Francia, en alerta
La operación contra el terrorismo implica a 3.000 especialistas las 24 horas del día
El «premier» Valls y tres ministros informan a Hollande «en tiempo real»
En la gigantesca operación de caza y captura de Hayat Boumeddiene , la mujer más buscada de Francia, colabora el mismo dispositivo utilizado para neutralizar a los asesinos de las matanzas de Charlie-Hebdo, Montrouge y la Puerta de Versalles .
Bajo la dirección personal del primer ministro (Manuel Valls), los ministros de Interior (Bernard Cazeneuve), Defensa (Jean-Yves Le Drian), Justicia (Christiane Taubira) y Asuntos Exteriores (Laurent Fabius) colaboran a través de un frondoso archipiélago de organismos, unidades de élite y servicios especiales.
El Secrétariat Général de la Défense et de la Sécurité Nationale (SGDN) asegura la coordinación de unidades y trabajos de Interior y Defensa. Los servicios del Coordonateur National du Renseignement (CNR) establecen una síntesis de los distintos servicios de información y espionaje. El espionaje y contraespionaje nacional y exterior está coordinado por dos instituciones: la Direction générale de la Sécurité extérieure (DGSE) y la Direction générale de la Sécurité intérieure (DGSI)
La Gendarmería es una herramienta capital, con un cuerpo de élite, el GIGN (Grupo de intervención de la gendarmería nacional), acompañados en muchas operaciones por los hombres del RAID (Recherche, assistance, intervention, dissuasion) y la Brigade de recherche et d’intervention (BRI).
Una amenaza distinta
En total, un poco más de 80.000 hombres, en estado de alerta permanente. Entre ellos, más de 3.000 están trabajando 24 horas al día en unas operaciones en curso que no tienen precedentes inmediatos.
El jefe de Gobierno y los ministros de Interior y Defensa son los «arquitectos» que someten a Hollande la información, en tiempo real, proponiéndole alternativas de acción. Se trata de un arsenal extraordinariamente eficaz y disuasivo contra amenazas y enemigos convencionales. Menos eficaz, quizá, para combatir una delincuencia yihadista de nuevo cuño.
La eficacia de los servicios de información, espionaje y seguridad se ha confirmado en muchas ocasiones, desde hace años, en numerosas operaciones nacionales e internacionales. La colaboración antiterrorista entre España y Francia suele citarse como un modelo, en su género. Los satélites espías norteamericanos y franceses son muy eficaces para intentar seguir algunos movimientos yihadistas en la inmensa zona de Sahel. Pero esos mismos satélites son sencillamente inútiles para peinar los suburbios franceses, convertidos en focos de tensión e inseguridad permanente.
Los autores de las matanzas de Charlie-Hebdo, Montrouge y la Puerta de Vincennes pudieron localizarse, rápidamente, gracias, entre otras cosas, al comportamiento infantil de unos asesinos sin experiencia en la guerrilla urbana. Una vez localizados, su neutralización y ejecución fue una tarea relativamente sencilla. Con Hayat Boumeddiene, ese gigantesco aparato represor y de seguridad nacional debe perseguir a un personaje cuya pequeñez escapa a los radares tradicionales.
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