Syriza elude explicar de dónde sacará el dinero para sus planes
El estado griego dispone de unas reservas de solo 2.000 millones de euros
Sin perder la esperanza de conseguir el número suficiente de votos para ganar la mayoría absoluta en las elecciones que celebra Grecia este domingo, la izquierda radical de Syriza insiste en sus promesas de gastos generosos, subsidios y empleos públicos. Pero, a la vez, cuando se trata de explicar sus propuestas, Syriza se muestra tan prudente que prefiere no entrar en detalles sobre la cuestión central de su programa: las finanzas del estado.
La izquierda radical quiere renegociar la deuda y que le concedan una importante quita de la misma. Pero, a más corto plazo, en Bruselas, en Berlín y en el propio gobierno heleno la preocupación más inmediata es cómo pagará Grecia a finales de febrero las primeras devoluciones del rescate. Porque las reservas del estado son de tan solo 2.000 millones de euros y tendrá que pagar devoluciones por valor de 2.400 millones. En marzo tendrá que pagar una cantidad parecida. El Ministro de Finanzas, Guíkas Jardúvelis, ha advertido de que si no hay acuerdo de gobierno antes del 28 de febrero, Grecia se encontrará sin apoyo financiero. Y el país se podría enfrentar a una quiebra que abriría las puertas a la salida de Grecia del euro. En diciembre el estado esperaba recaudar 7.748 millones de euros, pero solo recogió 4.923, porque desde el momento que se convocaron las elecciones anticipadas la mayoría de los griegos ha dejado de pagar sus impuestos. A lo que se añade la retirada de fondos de los bancos, no para enviarlo al extranjero, sino para guardarlo en casa, en previsión de una posible intervención estatal en todos los bancos.
Pero, pese a este panorama, Syriza insiste en su programa de gastos generosos del estado y prodigalidad para todos. Asegura que cumplirá sus promesas basadas en fuertes subsidios: electricidad gratis, medicinas y alimentos gratuitos para 300.000 familias sin recursos, abolir el impuesto inmobiliario creado en 2011, crear 300.000 nuevos puestos de trabajo en el sector público y privado, conceder la paga de navidad a quienes reciben una jubilación más modesta. Son promesas muy bien acogidas por la población, pero que implican fuertes gastos para un estado que aún no consigue financiar sus necesidades más perentorias.
Generalidades
A la hora de explicar cómo financiará su programa, Tsipras tan solo responde con generalidades que incluyen renegociar la deuda, conseguir una quita y que sean los ricos los que paguen mas impuestos, sin entrar en detalles. Y si alguien de la coalición intenta hacerlo, es peor. Cuando a Rajíl Makrís, una de las candidatas de Syriza –tras abandonar su anterior partido, Griegos Independientes– le preguntaron de dónde saldría el dinero, esta contestó: «El Banco de Grecia puede emitir 100.000 millones de euros». La reacción primero fue de sorpresa general, después de burla ante semejante disparate. En el caso del impopular impuesto inmobiliario (equivalente al IBI, inexistente hasta 2011), Tsípras ha declarado que se eliminará pero que los ingresos que aportaba al estado se compensarán con «los impuestos a los ricos que protegía hasta ahora Nueva Democracia».
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