Juicio por proxenetismo
Strauss-Kahn, el líder del socialismo caviar francés amante del «sexo más brutal»
El Tribunal trata de averiguar si el acusado participaba en la contratación de los «servicios prestados» o era un mero «beneficiario»
Durante la tercera y última jornada de los interrogatorios de Dominique Strauss-Kahn (DSK), acusado de proxenetismo agravado, el expresidente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y candidato a la presidencia de la República, descendió los últimos peldaños que conducían a los más bajos antros donde podía practicar la sodomía acompañado de los mamporreros que organizaban sus orgías de muladar.
Si el Tribunal de Lille considerase probado el proxenetismo agravado de DSK, el más célebre de los socialistas franceses de principios del siglo XXI podría ser condenado a hasta diez años de cárcel y 1,5 millones de euros.
En su proceso, la trama de proxenetismo orquestada en torno al Hotel Carlton de Lille (norte de Francia), también se juzgan, por cargos muy semejantes, a otra docena de hombres y mujeres, proxenetas, empresarios y policías.
Durante la primera semana del proceso se sucedieron los interrogatorios de un proxeneta profesional y varias prostitutas. Durante tres días, esta semana, DSK ha debido responder por las acusaciones que pesan contra él. El proceso continuará la semana que viene, con interrogatorios de otros acusados.
En su tercera y última sesión de interrogatorios, DSK reconoció su «afición» por un sexo «más brutal que el de la media de los hombres».
«Afición» muy particular por la sodomía, con violencia física para las mujeres contratadas por los mamporreros del presidente del FMI para sufrir sucesivas penetraciones anales, servidas «en bandeja» y «espectáculo» para mayor «placer» del «beneficiario» (DSK, en la cúspide de la fama, como líder del socialismo caviar francés).
La insistencia del Tribunal en ese aspecto concreto de la sexualidad personal de DSK tenía por objetivo jurídico intentar averiguar si el acusado participaba en la contratación de los «servicios prestados» o era un mero «beneficiario» de los «regalos» ofrecidos por sus mamporreros, dos empresarios y un policía, aparentemente contentos por sus servicios prestados a un posible presidente de la República.
Entre sus abogados, DSK eligió a una mujer para que interrogase, en su favor, a una de las prostitutas contratadas. La abogada pagada por DSK intentó confundir a la meretriz sugiriendo que la sodomía podía ser una «práctica aceptable para cualquier mujer, con su esposo, compañero o amigo». La prostituta, en lágrimas, respondió que DSK «siguió riendo cuando rompí a llorar cuando me penetraba con violencia».
En ese momento, sin rechistar, DSK se limitó a comentar que «no guardaba el mismo recuerdo» de aquellos «asaltos» consumados en un club y en un hotel belga.
En otro plano, la presidencia del Tribunal se interesó por el «pisito» que DSK utilizaba en París para organizar orgías a su gusto y conveniencia. Varias prostitutas afirman que DSK «no podía ignorar nuestra profesión, cuando nos invitaba». El ex presidente del FMI insiste en que «nunca conoció» el «estatuto profesional de estas señoras».
En verdad, en sus mensajes texto, telefónicos, con sus mamporreros, DSK nunca habla de mujeres, ni chicas. Solo habla de «material». «¿Te apetece acompañarme con material, para descubrir un club en Madrid?», escribió DSK a uno de sus cómplices de correrías.
Terminados los interrogatorios de DSK, el proceso continuará, la semana que viene, con los interrogatorios de otros presuntos proxenetas.
Al margen de la sentencia final del Tribunal, la prensa francesa ha dejado clara su amarga consternación ante el cinismo, obscenidad crapulosa y libertinaje de muladar de un personaje que fue, en su día, la gran esperanza del socialismo caviar francés.
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