Manfred Weber: «Pronto se verá que las promesas de Tsipras no son más que mentiras»
El presidente del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, que hoy se reúne en Madrid con Mariano Rajoy, afirma que «España puede estar orgullosa de sus éxitos, pero hay que seguir con las reformas»
Manfred Weber, de 47 años, es el jefe del grupo parlamentario popular en el Parlamento Europeo. Este ingeniero bávaro encabeza el grupo mayoritario, aunque para otros podría considerarse como el más cercano representante de Angela Merkel en la Eurocámara. Hoy lunes se reúne en Madrid con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y con la cúpula del Partido Popular español.
-Le han nombrado jefe del grupo parlamentario popular en el Parlamento Europeo en un ambiente político muy intenso, que empezó desde el mismo momento de la elección del presidente de la Comisión Jean-Claude Juncker, al que ya ha tenido que defender de una moción de censura. ¿Cree que podrá mantener la estabilidad política e la Unión durante toda la legislatura?
-Por supuesto. Juncker es el hombre adecuado para el puesto adecuado. Tiene una experiencia europea formidable, una dimensión comunitaria de la política como ningún otro líder y tiene una ambición que es precisamente mostrar resultados de su gestión. Y basta con mirar las primeras semanas de su gestión, en las que ha cambiado completamente las estructuras de la Comisión. Antes de las vacaciones de Navidad ya había puesto en marcha el plan de inversiones de 315.000 millones. Ya dijo desde el principio que estos cinco años no serán cinco años normales, porque la gente está esperando de nosotros los políticos respuestas a sus problemas y este es nuestro trabajo.
-¿Confía en que los socialistas mantendrán su posición durante toda la legislatura o teme que sucumbirán a la presión de la izquierda y de los populistas?
-Bueno, para comprender esta coalición con los socialistas debe fijarse en la composición de este parlamento, donde un tercio de los diputados son populistas o incluso extremistas de derecha o de izquierda, que solo están de acuerdo en lo que se oponen, no tienen posiciones constructivas políticamente. Y si miramos los problemas que debemos resolver a escala europea, la situación económica, las relaciones con Rusia, la emigración, necesitamos una mayoría responsable. No es fácil encontrar un compromiso, porque como todo el mundo sabe, tenemos opiniones diferentes, pero somos demócratas y los demócratas deben tener la posibilidad de sentarse y encontrar un compromiso. Unas veces el acuerdo puede funcionar mejor que otras, pero en todo caso estamos obligados a intentarlo.
-Como decía, un tercio de los eurodiputados son euroescépticos o populistas ¿algo malo se ha hecho en hecho en política europea?
-Es verdad que tenemos que reconocer que la gente tiene la impresión que los políticos europeos no les escuchan. Por eso estamos tratamos de cambiar las cosas. Por ejemplo, la Comisión está centrándose en las cosas en las que puede aportar un máximo de valor añadido y abandona otras en las que no estaba tan claro que se necesitase su intervención. Por ejemplo, la Comisión Barroso presentó hasta 58 iniciativas legislativas en el último año y Juncker se está centrando solamente en 33, es decir, está trabajando en las cuestiones más importantes, sobre todo en asuntos que generan crecimiento y puestos de trabajo. Otro ejemplo: en toda Europa hay ciertos sentimientos sobre si Europa debe tener o no límites; pues bien, Juncker ha dicho en el Parlamento Europeo que en los próximos 5 años no habrá ninguna ampliación, luego, ya veremos. Es decir, tratamos de responder a las preguntas de la gente y esta Comisión lo ha hecho desde la primera semana. También le diré que los partidos euroescépticos no solo tienen éxito en la escena europea, sino que surgen también en los escenarios nacionales, en Italia, en Holanda, en Austria o en el Reino Unido, por ejemplo. Pero eso no impide que nosotros tengamos que luchar contra estos populismos, y ese es nuestro desafío.
-En Grecia se puede producir un cambio político fundamental. ¿Cuál es su mensaje al líder de Syriza que ha prometido que renegociará los términos del plan de rescate?
-Debemos respetar por supuesto la decisión de los electores. Sin embargo, hay que recordar que todas las coaliciones posibles y todos los que eventualmente puedan ser nombrados en el puesto de primer ministro deben respetar los acuerdos entre Grecia y sus socios europeos. Esa es la regla principal con la que todos trabajamos sin excepción. El Gobierno griego, cualquiera que sea su composición, debe respetar esos compromisos. Déjeme que le recuerde que el pueblo griego ha votado por un nuevo Gobierno, no un nuevo Estado. Y creo que es mi deber recordar a los políticos griegos cuáles son sus obligaciones. Es lamentable ver que el camino adecuado y honesto que seguía el primer ministro Antonis Samarás no ha sido recompensado. Pronto se verá que las promesas que ha hecho el líder de Syriza, Alexis Tsipras, no son más que mentiras electorales. Los contribuyentes europeos no están dispuestos a pagar por esas promesas vacías, pero si se cumplen los compromisos firmados, Europa seguirá apoyando a Grecia.
-La política de austeridad para salir de la crisis crisis está siendo dura para todos, pero ¿qué le parece que Alemania se haya convertido en el culpable de todos los males?
-Todo el mundo le culpa a Alemania, pero en realidad esas decisiones se tomaron en el Consejo por unanimidad de todos los países. Y me sorprende cuando el primer ministro italiano Matteo Renzi o el presidente francés Francois Hollande toman posiciones políticas que están en contra de lo que aprobaron en el Consejo Europeo. Yo no entiendo ese comportamiento. Por ejemplo, las reglas de nuestra moneda común que especifican que no podemos tener un déficit superior al 3% no pueden ser una sorpresa para nadie, todos los firmaron, todos estaban de acuerdo. Y en cuanto a las reformas estructurales, muchos se preocupan por discutir las reglas sin darse cuenta de los cambios fenomenales que se han producido en el mundo, de que la globalización está desafiando a nuestras sociedades. No tenemos que hacer las reformas porque esté escrito en las reglas, sino porque otros países están cambiando radicalmente y si Europa no se mueve no tenemos futuro. Y eso es lo que estamos diciendo en el Partido Popular Europeo. Eso es lo que está haciendo Mariano Rajoy en España, aunque no sea lo más popular, pero es nuestra obligación. Igual ha sucedido en Irlanda o en Portugal, los gobiernos del Partido Popular Europeo saben que no es lo que más agradable, pero es la verdad. Es al revés del populismo, que le promete a la gente lo que no pueden cumplir. Estoy seguro de que hay mucha gente que entiende este mensaje.
-El problema es que ha sido un proceso tan doloroso que incluso cuando las cosas empiezan a mejorar como en España, mucha gente sigue siendo pesimista.
-Se que ese es el principal desafío político. Pero las cifras de la economía española, por ejemplo las de inscritos en la seguridad social comparadas con las de hace un año, muestran una gran mejora. Es un éxito. España puede estar orgullosa de sus progresos y el mensaje principal es que hay que seguir por este camino, el de las reformas, o nos arriesgamos a fracasar.
-Pero también es verdad que está cambiado la dirección de la gestión de la crisis y que se abandona el acento en la contención del déficit.
-Una de las cosas más importantes que está haciendo Juncker es acabar con este debate ideológico inútil entre austeridad y crecimiento. No hay alternativa a la reducción del déficit, porque si gastamos más de lo que tenemos nadie nos dejará dinero, y debemos hacer las reformas estructurales sin dejar de poner en marcha todos los mecanismos para el crecimiento. Y ese plan de 315.000 millones creo que es una apuesta formidable. La mayoría de este parlamento europeo está apoyando las dos cosas a la vez, rigor y crecimiento, mientras que antes el debate oponiendo lo uno a lo otro estaba bloqueando políticamente a la UE. E igual que la canciller alemana Angela Merkel ha apoyado este plan de inversiones para el crecimiento, creo que el presidente francés Francois Hollande y el primer ministro italiano, Matteo Renzi, deberían aceptar que han de hacer reformas para salir juntos de esta crisis. Si en Europa no estamos abiertos a los cambios, entonces perderemos el futuro. Ese es el principal mensaje del Partido Popular Europeo.
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