El complicado puzzle del norte de Malí
Los recientes disturbios entre el Gobierno de Bamako, milicianos islamistas y separatistas tuareg complican aún más el estatus de esta inestable región
El reciente atentado al norte de Malí contra un núcleo rebelde ha agitado de nuevo el puzzle político entre el Gobierno de Bamako, milicianos islamistas y separatistas tuareg para definir el estatus de la conocida como región de Azawad por estos últimos.
En la acción armada, ocurrida en la madrugada del martes al miércoles y donde perdieron la vida al menos una docena personas, presuntos miembros de la milicia pro gubernamental Gatia asediaban una zona controlada por los tuareg en Tabankort. Sin embargo, las peculiaridades del operativo -junto a las fuerzas Gatia (Grupo de Autodefensa Tuareg Imghad), se denuncia la participación de tres terroristas suicidas-, es una pieza más del creciente runrún sobre una posible infiltración de simpatizantes yihadistas, en un movimiento que camina de la mano de Bamako.
A comienzos de 2013, la operación Serval , liderada por el Ejército francés, fue lanzada en territorio maliense para frenar el avance de los rebeldes tuareg que se levantaron en armas en enero de 2012, con el apoyo del yihadismo regional.
Solo cinco meses después del golpe, en mayo de 2012, los rebeldes laicos del Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad (MNLA) y los islamistas de Ansar Dine declaraban un nuevo Estado al norte de Malí. Pese a que ambas facciones siempre evitaron realizar cualquier mención específica sobre la participación (o no) en ese Gobierno de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), la biografía afectiva de Iyad Ag Ghaly , líder de Ansar Dine, no dejó entonces ningún lugar a la duda.
Dos meses antes, a finales del marzo de 2012, tras la conquista de la ciudad de Tombuctú , este líder islamista tuareg (apodado «el león del desierto») invitaba a una reunión de alto nivel a tres prominentes caudillos de AQMI - Mokhtar Belmojtar , Abou Zéid , y Yahya Abou Al Hammam- para analizar la configuración ideológica de la administración.
Crecen los conflictos internos
El historial de los implicados no era menor. El primero de ellos -apodado «Belaouar» o «de un solo ojo»-, fue el encargado directo de realizar, ese mismo año, una adquisición de armamento a gran escala procedente del conflicto de Libia, precisamente, para dinamitar el Sahel. Ya por entonces, Belmojtar dirigía uno de los principales batallones de AQMI en la franja de desierto que se extiende entre Argelia, Chad, Níger, Malí y Mauritania.
No obstante, aunque AQMI, continúa operando al norte de Malí, el operativo Serval permitió frenar a los terroristas. Posteriormente, en julio pasado, éste sería sustituido por otra misión, de nombre Barkhane. En ella, junto a Francia, toman parte Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Niger para asegurar la conflictiva región del Sahel.
Mientras, de forma paralela, las posturas entre los grupos ligados a Al Qaida y los rebeldes laicos tuareg del MNLA parecen haberse ido distanciando. Y su animosidad, en un continuo enroque por el control de Azawad, es creciente, tal y como demuestran los últimos atentados.