caso nisman

Una testigo cuenta «la jarana» en la casa de Nisman tras su muerte

Según Natalia Gimena, entraba y salía gente con cajas y documentación del muerto, usaban la cafetera y se localizaron cinco «balas o casquillos» de los que no se tenía noticia hasta ahora

Una testigo cuenta «la jarana» en la casa de Nisman tras su muerte afp

carmen de carlos

La investigación de la muerte del fiscal Alberto Nisman está resultando una caja de sorpresas y ninguna buena. La última es la aparición de una testigo que describe cómo, una vez hallado el cadáver, el pasado 18 de enero, el apartamento se convirtió en algo muy parecido a un vodevil donde entraba y salía gente con cajas y documentación del muerto, se subrayaban sus papeles, usaban la cafetera y, según esta joven entrevistada por el diario «Clarín», se localizaron cinco «pititos» (plomitos), «balas o casquillos» de los que hasta ahora no se tenía noticia.

La joven, testigo de cargo seleccionada la madrugada de la muerte de Nisman en la calle por la Policía, se llama Natalia Gimena Fernández, tiene 26 años y trabaja en uno de los restaurantes de la zona de Puerto Madero, donde vivía Nisman. La interceptaron en la calle de noche porque este tipo de actuaciones, por ley, necesitan realizarse con al menos dos testigos. «Había como 25 carpetas. Ellos leían cada página, hacían un resumen, lo escribían y me hacían firmar», comenta la muchacha a la periodista Natasha Niebieskikwiak.

«El clima era de jarana», observa el diario. «Tomaban mate (infusión de hierbas) y pidieron medialunas (cruasán pequeños). Tocaban todo. Había unas cincuenta personas», relata la joven al recordar que la fiscal Viviana Fein fue la que le «mostró una bolsa con cinco casquillos de bala, pititos o algo así». La joven, agobiada por lo que estaba sucediendo, comenzó a llorar. Junto a ella esta el portero del edificio -al principio subió con una amiga pero «la trocaron por él», afirma- y le ofreció una taza de café. Era de la cafetera que estaba enfrente a la mesa de papeles (en los que trabaja el fiscal que al día siguiente iba a explicar en el Congreso la imputación a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, por colaboración terrorista). «Era -asegura- la cafetera de Nisman». Hoy se investigan las huellas dactilares y el ADN hallado en una taza de cafe del apartamento.

El teléfono de Nisman

Natalia se refiere en «Clarín» a los peritos especiales que llegaron al lugar del siniestro como los «astronautas» y observa que llevaban el teléfono de Nisman. «Pidieron que no lo tocaran pero cinco minutos después, como sonaba todo el tiempo, una agente lo agarró con la atención de atender las llamadas. Yo misma –continúa- empecé a decir: No, no, dijeron que no lo toquen. Es el teléfono del tipo al que mataron. La mina (mujer) soltó el teléfono y hubo una carcajada».

Pasadas las ocho de la mañana Natalia se fue. Ahora, que sabe quien era el muerto, «el tipo que mataron», según su deducción aquella noche, reconoce, «tengo miedo pero hay muchas cosas que me han indignado». Por eso, habla.

La fiscal Viviana Fein salió al paso de las declaraciones y descalificó a la testigo: «Lo que dice esta chica no existe, es descabellado y se va a tener que hacer cargo de lo que dijo. Esto -añadió- para mí es una vergüenza». En declaracionres al canal de televisión TN (TodoNoticias) Fein dice no saber, «de dónde sacó» la testigo esa versión que considera «una fantasía». En un momento la fiscal hasta se preguntó si le «plantaron» (colocaron) a propósito a esta joven para desacreditarla. «No voy a permitir en cuanto a mi honra, mi trabajo o lo que toque a mi persona, que me ataquen», advirtió.

Una testigo cuenta «la jarana» en la casa de Nisman tras su muerte

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