«Si Garzón no pudo con Pinochet, nadie podrá con los directores de la CIA»
El escritor Tim Weiner no cree que puedan ser llevados ante la Justicia los responsables de la CIA acusados de tortura

La controversia sobre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos no terminará cuando se apaguen los ecos del informe presentado recientemente por el Senado estadounidense, en el que se denuncia la brutalidad empleada por la CIA en sus interrogatorios a presuntos terroristas de Al Qaida. Para Tim Weiner, periodista especializado en temas de seguridad, ganador del premio Pulitzer y autor de «Legado de cenizas. La historia de la CIA» (Editorial Debate), la siguiente denuncia pública puede ser el ataque con drones que la CIA está haciendo en varias partes del mundo. En cualquier caso, Weiner no cree que se deriven consecuencias judiciales de la actuación de la agencia.
–¿Las técnicas extremas de interrogatorio utilizadas por la CIA fueron útiles para lograr información de los prisioneros?
–No. Cuando ocurrieron los ataques del 11-S las guías internas de la CIA claramente rechazaban todo lo que fuera tortura, trato cruel o castigo degradante. Los manuales profesionales del Ejército y del FBI sobre interrogatorios dicen que la tortura no funciona y es contraproducente, pues probablemente producirá información falsa porque el interrogado dirá cualquier cosa para parar el sufrimiento. Además, está prohibida por la Convención de Ginebra y por la ley de Estados Unidos.
–El director de la CIA, John Brennan, prefiere no utilizar la palabra «tortura», pero usted no tiene reparo en usarla.
–Es que las llamadas «técnicas reforzadas de interrogatorio» son tortura. El ahogamiento simulado, por ejemplo, es tortura, no hay otra palabra para eso.
–¿Hay riesgo de que los responsables del programa de «interrogatorios extremos» o sus ejecutores sean llevados ante los tribunales?
–No creo. ¿Cuánto tiempo estuvo el juez Baltasar Garzón persiguiendo a Augusto Pinochet, que era un dictador responsable de la muerte de miles de personas? Si el juez Garzón no pudo poner en prisión a Pinochet, no creo que ninguno de los directores de la CIA vaya a ser imputado en ningún sitio. No creo que ocurra en Estados Unidos ni en el extranjero bajo la jurisdicción de la Corte Internacional o cualquier otro tribunal.
–El programa fue supervisado en su día por congresistas de ambos partidos. ¿El consenso que hubo justo tras el ataque del 11 de septiembre de 2001 explica una decisión que ahora, retrospectivamente, se ve de otra manera?
–En aquel momento todo el mundo temía que hubiera un segundo, un tercer o incluso un cuarto ataque. Como ha dicho ahora John Brennan, Estados Unidos temía más ataques de un enemigo que no podía ver. La agencia de inteligencia fue encaminada entonces por el presidente George W. Bush a detener a sospechosos en todo el mundo. Una tarea que, en muchos sentidos, era «terra incognita» para la CIA, pues la agencia no estaba preparada para eso: tenía muy poca experiencia en retener a personas, apenas contaba con interrogadores entrenados debidamente. No sabían hacer lo que estaban haciendo, pero tenían que hacerlo por mandato del presidente.
–Los tres directores de la CIA que se sucedieron durante el mandato de Bush han hecho una defensa de su actuación.
–Lo han hecho con una actitud a la defensiva, porque el informe del Senado presenta una fotografía muy clara de la crueldad del sistema, de manera que se violaron los estándares de la ley internacional. Han estado a la defensiva porque creo que están avergonzados.