Las cifras demasiado redondas sobre Boko Haram

El Gobierno de Níger confirma la detención de hasta 160 simpatizantes de la milicia, mientras crecen en la región los anuncios sobre presuntas operaciones exitosas contra el grupo yihadista

Las cifras demasiado redondas sobre Boko Haram afp

EDUARDO S. MOLANO

Hay una máxima del sentido común que invita a la desconfianza en las cifras cuando éstas son demasiado perfectas. Más aún, si existen intereses particulares en su redondeo.

A comienzos de semana, el Gobierno de Níger anunciaba la detención de hasta 160 simpatizantes de la milicia islamista de Boko Haram en su territorio. Los arrestados, presuntamente, habían colaborado en diversos ataques a la región fronteriza de Diffa el pasado 6 de febrero. De forma paralela, en palabras del mando nigerino, al menos 80 presuntos miembros de Boko Haram fueron aniquilados en la localidad de Maroua, al sur del lago Chad, en el intrincado cruce de caminos donde confluyen Nigeria, Níger, Camerún y la propia Chad.

Pese a lo elevado de los guarismos, estos no son una excepción. En las últimas semanas, por ejemplo, el Ejército de Chad ha confirmado la muerte de hasta 300 miembros del grupo islamista (4 de febrero) en un solo operativo lanzado en la localidad de Gamboru. Cifras similares a las compartidas por fuentes marciales de Nigeria (200 islamistas fallecidos el 10 de enero tras la masacre de Baga) o las Fuerzas Armadas de Camerún ( «entre 200 y 300 rebeldes» perdían la vida el 12 de enero en una acción armada en la ciudad de Kolofata, según el ministro de Información, Issa Tchiroma).

Teniendo en cuenta que las estimaciones más realistas establecen el núcleo duro de Boko Haram entre los 4.000 y 6.000 miembros, a la vista de estos informes, solo en el último mes las fuerzas islamistas se habrían reducido entre un 20-25% (a pesar de la evidentes muestras de auto-regeneración que siempre han ofrecido los insurgentes). O no.

Es cierto que los esfuerzos regionales parecen al fin unidos (los Gobiernos de Nigeria, Camerún, Chad, Benín y Níger establecían recientemente un contingente militar compuesto de 7.800 soldados para combatir a la milicia) y que incluso confían en acabar con Boko Haram antes de fin de marzo .

Sin embargo, un breve vistazo a la hemeroteca de las relaciones públicas castrenses basta para vislumbrar otras presuntas operaciones similares con centenares de bajas en las filas islamistas, nunca confirmadas de manera independiente (en septiembre de 2014, por ejemplo, el comando militar nigeriano anunciaba la rendición de hasta 260 yihadistas al noreste del país).

De igual modo, la actuación del Ejército de Nigeria es cierto que siempre provocó ciertas dudas éticas. En este sentido, a finales de 2012, Amnistía Internacional denunciaba las «graves violaciones de derechos humanos» en la guerra contra la milicia islamista Boko Haram.

En el informe -«Nigeria: Trapped in the cycle of violence»-, la organización condenó entonces la detención arbitraría sin cargos de «cientos de personas acusadas de vínculos con Boko Haram», así como «las ejecuciones extrajudiciales o desapariciones forzosas» llevadas a cabo por las fuerzas armadas. Entonces recordaba a las dos partes en conflicto que «hay un círculo vicioso de violencia actualmente en Nigeria» y «el pueblo nigeriano está atrapado en medio».

Anuncios sin confirmación

Esto queda demostrado hasta en la incapacidad del propio Ejército en ofrecer una tesis sobre la suerte actual de Abubakar Shekau, líder de Boko Haram. Desde 2009, son continuos los anuncios sobre su presunta desaparición. En agosto de 2013, Defensa aseguraba que Shekau habría muerto tras ser herido en una base insurgente en Sambisa, al noreste del país. A pesar de su anunciado deceso, las grabaciones continuaban. Posteriormente, a finales de septiembre pasado, el portavoz marcial, Chris Olukolade, aseguró que un terrorista identificado con el nombre de guerra de Mohammed Bashir, y quien ejercía de «doble» de Shekau, había fallecido durante un enfrentamiento con las fuerzas armadas.

Para el teniente coronel Sagir Musa, portavoz militar, los recientes vídeos propagandísticos emitidos por Boko Haram donde aparecía Shekau fueron «dramatizados por un impostor para engañar a los miembros de la secta y que continuaran con su lucha». Una herencia de identidad que no sería extraña en Boko Haram. Hasta 2012, cada nuevo portavoz ante la prensa del grupo, por ejemplo, recogía el seudónimo de «Abu Qaqa».

Real o no, lo cierto es que un análisis detallado de los últimas imágenes del líder radical permite observar, eso sí, ciertas diferencias con las primeras grabaciones de la milicia.

Las cifras demasiado redondas sobre Boko Haram

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