Primer ministro de Suecia

Stefan Löfven: el huérfano abandonado por su madre que triunfa en Estocolmo

Al jefe del Gobierno sueco lo abandonaron cuando tenía diez meses. Antiguo soldador y líder sindical, ha conseguido llegar a lo más alto

Stefan Löfven: el huérfano abandonado por su madre que triunfa en Estocolmo reuters

julián méndez

Stefan Löfven es un tipo macizo, sólido, con cara de leñador y esa apariencia de honradez sin fisuras que suele acompañar a los hombres con rostros comidos por la viruela o consumidos por el acné, como Tommy Lee Jones. Además, el primer ministro sueco es propietario de una biografía que podría haber sido escrita por el mismísimo Charles Dickens.

Su padre, Karl, murió antes de que él naciera así que, cuando solo era un bebé de diez meses, su madre, sin recursos y con otro hijo al que alimentar, renunció a criarlo y lo entregó a un orfanato. Nacido en Hägersten (Estocolmo) en 1957, Löfven fue adoptado por el matrimonio compuesto por Ture e Iris Melander. El padre era obrero forestal y la madre, una empleada que cuidaba a ancianos y minusválidos. La pareja tenía ya dos hijos propios, Monika y Roland, cuando decidió quedarse con el pequeño Stefan.

A partir de ahí, la historia de Stefan Löfven, el actual primer ministro sueco, es lo más parecido al ideal del sueño socialdemócrata. «Cuando ellos me acogieron yo no tenía nada. Pero, gracias a sus brazos abiertos, lo recibí todo», recordaba el propio Löfven en un vídeo de su partido grabado para las elecciones suecas. En él, y tras hacer valer sus orígenes, se comprometía a devolver «a todos los niños de Suecia» el regalo de «la seguridad y la libertad» que había recibido a raudales de su familia adoptiva.

Su madre pensó siempre en recuperar al hijo entregado en adopción cuando las cosas mejoraran... pero eso nunca sucedió. Así que Löfven se crió en el ambiente de una familia trabajadora sueca en ese ámbito rural y aislado del gigante nórdico. Estudió para soldador en la escuela estatal de oficios AMU-Center en Kramfors. Más tarde completó tres semestres en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Umeå para incorporarse después al servicio militar en la escuadrilla F-4 de la Fuerza Aérea destinada en Jämtland, otro gélido lugar norteño.

Soldador de tanques

El hoy primer ministro estuvo unos meses en Correos y también trabajó en la industria forestal hasta que en 1979 firmó un contrato como soldador en la factoría de armamento Hägglund&Söner, que fabrica locomotoras y vagones, pero, también, blindados con orugas como el Hägglunds CV9040 o el Stridsfordon 90. Allí trabajaría hasta 1995 y conocería a su esposa, Ulla. En ese tiempo mantuvo contacto con su madre... pero solo por carta. Había cumplido 22 años cuando se reencontró por fin con ella y con su hermano. «Tenía remordimientos. Yo entiendo que lo que ella hizo es la decisión más difícil que una madre puede tomar. No le guardo ningún resentimiento», declararía después. Löfven la acompañó en su lecho de muerte, pero reconoce que siempre le acompañará el remordimiento de no haberle preguntado por qué su abuelo materno fue un destacado nazi que trabajó en la imprenta de una publicación hitleriana. Un hecho que no ha entorpecido su carrera política.

Desde sus primeros meses en la fábrica militar, Stefan Löfven militó en el Sindicato Sueco de Trabajadores Metalúrgicos (IF Metall) del que llegaría a ser secretario general de 2006 a 2012.

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