El Ejército nigeriano asegura haber acabado con «300 miembros» de Boko Haram
De forma paralela al anuncio, que no pudo ser verificado de manera independiente, al menos 37 civiles perdían la vida en un bombardeo militar
Guerra de cifras para unos números que solo restan. Al menos 37 civiles han perdido la vida en la frontera entre Níger y Nigeria después de que un aeroplano militar lanzara una bomba durante una operación conjunta contra la milicia islamista de Boko Haram. Los fallecidos, confirmados por fuentes locales, habían acudido a un entierro en la localidad de Abadam, cuya liberación de manos de los yihadistas fue anunciada a comienzos de mes. Por ello, se desconocen las razones del ataque.
De forma paralela a la masacre (sobre la que han rehusado realizar comentario alguno los portavoces militares de ambos países), el mando castrense de Nigeria anunciaba la muerte de al menos 300 yihadistas y la recaptura de hasta once ciudades del noreste del país desde el inicio de la semana. Ninguna de estas afirmaciones pudo ser verificada de manera independiente.
«Numerosas armas y equipamiento militar fueron capturadas y destruidas», reconocía el portavoz del Ejército nigeriano, Chris Olukolade.
En los últimos tiempos, los esfuerzos regionales por acabar con Boko Haram caminan de forma paralela, eso sí, a unos números (ofrecidos por las propias fuerzas militares) demasiado perfectos y redondos. Por ejemplo, el 4 de febrero el Ejército de Chad confirmaba la muerte de hasta 300 miembros del grupo islamista en un solo operativo lanzado en la localidad de Gamboru. Cifras similares a las compartidas por fuentes marciales de Nigeria ( 200 islamistas fallecidos el 10 de enero tras la masacre de Baga ) o las Fuerzas Armadas de Camerún («entre 200 y 300 rebeldes» perdían la vida el 12 de enero en una acción armada en la ciudad de Kolofata, según el ministro de Información, Issa Tchiroma).
Teniendo en cuenta que las estimaciones más realistas establecen el núcleo duro de Boko Haram entre los 4.000 y 6.000 miembros, de ser cierto, solo en el último mes las fuerzas islamistas se habrían reducido entre un 20-25% (a pesar de la evidentes muestras de auto-regeneración que siempre han ofrecido los insurgentes).
Situación indefensa
A estas cifras más que dudosas se une, como en el caso de la reciente matanza de civiles, la indefensa situación del pueblo nigeriano. Ya finales de 2012, Amnistía Internacional denunciaba las «graves violaciones de derechos humanos» en la guerra contra la milicia islamista Boko Haram.
En el informe -«Nigeria: Trapped in the cycle of violence»-, la organización condenó entonces la detención arbitraría sin cargos de «cientos de personas acusadas de vínculos con Boko Haram», así como«las ejecuciones extrajudiciales o desapariciones forzosas» llevadas a cabo por las fuerzas armadas. Entonces recordaba a las dos partes en conflicto que «hay un círculo vicioso de violencia actualmente en Nigeria» y «el pueblo nigeriano está atrapado en medio».
