Turquía, la gran enemiga de Twitter

El país encabeza, con mucha diferencia, el número de peticiones oficiales para la eliminación de contenidos

DANIEL IRIARTE

El desdén de las autoridades turcas hacia las redes sociales es bien conocido desde que Recep Tayyip Erdogan, cuando aún era primer ministro, prometió «erradicar Twitter», una plataforma que consideraba «una amenaza para la sociedad». El pasado octubre, ya como presidente, el líder turco dejó estupefacta a una delegación del Comité para la Protección de los Periodistas al espetarles: «Cada día estoy más en contra de internet».

Esta hostilidad se explica debido a la explosión de contenidos hostiles a Erdogan en las redes sociales, especialmente a raíz de la revuelta antigubernamental de Gezi en 2013, cuando quedó en evidencia el control que el ejecutivo ejercía sobre los medios de comunicación tradicionales.

En este contexto, no es de extrañar la información que se desprende del informe de transparencia bianual de Twitter, recién publicado: que Turquía es, con mucha diferencia, el país del mundo que, bien por orden gubernamental o judicial, más veces ha exigido la eliminación de contenidos de la red social.

En el primer semestre de 2014, de las 432 solicitudes recibidas por Twitter, 186 provinieron de Turquía, seguida a cierta distancia por Francia (107), y bastantes más que el país que ocupa el tercer puesto, Rusia (con 32), y el cuarto, EE.UU. (con 26). Del resto de países del mundo, solo dos más emitieron más de una decena de solicitudes.

Control de la información crítica

Pero lo verdaderamente llamativo son los datos de la segunda mitad del año: aunque Twitter no los hará públicos en su web hasta el próximo lunes, la prensa turca ya ha publicado que en dicho período el número de solicitudes por parte de las autoridades turcas para la eliminación de contenidos se incrementó en un 156 %, disparándose hasta las 477 peticiones. Como resultado, de los 1.982 tuits bloqueados en todo el mundo en los últimos seis meses, 1.820 lo fueron en Turquía.

Las cifras llaman la atención porque suponen un intento descarado por parte del gobierno turco de impedir la difusión de información comprometedora o crítica con su gestión. A modo de ejemplo, este fin de semana el Segundo Tribunal Penal de Ankara ordenó censurar cuatro tuits posteados por el cantante Atilla Tas, en los que se burlaba del actual primer ministro Ahmet Davutoglu. La presentadora de televisión Sedef Kabas se enfrenta a una posible pena de 5 años de cárcel por otro tuit en el que pedía a sus seguidores que «no olviden el nombre del juez» que decidió la polémica absolución de los ministros y miembros del entorno cercano de Erdogan imputados por corrupción .

El mes pasado, las autoridades turcas amenazaron con bloquear la plataforma al completo si Twitter no eliminaba unos posts que divulgaban una serie de documentos de la Gendarmería en los que se exponía una operación de inteligencia para proporcionar armamento a los yihadistas sirios. Y ayer mismo, el Parlamento turco aprobó una ley que permite a cualquier ministerio turco censurar contenidos en internet sin necesidad de una orden judicial ni supervisión de ningún tipo.

Paradójicamente, Erdogan es toda una estrella de las redes sociales , y sus seguidores han llegado a crear su propia plataforma basada en el entorno de Twitter, llamada «AKPitter» , por las siglas en turco de su Partido Justicia y Desarrollo (AKP).

Turquía, la gran enemiga de Twitter

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