Decenas de personalidades alemanas se pronuncian contra la islamofobia
El movimiento antimusulmán Pegida enfrenta a la población en un intenso debate entre seguidores y detractores
Lo que comenzó hace más de dos meses como un fenómeno marginal protagonizado por un puñado de manifestantes se ha convertido en motivo de debate y también de división en Alemania. Tras un nuevo lunes de marchas (y contramanifestaciones) en diferentes ciudades del país, el movimiento islamófobo Pegida (Patriotas europeos contra la islamización de Occidente) se afianza en Dresde, capital del Estado oriental de Sajonia, para preocupación de las instituciones.
Pegida consiguió sacar ayer en Dresde a unas 18.000 personas a la calle, marcando un nuevo récord de afluencia. La capital de Sajonia ya se ha convertido en el bastión de esa ola islamófoba con el que un 30 por ciento de la población germana simpatiza, según recientes encuestas.
Paralelamente, también crece la oposición a Pegida. Según la policía alemana, 30.000 personas salieron a la calle el lunes en todo el país para expresar su rechazo a lo que consideran un fenómeno xenófobo que quiere acabar con una sociedad abierta.
Voces contra Pegida
A ese movimiento opositor ya han comenzado a sumarse figuras relevantes de la vida pública alemana. La principal muestra de ello fue la iniciativa del tabloide alemán «Bild Zeitung» : el periódico más vendido de Alemania, todo un termómetro del país, lanzó en su web una plataforma titulada «¡No a Pegida!», en la que famosos mostraron públicamente su rechazo al movimiento.
Los excancilleres socialdemócratas Helmut Schmidt y Gerhard Schröder, el ministro de Finanzas democristiano, Wolfgang Schäuble, el mánager de la selección alemana de fútbol, Oliver Bierhoff, o el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia, se sumaron a la iniciativa. En ella, cada una de las 80 personalidades explica con un par de frases por qué se adhieren al rechazo público. Todo un intento de arrinconar públicamente a Pegida.
«Problema regional»
Pero no parece que vaya a ser tan fácil aislar políticamente a las marchas islamófobas. Aunque el ministro de Interior, el democristiano Thomas de Mazière, dijo en una entrevista con el canal CNN que Pegida es un «problema regional» que no conviene sobrevalorar, el director de la Oficina para la Protección de la Constitución de Berlín (servicios secretos), Bernd Palenda, aseguró que sería un error pensar el fenómeno se reduce a grupos neonazis. «No todos los que salen a la calle forman parte de la extrema derecha», dijo Palenda.
«En las manifestaciones de Pegida en el oeste del país participa fundamentalmente la extrema derecha, pero en Dresde se trata de gente normal, de clase media, que políticamente va desde el centro hasta la derecha. Ciudadanos que tienen la sensación de que los políticos no escuchan sus preocupaciones», aseguraba ayer al canal internacional Deutsche Welle Werner Patzelt, politólogo de la Universidad Técnica de Dresde.
Un malestar social del que intentan capitalizar los euroescépticos de Alternativa para Alemania (AfD), cuya cúpula ha coqueteado abiertamente con las marchas islamófobas. Este miércoles está previsto que la jefa de la fracción de AfD en el parlamento regional de Sajonia reciba a miembros de Pegida. Ante las críticas, el líder de los euroescépticos, el exdemocristiano Bernd Lucke, dijo: «Me gustaría dejar claro que para Alternativa para Alemania la xenofobia es inaceptable».
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