¿Por qué Gran Bretaña necesita más universitarios para liderar la economía mundial?
Londres cree que podrá contar con la «más próspera de las principales economías mundiales antes de 2030», pero cree imprescindible resolver su «problema endémico de baja calificación»
En medio de la pertinaz incapacidad de la eurozona para volver a la senda del crecimiento y del agotamiento del modelo de crecimiento chino, basado en las exportaciones a bajo coste, la economía británica continúa creciendo a buen ritmo y apuntala las bases del que podría ser su liderazgo mundial en 2030. Pero a Londres le quedan asignaturas pendientes para cumplir con tan ambicioso objetivo.
Así lo explicó el ministro de Finanzas, George Osborne, el pasado miércoles en su discurso anual ante la Royal Economic Society de Londres. Osborne recordó que las economías más eficientes son las de aquellos países que, como Estados Unidos o Corea del Sur, envían un mayor número de ciudadanos a la universidad. «Gran Bretaña todavía sufre un problema endémico de baja cualificación», dijo, y añadió que «esta es una de las causas de nuestra persistente debilidad productiva».
En los cálculos que maneja el Gobierno del conservador David Cameron, la economía británica superará en Producto Interior Bruto (PIB) a potencias como Estados Unidos y Alemania. De confirmarse las halagüeñas previsiones del «Chancellor of the Exchequer», la británica se convertiría en la «más rica de las principales economías mundiales antes de 2030».
«Al alcance de mi generación»
Solo el tiempo corroborará o desmentirá los vaticinios de Osborne, pero el examen que tanto él como el resto del gabinete de Cameron tendrán que pasar en breve plazo será el popular, tanto o más exigente que el de cualquier institución académica. El próximo mes de mayo se celebrarán unas elecciones generales que, según los sondeos, amenazan la mayoría conservadora y traerán consigo el irrumpir definitivo en Westminster de la euroescéptica UKIP del peculiar y alborotador Nigel Farage.
Pero, a juzgar por su académica intervención del miércoles, Osborne no contempla ningún cambio en el Gobierno ni en la política económica que ha propulsado el rendimiento de las empresas del país en lo más crudo del invierno económico global en marcado contraste con lo que ha ocurrido en la zona euro bajo la égida de la Alemania de Angela Merkel. Para Osborne, sea lo que sea lo que depare el porvenir, ha de mantenerse el rumbo, para convertirse también en el miembro más próspero del G-7. «Está al alcance de mi generación alcanzarlo si tenemos la disciplina y la ambición», concluyó.