Grecia: los retratos de una crisis que no acaba
ABC habla con los más afectados por la situación que vive grecia: jubilados, parados, jóvenes, periodistas...
Actualizado: GuardarABC habla con los más afectados por la situación que vive grecia: jubilados, parados, jóvenes, periodistas...
123456Los jubilados
Están sentados bebiendo un café y aprovechando el sol que sale en este día frío. Son amigos, trabajaron en buques de marina mercante griega muchos años. El capitán Ilías Skúrtis tiene 75 años, lleva jubilado desde 1992 y su jubilación se ha reducido desde el 2011: cobraba brutos 2.400 y ahora solo 1.500 euros. Tiene buena cobertura sanitaria, pero antes pagaba solo el 10% de sus medicinas y ahora el 25%. «Trabajé y coticé 25 años y me pude jubilar, pero ahora tiemblo a final de mes para que me alcance el dinero para mis gastos». Está desencantado: «No espero nada de estas elecciones. Temo que me reduzcan aún más la jubilación y que tenga que pagar más por las medicinas». A la pregunta de cómo se apaña su familia, el capitán Skúrtis cuenta que tiene dos hijos: uno militar, que tiene trabajo (aunque le han reducido el sueldo) y el otro es abogado: tiene menos clientes que tardan más en pagar y le tiene que ayudar a pagar sus impuestos,especialmente el IBI (en griego EMFIA), que se aplica desde el 2011.
No tiene buena opinión del partido de los radicales: «Dígame usted, ¿qué experiencia puede tener un chaval que dirigía a los estudiantes en el colegio secundario, sin tener nada más. Cómo le podemos confiar que gobierne el país? Yo como capitán tuve que pasar por muchas etapas antes de tomar el timón del barco».
Su compañero es el capitán Lámbis Panayotópulos. Con sus 80 años lleva jubilado desde 1987 y es viudo: «Como vivo solo, puedo mantenerme con mi jubilación, que me han reducido un 45%. Pero mis hijos se han tenido que ir fuera: mi hija se fue con su familia a Alemania, encontró trabajo, porque es meteoróloga. Mi hijo se fue a Estados Unidos hace cuatro años con los suyos, es economista.
El capitán Lámbis tampoco es optimista: «En los próximos diez años no cambiará nada. Las deudas del país son tan grandes que no se pueden solucionar. Somos un país que no producimos nada, solo gastamos». Y en cuanto a los políticos, afirma que Sirias no le convence, «sobre todo porque muchos de sus diputados provienen del Pasok. El movimiento El Río tampoco, aunque no se ha ensuciado todavía». «Veo que ganará SYRIZA, pero no podrá formar gobierno en solitario. Aunque quiera hacer algo, no le dejarán. Con el gobierno saliente (coalición entre conservadores y socialistas), las cosas habían mejorado un poco pero no tenía la fuerza para hacer los cambios, las reformas y las negociaciones necesarias. No se olvide de que hay más de un millón de parados. ¿Cómo se resuelve esto?».
Los jubilados griegos son muchos y quejosos, en un país con una natalidad que se reduce dramáticamente (9,45 nacimientos por 1.000 personas) cuando la expectativa de vida para los hombres griegos es de 77 años y para las mujeres, de 82 años. Muchos no cotizaron todos los años trabajados a la Seguridad Social o a su Caja de Salud y Pensión (antes había muchas cajas distintas, en los últimos años se han reducido a 5) y muchas profesiones permitían jubilarse muy pronto sin esperar los 30 años de trabajo o alcanzar los 65 años.
Los recortes de los gastos estatales incluyen una reducción de las jubilaciones que puede superar el 30% si es mas de 2.000 euros (si es menos de 1.000 euros la reducción es solo de 50 euros). Y en el caso de la reforma sanitaria, se terminó el consumo incontrolado de medicinas: ahora los únicos que no pagan nada son quienes no tienen ningún ingreso ni propiedad (casi nadie en Grecia). Los demás pagan parte de sus tratamientos y medicamentos.
En esta entrevista se ve tambien la importancia de la familia: los padres siempre ayudan a los hijos. Y quienes tienen buena formación e idiomas se van a trabajar al extranjero.
Los desempleados
Mary Fufopulu está en paro y al borde del ataque de nervios. Tiene sesenta años y hasta el 2012 tenía una tienda de ropa en Metaxurgío, un barrio modesto de Atenas. «La tuve que cerrar en el 2012 por la crisis. Con esta edad, nadie me contrata ahora. Ahora me toca esperar la jubilación, porque no me puedo jubilar hasta los 67 con el cambio de la ley». Su marido sí que está jubilado y la pensión que recibía de 1.150 euros se ha reducido ahora a 805 euros.
«No nos dá para vivir. Ni encendemos la calefacción, porque tenemos dos préstamos que pagar, uno de ellos el de nuestro piso, y no tenemos dinero suficiente para nuestros gastos y los de nuestro hijo, de 23 años, que estudia en Evia». Evia es una isla cercana y el hijo va a su escuela técnica todos los días.
«Tenemos otro hijo, de 40 años, que se encuentra en Chipre desde el 2007, pero no puede ayudarnos economicamente», añade. Lo que más le preocupa es el futuro de su hijo menor y del resto de los chicos de su generación. «Espero algo mejor para mi hijo y para todos los demás».
La familia Fufopulu muestra una característica muy griega: la importancia de la familia y de los hijos y los sacrificios de los padres para sacar adelante a la siguiente generación. La pequeña y mediana empresa ha sido la que más ha sufrido durante esta crisis y según datos de la Confederación General de industriales y comerciantes griega, han sido 250.000 empresas pequeñas y medianas las que han cerrado entre el 2009 y el 2013, perdiéndose 700.000 puestos de trabajo en todo el país. Son miles las tiendas que se han visto obligadas a cerrar en todo el país empezando por las de ropa y regalos, especialmente las de barrio. Lo poco que compra la gente con presupuesto reducido lo hace ahora en las tiendas de los chinos (que también son menos ahora) y en los supermercados.
Los padres siempre desean que sus hijos tengan estudios universitarios. Las universidades y las escuelas técnicas son estatales y gratuitas y durante años se inauguraban más en provincias y en las islas. El abrir una escuela técnica estatal significaba para una pequeña ciudad la llegada de nuevos estudiantes y sus padres. Más negocio para todos: desde el kiosko de las revistas hasta los hoteles y restaurantes, se alquilaban apartamentos, se vendían mas productos. Con la crisis pocas familias pueden seguir permitiéndose tener un hijo estudiando en otra ciudad con tantos gastos y se intenta por todos los medios el que lo haga cerca de casa.
Sin trabajo y sin dinero para los impuestos
Yorgos Kiúzis, de 59 años, es un realizador que fue despedido de la radiotelevisión estatal ERT en junio del 2013. Le dieron una compensación muy reducida, de sólo cinco sueldos. Es decir, de 9.000 euros.
«También tenía unos ahorros, pero ahora no me alcanza para pagar los impuestos de lo que tengo. Los pisos que tenía para alquilar ahora están vacíos y no tengo para pagar los impuestos inmobiliarios. Mi mujer es profesora en un colegio estatal, sigue teniendo su sueldo, pero se lo han recortado como a todo el mundo. Y tengo una hija abogado que ahora está haciendo sus prácticas en un despacho de abogados».
Kiúzis no está asustado. Declara que ha aprendido a hacer frente a las dificultades: «Este año aprendí a recoger aceitunas en el campo, donde mi suegro. Pero deseo que cambie la situación: creo que estamos en una crisis económica falsa, porque no puede ser que de un momento a otro pasemos del bienestar a estar tan endeudados. Me parece que Grecia es como un "conejito de indias" y que el pueblo acabará extenuado, y lo que pasa aquí pasará a todo el sur de Europa».
En lo político Kiúzis espera «que resulte elegido un partido que restablezca los derechos de la gente y que le de lo que se merece. Si Syriza vuelve a abrir ERT, yo no quisiera volver. Estoy ya muy cerca de obtener mi jubilación. Quiero hacer otras cosas...».
El señor Kiúzis representa a muchos profesionales que han tenido un buen trabajo durante casi toda su vida. El cierre inmediato y por sorpresa de la radiotelevisión ERT fue algo tan traumático, no solo para los trabajadores sino para todos los griegos, que aún se habla de ello. Trabajaban nada menos que 2.650 personas en plantilla además de muchos más con contratos temporales. Ahora existe la compañia estatal NERIT desde julio del 2013 con una plantilla reducida que no supera los 700. El partido Syriza se mostraba en el pasado partidario de declarar los despidos anticonstitucionales y volver a abrir esta compañía estatal, aunque parece difícil que lo haga ahora.
Los estudiantes
Este es Yorgo Thodoridis, de 22 años. Es un estudiante de cuarto año en la facultad de Administración Pública en la Universidad ateniense de Pántio. Vive con sus padres, los dos con trabajo: su padre en el sector de turismo, organizando grupos de turistas que vienen del extranjero y su madre es profesora de francés en un instituto. Tiene las ideas muy claras: «Grecia necesita estabilidad. El partido que gane no logrará hacer cambios sin la ayuda de otros partidos. Pero yo estoy enfadado con la generación de mis padres y de mis abuelos, porque crearon un estado que dejó de producir».
Y sigue opinando: «Grecia no tiene brújula. Solo tenemos turismo y la marina mercante. No le hemos dado importancia a la agricultura y fue un error basarnos en las subvenciones. Pasamos años de bienestar, apoyados en pilares falsos. Ahora llevamos 5 años de austeridad, y nos harán falta otros 5 para mejorar la situación».
Para Yorgo, si el gobierno actual (la coalición de conservadores y socialistas) hubiera permanecido mÁs tiempo en el poder, podría haber logrado algún avance.
«Espero que el gobierno que salga elegido traiga el desarrollo económico, más puestos de trabajo y menos impuestos. Tenemos que recibir inversiones extranjeras y simplificar el proceso burocrático para los inversores, y que se cumplan las leyes. Los griegos nos disparamos en nuestros propios pies, ahora acabamos de aumentar el IVA en el sector turístico».
Yorgos muestra otro problema griego: la complejidad del sistema burocrático (inventado en parte para dar trabajo a muchos votantes,la consecuencia del clientismo político y del enchufismo reinante en Grecia) que asusta a cualquier inversor. Los impuestos que aumentan cada año, independientemente de la recesión. Y es verdad que el IVA para el sector hotelero ha aumentado del 6,5% al 13%.
Otro estudiante, Yorgo Ziogas, de 18 años (y fobia a las fotos) estudia el primer año de la misma universidad. Sus padres están ya jubilados y su hermano, geólogo, está en paro viviendo en otra ciudad griega y esperando que sus profesores de universidad le financien una investigación científica para poder sobrevivir.
«Votaré a Syriza aunque estoy convencido de que el endeudamiento de Grecia es inevitable. El único consuelo es que ocurrirá cuando esté en el poder un gobierno con más conciencia social que se ocupará de ayudar al pueblo». Yorgo se pregunta cuándo vendrá el desarrollo económico que se anuncia durante los ultimos seis años: «Aún no lo hemos visto. No hay esperanza». Y comenta que el único sector que hoy en día crece son las cafeterías. Atenas está llena de cafés: «La gente no tiene dinero ni para invertir, ni puede ahorrar, por eso las terraza son un buen negocio ahora».
También cuenta cómo es buen trabajo el hacer relaciones públicas en los clubs que han abierto: «Me han ofrecido 2 euros por cada persona que traiga a los locales». Opina que es necesario que se vaya «la vieja guardia, los corruptos», que haya una innovación . «Los políitcos actuales quieren todos el poder, prometen cualquier cosa para alcanzarlo. Si hay un default... es mejor que sea ahora, cuando al estado le quedan algunas reservas, para que el país se vuelva a levantar. De lo contrario será muy tarde para recuperarse».
Ziogas denuncia el hecho de que en el pasado los griegos se aprovecharan de las subvenciones sin hacer una infraestructura, como en el sector del turismo. «Grecia tiene que empezar de nuevo después de la ruina... Estoy a favor de que Grecia se salga del euro, pero que se mantenga en la Unión Europea». Sabe que muchos jóvenes se han vuelto hacia Amanecer Dorado, el partido neonazi, «porque ofrece un medio para expresar el odio. Los griegos no se identifican con la anarquía, quieren reglas, un gobierno. La derecha tiene reglas, impone leyes». Termina con una frase lapidaria: «Grecia es la cuna de la democracia. Los griegos creen en la democracia, pero la democracia no cree en los griegos».
Estos estudiantes han comprendido que el sistema que aplicaba la generación de sus padres (pagar lo menos posible de impuestos e intentar colocar a la familia en la administración pública) ya no funciona. Y denuncian los problemas de este enorme estado deficitario que está costando tanto reformar.
El periodista en paro
Panos Ramadanis, de 36 años, lleva tres años en el paro. Es periodista y escribía sobre temas culturales. «Mi vida ha cambiado completamente. Vivo del dinero prestado de mis amigos y eso que vivo sólo. No tengo deudas, pero tampoco tengo dinero para tener pareja. Antes había más posibilidades de encontrar trabajo, pero no ahora. El 65% de los jóvenes en Grecia están desempleados. No veo mi situación de forma individual sino como parte de una crisis global. Si no hay un cambio, nos iremos todos al diablo. Todas las generaciones:la mía, la anterior, la que viene, todas».
Panos (el diminutivo de Panayotis, que quiere decir Mario) espera que haya una reorganización de la sociedad desde la base.Y cree que este cambio puede venir con las elecciones del domingo.
Panos ve el futuro muy negro. El paro alcanzó en el mes de Octubre el 25,8 del 28% y es más alto entre los jóvenes: entre 15 y 25 años, alcanza el 50,6%. Y entre 25 y 34 años, el 34,5%.
La situación es aún peor en los medios de comunicación: se han cerrado varios periódicos y revistas, se han perdido mas de 4.000 puestos de trabajo entre radio, televisión y prensa escrita y digital. Existen ahora muchos periodistas pagados con un salario equivalente a un empleo a tiempo parcial cuando trabajan ocho horas o más al día. Algunos trabajan únicamente para recibir cobertura sanitaria, otros con sobres sin figurar en nómina.
En estos últimos años se ha modificado totalmente las leyes laborales para mejorar la competitividad. Antes los temas laborales estaban totalmente controlados por los sindicatos y siempre a favor del trabajador. Ahora se ha abaratado el despido, se ha reducido el salario mínimo interprofesional (586 euros al mes en 14 mensualidades, y 511 euros para los trabajadores entre 15 y 25 años) y ya no existen convenios colectivos. Eso sí, Syriza promete volver a imponer el salario mínimo anterior a la crisis, que era de 751 euros brutos en 14 mensualidades y el aplicar los convenios colectivos que han sido eliminados.
El voluntario
Lázaros Papageorgiu es un economista e ingeniero de 65 años que trabajó como ejecutivo en grandes empresas griegas viajando por el mundo entero. Hace 19 años fundó una ONG llamada «Pan y Acción». Se dedica, con más de 400 voluntarios, a repartir comida a instituciones necesitadas, como asilos y orfanatos, pero también a familias que viven en pobreza. La comida se reparte en camionetas y en los coches de los voluntarios y puede ser recién cocinada o congelada.
Lázaros se ha concentrado en los grandes centros urbanos de Grecia: Atenas, Tesalónica y Ioanina, así como en la península de Jalkidikí, en el norte de Grecia. «Desde que creamos esta organización, hemos ayudado a 350.000 personas.Y no solo ofrecemos comida o ropa, sino también apoyo psicológico, médico y ayuda para poder encontrar trabajo, porque los que nos piden ayuda no sólo tienen hambre. Tienen que afrontar una serie de problemas derivados de la pobreza». Distribuyen además de ropa, muebles y otros objetos para la casa.
Para Lázaro si gana Syriza, la situación empeorará: «Ya no podré seguir ayudando a la gente, lo lamento mucho, pero me iré a casa. Porque a medida que se ha ido profundizando la crisis, las fundaciones griegas desde el extranjero (como la Fundación Niarjos), los supermercados y otros comerciantes se estan cansando de ayudarnos y un día dejarán de darnos dinero y alimentos».
Lamenta que ahora sólo pueden ayudar a 15.000 personas al año frente a las 28.000 que ayudaban otros años independientemente de su nacionalidad, color, religión etc. Al principio, en 1996, el 80% de la gente que le pedía ayuda eran inmigrantes ilegales. Pero «a partir del 2010, son griegos, la mayoría de clase media, que nos piden ayuda. Llegan mirando al suelo, llenos de vergüenza. Suelen ser gente de unos cincuenta años que han perdido su trabajo y se han endeudado por los créditos que tenían pendientes».
Las cosas han empeorado: Lázaros tenía unos 30.000 euros en el banco de reserva que ahora utiliza para pagar muchos gastos de esta ONG. «Ahora sólo me quedan 2.000 y he tenido que pagar el IBI con mi tarjeta de crédito».
Para Lázaros será difícil que los radicales consigan gobernar en solitario y tampoco ve cómo podrán formar un gobierno con otros. «Pero lo importante es evitar que se repitan las elecciones. El gobierno saliente de Nueva Democracia con PASOK lo estaba haciendo bien y había puesto un orden en el estado, muy necesario. El pagar impuestos inmobiliarios es correcto, claro que a mí como todos me gustaría pagar menos, pero se colocaron los pilares para una economía correcta. Las cifras macroeconómicas han ido mejorando, aunque todavía había que esperar para que la gente se diera cuenta. Yo creo que se necesitaban otros dos años para ver una mejoría en la vida de los ciudadanos. La gente había empezado a tener esperanza y el paro de octubre se había reducido un 2,5%. Pero con Syriza se perdrá esta continuidad».
Lázaros tiene dos hijos trabajando en Grecia. El mayor, un ingeniero con master, estuvo 7 años en paro ya que no quería irse de Grecia, pero ha encontrado ahora trabajo, mientras que el pequeño, un informático, trabaja en una empresa privada.
La crisis humanitaria escondida entre la recesión y las reformas exigidas por la troika es una realidad en Grecia. Casi un tercio de la población tiene dificultades para llegar al fin de mes y una de las promesas del programa electoral de Syriza es la de ayudar a 300.000 familias con electricidad gratuita, acceso a tratamiento sanitario y medicinas etc.