Erdogan ningunea a su primer ministro e inicia la senda del presidencialismo
El líder turco carga contra su compañero de partido y deja claro quién manda en la convulsa potencia euroasiática
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Cuando la semana pasada el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu , explicó la adopción de nuevas medidas contra la transparencia, no imaginó que las críticas le llegarían por el lado más inesperado: su propio aliado en el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) desde hace más de una década, el presidente Recep Tayyip Erdogan .
«Un montón de información estuvo bajo llave en los años 90, en la ‘vieja Turquía’. Un montón de información fue ocultada tras haber sido etiquetada como ‘secretos de estado’. Esta cultura, que acabó con la transparencia, ha sido enterrada por las decisiones del AKP», declaró Davutoglu en una conferencia de prensa. «Las declaraciones de propiedades serán obligatorias para los jefes de los grupos parlamentarios, los cargos en las sedes de los partidos políticos, los cargos de los partidos a nivel provincial y de distrito, y los cargos de los canales de radio y televisión», anunció. También previó la creación de un órgano de coordinación entre la Presidencia y la Oficina del Primer Ministro.
Pero Davutoglu no tardaría en ser desautorizado por quien, hoy por hoy, es el verdadero gobernante de Turquía. Este fin de semana, Erdogan mantuvo una reunión con miembros de su partido en la que estuvo ausente el primer ministro, y en la que el presidente no se abstuvo de criticar ambas medidas, que calificó de inoportunas.
«Ya hemos puesto en práctica algunas de las regulaciones anunciadas en el paquete de transparencia con un aviso de la oficina del primer ministro que publicamos en 2010», aseguró Erdogan, antecesor de Davutoglu en el cargo. «La elección del momento y el contenido de semejante regulación es muy importante. No lo considero correcto antes de unas elecciones», declaró.
Las elecciones a las que hacía referencia el presidente son los comicios parlamentarios que se celebrarán en junio de este año, considerados de vital importancia. El AKP aspira a obtener una mayoría de dos tercios en la Asamblea, de la que ahora carece, que le permitiría emprender un cambio de la constitución. De lograrlo, Erdogan no oculta sus intenciones de transformar el modelo de estado hacia uno presidencialista, acumulando aún más poder en sus manos. Su ideal es una presidencia con amplios poderes ejecutivos, al estilo de EE.UU. o Francia, pero sin los correspondientes contrapesos democráticos.
«Dado el expediente de los últimos años, mucha gente teme que vamos a terminar con todo el poder concentrado en las manos de un solo hombre, sin casi ninguna supervisión ni control», asegura Soli Özel, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Kadir Has de Estambul. Algo que, según los críticos, supondría un cambio efectivo de régimen hacia algo cercano a una dictadura.
«Usaré todos mis poderes constitucionales si soy elegido presidente», declaró Erdogan en abril del año pasado, cuando todavía era primer ministro, meses antes de los comicios que le auparon a su actual cargo. En aquel momento, algunos observadores ya señalaron los posibles conflictos que se derivarían de la situación, puesto que, al menos nominalmente, es en el gabinete de ministros donde reside el poder ejecutivo. Pero nadie creyó ni por un momento que Erdogan se resignaría a esa situación.
Purga de funcionarios de Fethullah Gülen
Y así fue: a la citada reunión con los miembros de su partido le siguió ayer una maratoniana sesión del Consejo de Ministros convocada por iniciativa presidencial, para tratar una serie de cuestiones sobre seguridad, especialmente la situación del proceso de paz con la guerrilla kurda del PKK y la purga de funcionarios vinculados al movimiento de Fethullah Gülen. Y aunque dicha convocatoria se cuenta entre las prerrogativas presidenciales, en el pasado ha sido utilizada solamente en situaciones excepcionales, como la decisión de sumarse a la coalición internacional contra Saddam Hussein durante la Guerra del Golfo en 1991 . Ahora, sin embargo, el entorno de Erdogan asegura que estos consejos presididos por él podrían producirse aproximadamente cada dos meses.
«Erdogan ha estado diseñando este sistema semipresidencial de facto, incluso sin necesidad de cambiar la constitución, gracias a Davutoglu, y solo podría funcionar si el partido gobernante Justicia y Desarrollo sigue en el poder todo lo que pueda», escribe el columnista Murat Yetkin, comentarista del diario «Radikal». «Es posible que esto no desate una crisis seria con un primer ministro como Davutoglu que obedece a Erdogan, pero podría ser la receta para una cuando el presidente y el primer ministro procedan de diferentes partidos», explica.
Al reunirse con los miembros del AKP, de hecho, Erdogan está ignorando la necesaria neutralidad requerida por la legislación turca, que establece que el ocupante del sillón presidencial debe renunciar a militar en ningún partido. Con este tipo de decisiones, el mandatario turco está haciendo una demostración de poder y consolidando su posición como «hombre fuerte de Turquía». Y para lograrlo, como se ve, está dispuesto a llegar muy lejos, aunque sea a costa de debilitar la figura de su propio primer ministro.