Alemania ensalza el «liderazgo mundial» de la canciller Merkel

Ha fraguado un difícil acuerdo de paz en Ucrania –sin hacerse ilusiones–, ha dado un baño de realidad al nuevo gobierno de extrema izquierda de Grecia –y a sus ilusos planes de derroche– e incluso ha hecho frente con mucha diplomacia a Obama para hacerle cambiar de opinión y disuadirle de vender armas a Kiev. La canciller Angela Merkel es ensalzada en Alemania como una «líder mundial» que, cada día más, hace hablar a Europa en su lenguaje y que, además, ha hecho un alarde de energía e hiperactividad política con una gira diplomática que en una semana la ha llevado a Kiev, Moscú, Munich, Washington, Ottawa. Minsk y Bruselas.

«La canciller del mundo», la ha llamado el diario Bild, que añade que «Europa ya habla el lenguaje Merkel». «Sin Merkel nada funciona en la escena europea», asegura el diario austriaco Die Presse, que se pregunta: «¿Quién, aparte de Merkel, habría podido llevar a Putin a la mesa de negociaciones?». Incluso el duro líder del partido La Izquierda, Gregor Gysi, señaló que la canciller «se merece un reconocimiento» por el acuerdo de paz alcanzado en Minsk.

Lo cierto es que el presidente francés, François Hollande, estuvo a su lado a la hora de auspiciar el compromiso para Ucrania. Pero más bien en calidad de comparsa. Alemania necesita a Francia a la hora de forjar un acuerdo político de envergadura para el continente. Pero, al menos en Alemania, nadie tiene la menor duda de que la tenacidad de la canciller, su conocimiento de la psicología de Putin y su buen dominio del ruso han sido la clave para que el presidente ruso aceptara un acuerdo en el que debe hacer importantes concesiones. Merkel, además, ha sabido acertar al adoptar un tono muy escéptico ante un compromiso que ha sido muy difícil de aceptar, pero que aún será más difícil mantener y desarrollar en el futuro. «Ella ha hecho en dos días lo que a otros les habría costado una semana», comenta el Bild a propósito de las negociaciones de Minsk.

Puede ser que en Grecia no sea muy popular, pero en su país Merkel es reconocida no solo como su canciller, sino como una líder de altura mundial que cumple con sencillez, pero también con eficacia su papel. Los medios alemanes asimismo se hacen eco de su resistencia física a lo largo del maratón diplomático de esta semana, rematado por dieciséis horas de extenuantes negociaciones en Minsk.

Sobre su capacidad de resistencia, la propia Merkel ha llegado a comentar: «Soy como un camello. Tengo la capacidad de hacer acopio de energía». En declaraciones recogidas por Reuters, un ayudante de la canciller explica: «No hay ningún secreto. No hace fitness, ni yoga ni nada parecido. Solo tiene una salud de hierro... Y puede perfectamente prescindir de dormir cuando es necesario». Resistencia de camello y sagacidad de estadista, ese es el secreto.