El Consejo de Seguridad estudia cómo actuar en el caos libio
La matanza de coptos egipcios no rompe el actual consenso, partidario de una solución política y no militar
La inestabilidad en Libia se ha convertido en la última gran preocupación de la comunidad internacional. El país, sumido en conflictos entre milicias rivales desde el derrocamiento de Mohamed Gadafi en 2011, con dos gobiernos enfrentados —el de Trípoli, dominado por milicias rebeldes, y el de Tobruk, apoyado por la comunidad internacional— y al borde de la guerra civil, se ha convertido en el caldo de cultivo para la expansión del yihadismo.
El ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Paolo Gentiloni, aseguró que hay riesgos «evidentes» de una fusión entre el Estado Islámico (EI) y algunas milicias locales. El pasado fin de semana, el EI difundió un vídeo que mostraba la decapitación de 21 cristianos coptos egipcios, capturados en Libia por los yihadistas.
Como respuesta, la aviación egipcia bombardeó el pasado lunes posiciones de milicias extremistas relacionadas con el EI, en una acción que contó con el respaldo de los países de la Liga Árabe, excepto Qatar.
Gentiloni defendió que «la única solución a la crisis libia es política» y desechó embarcarse en «aventuras y mucho menos cruzadas».
Italia, junto con España, EE.UU., Alemania, Francia y Reino Unido , emitieron ayer un comunicado en el que defendían una solución política que pase por la creación de un «Gobierno de unidad nacional».
Precisamente esos son los esfuerzos que lidera el enviado especial de Naciones Unidas en Libia, el diplomático español Bernardino León , que ayer tenía previsto informar de la situación en el país al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, convocado de urgencia.
Algunos de los miembros permanentes del órgano más decisivo en la comunidad internacional habían mostrado cierto apoyo a una posible resolución sobre Libia, como EE.UU. y Rusia, sobre todo tras las presiones de Egipto por la matanza de sus ciudadanos.
Postura árabe
El ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Sameh Shukri , expuso las principales líneas de la resolución que defendería su país, en coordinación con los países árabes: levantar la restricción de suministro de armas al Gobierno de Tobruk, endurecer esas mismas restricciones para los grupos terroristas en Libia, apoyo a un proceso de unidad política en Libia y acabar con la ocupación de Trípoli por parte de milicias, que deberán desaparecer y ser desarmadas.
Su presidente, Abdelfatah Al Sisi , llegó a asegurar el martes en una entrevista en la radio que la manera de acabar con los islamistas radicales en Libia era formar una coalición internacional respaldada por Naciones Unidas.
Ayer, sin embargo, Egipto negaba la posibilidad de cualquier intervención militar internacional en Libia , como aseguró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Badr Abdelati. «El proyecto de resolución árabe pretende consolidar al Gobierno legítimo libia para ejercer su misión de luchar contra el terrorismo, devolver la estabilidad al territorio, acabar con los grupos terroristas y recuperar la seguridad», dijo Abdelati.
La propuesta fue presentada por Jordania, el único país árabe con presencia en estos momentos en el Consejo de Seguridad.