Sarkozy y su afrenta al protocolo para dejarse ver en París
Ya no es presidente y no debía estar en primera fila de la marcha, pero se las apañó para abrirse paso y situarse junto a los jefes de Estado y Gobierno
Nicolas Sarkozy ya no es presidente de Francia . Hace casi tres años que dejó de serlo, pero parece ser que, como líder de la conservadora UMP , no lleva muy bien eso de estar en un segundo (o tercer) plano de la actualidad política... tal y como demostró este domingo en la manifestación contra el terrorismo que se celebró en París, con la presencia 50 de los principales jefes de Estado y de Gobierno del mundo.
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Sarkozy debió pensar que no podía ser un político más en la histórica marcha. Un millón y medio de personas y miles de medios de comunicación de todo el planeta eran una buena razón. Era su momento. Paris se había convertido, tal y como dijo el actual presidente de Francia, François Hollande , en la « capital del mundo ». Y «Sarko» sólo tenía 300 metros para dejarse ver, los mismos que recorrieron los líderes del mundo encabezando la manifestación.
Sarkozy, según marcaba el protocolo, partía en la tercera o cuarta fila
El expresidente, según marcaba detalladamente el protocolo, partía en la tercera o cuarta fila, junto a otros políticos de menos importancia como el presidente de la Generalitat, Artur Mas ; el alcalde de Barcelona, Xavier Trias , y varios alcaldes franceses. La primera estaba reservada a los familiares de las víctimas de los atentados y a los jefes de Estado y de Gobierno.
Al comienzo de la marcha, Hollande caminaba junto a Angela Merkel. Mariano Rajoy se situaba junto a David Cameron y su homólogo griego, Andonis Samarás. Allí estaban también, bien visibles y con los brazos enlazados, enemigos jurados como Mahmud Abbas y Benjamin Netanyahu o la reina Rania de Jordania. Después seguían una serie de guardaespaldas. Por detrás (había que fijarse bien para verle) sobresalía la cabeza de Sarkozy.
Cuando la marcha silenciosa empezó a moverse, el expresidente se abrió paso de la mano de su esposa, Carla Bruni, disimuladamente. «A los pocos segundos, ante las cámaras del mundo entero, comenzó a avanzar a través de las filas hacia la parte delantera», podía leerse en la web de la revista «Paris Match». Sarkozy, de repente, se situó en la primera fila, entre Netanyahu y el presidente de Mali, Ibrahim Boubacar Keïta. Este último era el único que le separaba de Hollande.
Sarkozy tenía su foto para el mundo. Fue el único político que estuvo en la primera fila sin ser ni presidente del Gobierno ni jefe de Estado. Durante el minuto de silencio, por cierto, ya estaba de vuelta en el lugar que le había asignado.