Los republicanos se dividen al tomar el Congreso de EE.UU.

Una rebelión interna cuestiona el liderazgo de John Boehner en la Cámara de Representantes

Los republicanos se dividen al tomar el Congreso de EE.UU. afp

javier ansorena

Ayer debía ser el día del regreso triunfal de las filas republicanas al Capitolio. Los conservadores estrenaban una sesión del Congreso –la 114ª- con una ampliación histórica de su mayoría en la Cámara de Representantes (246 miembros) y con la reconquista del Senado (54 miembros).

Pero las aguas bajaban revueltas en el río Potomac. La primera reunión de la Cámara de Representantes sirvió para sacar a la luz las diferencias en la mayoría republicana. Al comienzo del orden del día estaba la votación para reelegir a John Boehner como‘speaker’ –o presidente- de la cámara baja.

La elección de Boehner estaba garantizada. No había ningún candidato con el suficiente peso como para plantarle cara en una votación. Durante el fin de semana, al menos dos legisladores republicanos se postularon al cargo, Ted Yoho y Louis Gohmert. «Hemos escuchado a muchos republicanos decir “vaya, votaría a alguien en lugar de Boehner, pero nadie se ha presentado, así que no hay nadie a quien votar”. Eso cambió ayer cuando mi amigo Ted Yoho dijo que él se presentaba. Y yo también me presento», anunció Gohmart.

Más que arrebatar el cargo a Boehner, la votación serviría para medir la temperatura en las filas republicanas, lastradas por divisiones internas en los últimos años. Al final, 25 legisladores republicanos votaron contra Boehner. No parece mucho, si se compara con los 216 votos de otros miembros de su partido. Con perspectiva histórica, la desbandada toma más importancia: es el mayor número de votos contrarios que recibe un presidente de la Cámara en el cargo en el último siglo. En 2013, cuando Boehner no consiguió el apoyo de doce correligionarios, ya pareció una tragedia. Desde 1991, solo tres personas en la situación de Boehner han perdido más de un voto desde sus filas en este tipo de elecciones.

No es el arranque soñado para los republicanos, que desde que ganaron las elecciones legislativas de noviembre con contundencia tratan de presentarse como un partido solvente, capaz de gobernar y de acabar con el inmovilismo legislativo en Washington, preparado para mostrarse unido en las elecciones presidenciales de 2016.

La votación de ayer muestra la tensión entre los legisladores dispuestos a luchar contra lo que representa Boehner y el ‘status quo’ de Washington –no le perdonan que aprobara un presupuesto el pasado diciembre sin más contraprestaciones por parte de Obama- y el ‘establishment’ del partido republicano, que quiere mantener su independencia frente a las posiciones más recalcitrantes en sus filas.

«America necesita un liderazgo fuerte desde la Cámara de Representantes que rompa el ‘status quo’ y abrace un proceso legislativo abierto y transparente. Esto requerirá coraje, no miedo», dijo antes de la votación Paul Gosar, uno de los legisladores que votaron en contra de Boehner.

Los leales a Boehner veían el intento por derribar al ‘speaker’ como una distracción de los asuntos que realmente importan. Para Tim Cole, el ataque al presidente de la cámara «es irrespetuoso hacia para la bancada republicana y es políticamente inmaduro. Deberíamos estar hablando de Keystone, de Obamacare, de los tratados de libre comercio, de nuestra agenda… En su lugar, tenemos que ocuparnos de esto, que dominará los medios durante varios días».

Con varios asuntos clave en el comienzo del año –como la inminente aprobación del presupuesto del Departamento de Seguridad Nacional- todo apunta a que volverán a aflorar las divisiones.

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