guerra en ucrania

Combates calle por calle en el frente de guerra ucraniano

Los prorrusos no están dispuestos a detener el fuego hasta que conquisten la ciudad de Debáltsevo

Combates calle por calle en el frente de guerra ucraniano reuters

rafael m. mañueco

Si los rebeldes prorrusos del este de Ucrania enterraron los acuerdos de alto el fuego alcanzados en septiembre (Minsk-1) por su empeño en arrebatar a las fuerzas ucranianas el aeropuerto de Donetsk, ahora parecen proponerse que fracase también el plan de paz pactado el pasado jueves (Minsk-2).

Esta vez la manzana de la discordia es el estratégico nudo de comunicaciones de Debáltsevo, ciudad contra la que las milicias separatistas desencadenaron una potente y cruenta ofensiva. Desde que a mediados de enero la situación volvió a agravarse, las tropas ucranianas habían logrado repeler todos los ataques lanzados contra Debáltsevo. Pero después fueron cercados no sólo en la propia villa, sino también en un área que incluye las localidades vecinas de Uglegorsk, Chernújino y Nikíshino. Pese a la firma de los acuerdos de paz y la entrada en vigor del alto el fuego el pasado domingo, tanto Moscú como los insurgentes recalcaron que los más de 6.000 militares ucranianos allí cercados deberían deponer las armas. Es más, los separatistas llegaron a decir que Debáltsevo «está fuera de los acuerdos de Minsk» por ser territorio propio, por ser «territorio interno».

Este mismo argumento fue esgrimido ayer por Denís Pushilin, que ahora representa a los rebeldes de Donetsk en las reuniones del Grupo de Contacto. Según Pushilin, las milicias prorrusas atacaron Debáltsevo por una cuestión «moral». «No teníamos derecho a hacer otra cosa (...) había que responder a los disparos hde los ucranianos– y destruir sus posiciones de tiro».

La batalla fue encarnizada. Los combates se libraron calle por calle, casa por casa. Los prorrusos aseguran haber causado a las tropas de Kiev «decenas de bajas» y sostienen que unos 300 soldados ucranianos se entregaron. Las televisiones rusas mostraron a algunos prisioneros ateridos de frío y demacrados tras el largo asedio.

Juntos a ellos, el autoproclamado líder de la República Popular de Donetsk, Alexánder Zajárchenko, les garantizaba que respetarán sus vidas y les advertía: «Los de Kiev os han dejado solos, os han traicionado. No sois nadie para ellos». Zajárchenko, por cierto, resultó ayer herido en un pierna, mientras dirigía a sus hombres en Debáltsevo.

Eduard Basurin, jefe militar, mano derecha de Zajárchenko, afirmó que sus fuerzas controlan ya «el 80% de Debáltsevo», lo que fue desmentido por las autoridades ucranianas. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania (SNBO), Andréi Lisenko, insistió: «Nuestros militares mantienen sus posiciones». Si bien admitió que han sido hechos prisioneros algunos militares ucranianos, negó rendiciones masivas.

Escalada de la violencia

Desde la Presidencia ucraniana se denunció lo que consideran una violación en toda regla de los acuerdos de Minsk. «Lamentablemente, ni Rusia ni las llamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk están respetando el alto el fuego», lamentó Valeri Chali, jefe de la Administración del presidente Poroshenko. A juicio de Chali, la violación de la tregua «conducirá a una mayor escalada de la violencia y, evidentemente, a un giro en la situación».

Se da la circunstancia de que, ayer mismo, antes de que los separatistas atacasen Debáltsevo, los dos bandos estaban preparando una reunión para consensuar el segundo punto del plan de paz, la retirada del armamento pesado de la línea de frente. Los rebeldes declararon tener intención de proceder al repliegue, siempre y cuando se lleve a cabo de forma simultánea con las fuerzas ucranianas.

El portavoz del Gobierno germano, Steffen Seibert, informó ayer de que la canciller Merkel, habló por teléfono con los presidentes de Rusia y Ucrania, Vladímir Putin y Petro Poroshenko, sobre los «pasos concretos» a dar en adelante para que la OSCE no tenga obstáculos a la hora de supervisar el cumplimiento de la tregua. De momento, los insurgentes no ha permitido a los observadores de la OSCE acceder a Debáltsevo.

Combates calle por calle en el frente de guerra ucraniano

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