Juicio al asesino del francotirador que inspiró a Clint Eastwood

Sin el estreno –y el gran éxito de taquilla– de «El francotirador» el juicio abierto esta semana en la pequeña población texana de Stephenville pasaría desapercibido internacionalmente. Pero la película de Clint Eastwood ha ampliado tanto la fama de la vida de Chris Kyle , el francotirador más efectivo en las recientes guerras de Estados Unidos, donde estos días se debate ampliamente si fue héroe o villano, que las circunstancias de su muerte violenta ocurrida hace dos años acaparan ahora la atención de los medios.

El antiguo miembro de los comandos de élite Navy Seal murió el 2 de febrero de 2013 en una zona rural de Texas por disparos de un joven veterano con problemas, Eddie Ray Routh, al que quería ayudar. En la apertura del juicio el miércoles, el abogado de Routh centró su defensa en la inestabilidad psíquica de su cliente, con el fin de lograr su absolución por demencia. La acusación advirtió que Routh, de 27 años cuando hizo los disparos, sabía distinguir entre el bien y el mal, lo que, de acuerdo con la ley de Texas, bastaría para condenarle a cadena perpetua.

Kyle, de 38 años, y un amigo suyo, Chad Littlefield, de 35, habían decidido aquel día llevar a Routh a un área de caza y tiro (Rough Creek Lodge and Resort), para distraerle. Era la primera vez que se veían. La madre de Routh había pedido a la esposa de Kyle que el condecorado militar ayudara a su hijo a integrarse en la vida civil, pues sabía dedicaba parte de su tiempo auxiliando veteranos.

Routh, que había servido como marine entre 2006 y 2010 y había estado destinado en Irak, había sido diagnosticado con psicosis, paranoia, esquizofrenia y estrés postraumático. Unas semanas antes del crimen, un hospital para veteranos de Dallas determinó que Routh podía suponer un riesgo para otros, pero el centro le dio el alta el 25 de enero.

Cuando los tres se encontraron y subieron a la camioneta de Kyle, este comenzó a sentirse intranquilo. Para no llamar la atención de quien se sentaba en la parte trasera, Kyle envió un mensaje al móvil de Littlefield, que iba a su lado. «Este tipo está completamente chalado», comentó. Littlefield le respondió con otro mensaje: «está justo detrás de mí; cúbreme».

Se desconoce cómo se desarrollaron los hechos. Solo se sabe que una vez en el campo de tiro, Routh mató a sus dos acompañantes, disparando a cada uno cuatro tiros a la espalda y uno a la cabeza, utilizando dos armas que pertenecían a Kyle. Su abogado asegura que el joven «pensó que estaba en peligro». Según los detalles explicados en el juicio, antes de salir de excursión, Routh había fumado marihuana y tomado whisky. La noche anterior había pedido a su novia que hablara en susurros porque tenía miedo de que le escucharan. Kyle había dedicado la mañana, junto con su esposa, a llevar a sus hijos, de 8 y 6 años, a un partido de baloncesto. La tarde la había consagrado al plan del campo de tiro.