner en marcha «el socialismo moderno del siglo XXI en Portugal»… Así se mostraba exactamente José Sócrates hace exactamente una década.

Llegó al poder con la aureola de ser el «Rodríguez Zapatero» de Lisboa, pero hoy continúa encerrado en la cárcel de Évora. La prisión preventiva se alza como una espada de Damocles sobre sus espaldas, pues existe riesgo de fuga. Y las pruebas en su contra se acumulan.

Su ex mujer, Sofia Fava, se encuentra en el ojo del huracán. Era ella la encargada de gestionar, en compañía de su amigo Carlos Santos Silva, propiedades y sumas de dinero cuyo beneficiario era, en realidad, el ex primer ministro socialista. Es decir, otorgaba apariencia de legalidad a las operaciones.

La Fiscalía tiene en su poder documentos sospechosos de haber sido falsificados y un revelador intercambio de mensajes de correo electrónico.

Otras cuatro mujeres de entre los allegados a la pareja se encuentran también implicadas.

Sofia Fava se encargaba de pagar el alquiler del piso en París donde residía uno de sus dos hijos. Por detrás, el propio Sócrates desviaba fondos para esos y otros muchos gastos, además de la casa valorada en tres millones de euros que adquirió en la capital francesa, hasta donde viajaba en automóvil su antiguo chófer para darle en mano los fajos de billetes.

La primera intervención ‘extraña’ de la ex esposa se registró en 2011, cuando vendió un piso en Lisboa por 400.000 euros, un precio manifiestamente sobredimensionado para una vivienda que estaba tasada en 250.000. Los indicios apuntan a que el coste extra se destinaba a blanqueo de capitales. Y, al parecer, fue sólo la primera de una serie de actuaciones similares.

También se hizo con una finca en el Alentejo, con una cuota de hipoteca de 4.700 euros al mes que Sofia Fava pagaba a una empresa a nombre de Santos Silva. De nuevo, según retratan las pruebas reunidas, Sócrates se encontraba detrás del montaje: redondeaba la cantidad y le entregaba 5.000 euros cada 30 días.

Mentras tanto, un colectivo de ciudadanos ha organizado una vigilia nocturna este fin de semana frente a la cárcel de Évora. Con velas y como si se tratara de un ritual, tienen previsto desafiar al frío para mostrar su solidaridad con el ex primer ministro, quien todavía encandila a los más incondicionales del socialismo portugués. De hecho, le visitó recientemente el histórico Mário Soares a sus 90 años.

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