Europa monta una nueva cumbre sobre Ucrania y Putin amenaza con no asistir
Merkel y Hollande buscarán el miércoles en Minsk un acuerdo de paz definitivo
Parece que las discrepancias están dilatando la conclusión de un acuerdo sobre la base de la iniciativa franco-alemana que el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, presentaron la semana pasada al líder ucraniano, Petro Poroshenko, y al jefe del Kremlin, Vladímir Putin, en sendos viajes relámpago a Kiev y Moscú . El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, dijo el viernes que ayer domingo se sabría algo sobre el resultado de las negociaciones, pero la culminación de las conversaciones no se producirá hasta por lo menos el miércoles en una cumbre que, según anunció ayer Berlín, se celebrará en Minsk, la capital bielorrusa.
[Fotogalería: el enfrentamiento bélico en Ucrania ]
Siempre y cuando, advirtió ayer Putin en Sochi, «se logre hacer coincidir las posturas» durante las reuniones previstas para hoy lunes y mañana martes. El presidente ruso habló ayer por la mañana por teléfono con Merkel, Hollande y Poroshenko y, pocas horas después, en Sochi, en compañía de su colega bielorruso, Alexánder Lukashenko, el anfitrión de la cumbre, declaró que «he mantenido contactos con mis homólogos de Kiev, Berlín y París según lo que se conoce como el formato de Normandía», llamado así porque fue allí en junio del año pasado cuando los cuatros dirigentes instauraron esa configuración de encuentro.
Putin añadió que intentarán organizar una reunión con el mismo formato entre los jefes de Estado de Gobierno en Minsk. «Procuraremos que sea el miércoles, si para entonces conseguimos consensuar multitud de cuestiones que hemos venido discutiendo intensamente», explicó. El máximo dirigente ruso no aportó ningún detalle sobre la naturaleza de esos puntos discordantes.
El servicio de prensa del Kremlin difundió después un comunicado informando que la primera reunión preparatoria de la cumbre del miércoles tendrá lugar hoy en Berlín a nivel de expertos. Representando a Moscú acudirá el viceministro de Exteriores ruso, Grigori Karasin, y los respectivos «números dos» de las Diplomacias ucraniana, gala y germana.
En la misma nota se habla de la necesidad de convocar para mañana martes en Minsk un nuevo encuentro del Grupo de Contacto para el este de Ucrania (Kiev, Moscú, la OSCE y los separatistas) a fin de que los rebeldes expresen su opinión sobre el texto que deberá firmarse el día siguiente en la cumbre a la que acudirían Putin, Poroshenko, Merkel y Hollande. Todo indica que habrá que salvar numerosos escollos antes de que se alcance el acuerdo que ponga fin a la guerra en Donetsk y Lugansk.
La franja de seguridad
La cuestión fundamental que deberá estar sobre las distintas mesas estos días son los acuerdos alcanzados en Minsk en septiembre, que obligaban a las partes a un alto el fuego, a la creación de una franja de seguridad de 30 kilómetros, a una amplia amnistía e intercambio de prisioneros y, especialmente, al inicio de conversaciones para definir el futuro estatus político de Donetsk y Lugansk. Otro punto vital pactado entonces era el cierre de la frontera con Rusia para impedir la llegada de más ayuda militar de Moscú para los insurgentes.
Por lo que se ha podido averiguar de distintas fuentes, Merkel y Hollande han añadido a su plan, que tendría un alcance «global» y no se conformaría con una mera tregua, el despliegue de una fuerza internacional de paz para separar a los beligerantes. El presidente francés dijo el sábado que la zona desmilitarizada tendría, no 30 kilómetros como se acordó en septiembre, sino entre 50 y 70.
Uno de los problemas principales va a ser definir la línea de separación, ya que los prorrusos no reconocen la que se pactó en septiembre. Desde entonces, han conquistado mucho territorio y han advertido que no están dispuestos a entregarlo. Poroshenko, sin embargo, dijo el sábado en Múnich que la única línea de frente que existe es la reflejada en el acuerdo de Minsk. Habrá que ver también el martes cómo se desarrollan las conversaciones con los separatistas, ya que éstos creen que el negociador ucraniano, el expresidente Leonid Kuchma, no cuenta con los poderes suficientes. Por su parte, Kiev quiere que representando a los rebeldes asistan los autoproclamados líderes de Donetsk y Lugansk, Alexánder Zajárchenko e Ígor Plótnitski, y no las personas enviadas a las últimas convocatorias del Grupo de Contacto.
En la ciudad de Donetsk se escucharon ayer disparos de artillería mientras, según el Ejército ucraniano, los separatistas lanzaban un ataque contra la sitiada Debáltsevo que causó cinco muertes entre la población civil. Las mismas fuentes hablaban de doce bajas entre los soldados ucranianos, que tratan desesperadamente de defender la villa desde hace casi dos semanas.
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