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Constantino de Grecia:«Creo que [Doña Cristina] es inocente. Pero es mi opinión»

«Una república no resolvería los problemas de los españoles», decía quien es tío del Rey Felipe VI en medio del artificioso, aunque bullicioso, debate que algunos quisieron traer a la actualidad tras el relevo en la Corona de España

Constantino de Grecia:«Creo que [Doña Cristina] es inocente. Pero es mi opinión»

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Las monarquías europeas viven una extraordinaria época de cambios. Abdicaciones que han dado lugar a nuevos rotros y nuevas formas. Nada de ello afecta a quién, hace dos décadas, fue apartado de la corona griega tras un referéndum. Ahora ha vuelto a Grecia, porque cree que su pueblo está sufriendo y que es absurdo que él viva ajeno a la realidad. Sobre las mejores vistas de Atenas, en una habitación cedida, recibió a ABC para hablar, sin ningún miedo, de sín mismo y, con mucha prudencia, de España, de su cuñado el Rey Juan Carlos I y de susobrina, la Infanta Doña Cristina y... Una entrevista sin desperdicio histórico al que fue Rey de los Helenos y hoy dice ser un griego más que puede «caminar tranquilo por las calles de Atenas».

Constantino II de Grecia, antiguo Rey de los Helenos, ocupa una suite en la cuarta planta del hotel Grande Bretagne. No es la habitación más opulenta, pero tiene las mejores vistas de Atenas. Desde su balcón se puede apreciar la Plaza de la Constitución, el Parlamento y, de fondo, la Acrópolis. Allí recibe a ABC apenas una semana después de la proclamación de su sobrino, Felipe VI. «Este hotel es como su casa», explica su jefa de prensa, Aliki Strongylos, antes de que Su Majestad llegue. Una planta más arriba se encuentra el viejo apartamento de Constantinos Karamanlis, el primer ministro que convocó el referéndum que abolió la Monarquía y dio paso a la tercera república helénica, en 1974.

La suite del Grande Bretagne (propiedad de su amigo el armador Thanasis Laskaridis) es el improvisado hogar de un Rey que, a sus 74 años, no tiene reino ni techo. En 1994, dos décadas después de la abolición de la Monarquía, el hermano de Doña Sofía tuvo que observar desde el exilio en Londres cómo el gobierno socialista de Andreas Papandreu revocaba su nacionalidad griega y expropiaba sus pertenencias en el país, incluido el palacio de Tatoi, residencia privada de la Familia Real.

Tras una larga batalla legal, el Tribunal Supremo de ese país y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenaron al Estado griego por la confiscación de los bienes. El Rey Constantino llegó a un acuerdo económico, pero jamás recuperó sus posesiones. Pese a eso, en abril del año pasado, y tras casi medio siglo en el exilio, decidió regresar a Grecia. «Aún no tengo casa aquí, alquilo una en Porto Jéli», aclara el ex Monarca. «Por cierto, ¿ha visto cómo aplaudieron a mi hermana el día de la proclamación de Felipe?», pregunta para cambiar de tema.

—Se habrá sentido muy orgulloso con la ovación que recibió Doña Sofía...

—Fue muy emocionante. Mi hermana tuvo que sentarse para persuadir al resto de que dejaran de aplaudir. Fue muy dignificante, muy especial.

—Su hermana es el miembro más popular de la Familia Real española. ¿Vivió momentos difíciles en España?

—No lo creo. Le costó aprender el idioma, pero más allá de eso ella siempre ha sido una persona normal, que sabe que el pueblo está primero. Siempre ha puesto al pueblo por delante de ella y por eso gusta. No tienes que actuar como una reina, tienes que ser una reina.

—Hablemos de su regreso a Grecia. Más de 300.000 griegos han emigrado por culpa de la crisis. ¿El suyo es un retorno agridulce?

—No sé las cifras. Usted me dice una cifra y no sé si es correcta. Pero el pueblo está sufriendo y no tenía sentido que yo siguiera viviendo en Londres.

—¿Cómo lo han recibido?

—Sin problema. Puedo caminar tranquilo por las calles de Atenas.

—¿Qué le dicen por la calle?

—Algunos se acercan y me dicen que votaron contra mí en el referéndum que abolió la Monarquía. Yo les digo que no hay problema, que vivimos en un país libre. Pero, ¿por qué me lo dicen? No necesito saber quién votó contra mí.

—¿Cree que esa gente que votó la república ahora se arrepiente?

—Eso creo, muchos se arrepienten… Pero a estas alturas de mi vida me lo tomo con humor.

—¿Cómo es el día normal de un Rey retirado?

—No tengo un minuto libre. Me interesan muchas cosas.

—¿Por ejemplo?

—Presido Round Square, una organización sin ánimo de lucro que promueve el compromiso de los jóvenes, más allá de los méritos académicos, con su desarrollo personal y el de sus comunidades. Todo se basa en los principios educativos del Dr. Kurt Hahn, que fundó el primer colegio con esta metodología, el Schule Schloss Salem, en Alemania, que es donde estudió vuestra Reina Sofía.

Radiografía de la Corona

—¿Por qué la Monarquía es relevante en el siglo XXI?

—Solo es relevante si el pueblo así lo quiere. Pero es muy poco democrático solicitar cada cinco o diez años un referéndum para decidir si quieres o no una Monarquía. No es justo querer cambiar las reglas del juego todo el tiempo. El pueblo griego ya ha decidido que quiere una república y me parece bien. España es uno de los países más progresistas y democráticos del mundo, ¿por qué cambiar un sistema que funciona? Los políticos responden a los intereses de un partido; los reyes, no.

—Todos los Príncipes Herederos de Europa se han casado con plebeyas. ¿Es su arma para modernizar el sistema?

—La Monarquía no tiene armas. Los reyes y las reinas se enamoran, y punto.

—Pero usted pertenece a una generación en la que los reyes solo se casaban con reinas o princesas reales.

—Yo vi una fotografía de mi mujer (la Reina Ana María) en una revista y dije: «Quiero que sea mi esposa». Le dije a mi padre: «Voy a viajar a Dinamarca para conocerla». Me respondió que estaba loco (risas). Es difícil explicar la ventaja de que un rey se case con una princesa. Pero mire el ejemplo de mi hermana, ella no tuvo que aprender a ser una Reina, nació siendo Reina. Tuvo que aprender español, pero ella ya sabía cuál es su misión: servir al pueblo.

—¿Qué lectura hace de la reciente ola de abdicaciones?

—Cada caso es único, no se puede generalizar. En Holanda es tradición. Personalmente, no soy partidario de que los reyes abdiquen. El cambio debe venir cuando alguien ha muerto. Si no, los Monarcas terminan siendo como presidentes de repúblicas, a los que se cambia según su grado de popularidad.

—¿Don Juan Carlos abdicó por eso?

—No, es diferente. El Rey encontró el momento oportuno para el cambio. No tengo derecho a juzgar su decisión. Creo que lo ha hecho por el bien de España. Y Felipe es fantástico, tiene una esposa encantadora, dos hijas muy buenas y creo que tendrán mucho éxito. (Toca madera)

—¿Veremos a la Reina de Inglaterra abdicar?

—Imposible. Ellos ya tienen su tradición, resumida en la frase «El rey ha muerto, larga vida al rey». Es automático.

—Las encuestas indican que la Monarquía española no está en su mejor momento.

—Hoy es impopular, mañana será popular. No se puede someter al sistema a encuestas permanentes. Tiene que estar allí como elemento estabilizador de la sociedad. No creo que los españoles se pudieran beneficiar de una república, la república no resolvería sus problemas. Votar a un jefe del Estado, a un político, no cambia nada. El gran éxito de la Monarquía española y del resto de Monarquías constitucionales es que sus jefes de Estado no son políticos y están por encima de todo, no toman partido por nadie.

—¿Cómo es su sobrino Felipe?

—Es un hombre muy sensible. Estaba muy tranquilo el día de la proclamación. Será un Rey fantástico. Conoce muy bien España y está casado con una española, eso es importante. Tiene dos hijas fantásticas y un gran sentido del humor. Eso también es muy importante.

—La semana pasada su sobrina Cristina, fue procesada. ¿Cómo se siente?

—Creo que el juez actuó de manera muy poco democrática al mantener durante tanto tiempo en vilo el procesamiento de una joven madre. Si eres un juez, y si crees que hay algún problema, envía a la chica al tribunal. Pero mantener a alguien en vilo durante casi un año... Ahora quieren sentarla ante un jurado y un jurado decidirá.

—¿Y cómo se siente al respecto?

—No muy bien. Pero estoy contento porque todo esto al fin llega a su fin.

—¿Cree que es inocente?

—Creo que es completamente inocente. Pero esa es mi opinión. No conozco el caso en detalle. Es una chica maravillosa, una gran madre y una gran esposa. Pero como he dicho, este es un caso legal, un caso español, y estoy feliz de que llegue a su fin. Digo que el juez ha actuado de manera poco democrática porque su indefinición ha sido aprovechada por los antimonárquicos.

—¿Existe alguna relación entre la abdicación de Don Juan Carlos y este caso?

—No lo creo. Pero no puedo responder a estas preguntas, no soy periodista.

A la sombra del golpe

—Han pasado 47 años del golpe de los coroneles. ¿Cambiaría algo?

—No, no cambiaría nada. Pero lo que he hecho lo intentaría hacer mejor.

—¿Qué le diría a aquellos que lo critican por su breve apoyo a la dictadura?

—Les diría: «¿Por qué no lo intentan ustedes?». Es muy fácil criticar, pero lo cierto es que para oponerme a la junta necesitaba medios, y yo no tenía medios. No puedes comparar el golpe de los coroneles con el 23-F. Durante el intento de golpe en España no hubo ningún arresto. En Grecia los militares arrestaron a miles de personas en pocas horas. En España había medios de comunicación. En Grecia me dejaron aislado, sin comunicación. El Rey de España pudo hablar a su pueblo a través de la televisión, yo no tuve esa oportunidad. Tuve que esperar a que pasara el tiempo y encontrar los medios para oponerme. Lo intenté y cuando no pude vencerlos me fui del país.

—Es fácil caer en las comparaciones…

—Así es, pero fue diferente. Tras el golpe de los coroneles, Franco me dijo: «Manténte cerca de los militares». Yo le respondí: «Caballero, un minuto. Usted ha ganado una guerra civil y por eso me dice que me apoye en los militares. Pero en Grecia no hubo una guerra civil. Los militares se levantaron en mitad de la noche y organizaron un golpe».

—El gobierno griego quiere privatizar el palacio de Tatoi. ¿Qué opina al respecto?

—Si el gobierno me quitó esa propiedad tiene que saber para qué la quiere. Lo que no pueden hacer es arrebatármela a mí, un ciudadano privado, y dársela a otro ciudadano privado. Espero que la conviertan en un museo.

—¿Y su nacionalidad griega?

—Me quitaron la nacionalidad y todavía hoy no me la han devuelto. Sigo esperando, ya veremos. Paciencia.

—¿No le dan la nacionalidad porque no acepta llamarse por un apellido?

—No sé por qué no me la dan. Pero si pretenden que tenga un apellido, entonces no vamos a ningún sitio porque mi familia no tiene un apellido. No puedo inventarme un nombre.

—Usted debe ser el único ex jefe de Estado que no recibe una pensión.

—Así es. Si el Parlamento decide que ya es hora de que me den una pensión, me parece bien. Pero yo no voy a pedir nada.

—Siempre ha dicho que no tiene ambiciones políticas. ¿Nadie le ha propuesto hacer política?

—No tiene sentido. Un rey o un ex rey no puede dirigir un partido político. La gente debe decidir si quiere o no una Monarquía, pero la Monarquía no puede mutar en un partido político.

—¿Qué me dice del caso del Rey Simeón de Bulgaria?

—Es un caso totalmente distinto al mío. Simeón fue Rey cuando era un niño. Y creo que, voluntariamente, quiso convertirse en presidente de una república y por cuestiones constitucionales no pudo hacerlo. Por eso se presentó a las elecciones a primer ministro y tuvo mucho éxito.

—A él lo llaman el «Rey republicano». ¿Usted tiene algo de republicano?

—Solo soy un ciudadano griego. Así es como me siento.

—¿Cómo le gustaría pasar a la historia?

—Es muy difícil responder a eso porque todavía estoy vivo. Aún no ha llegado mi final. Intenté hacerlo lo mejor posible. Mi única intención siempre fue servir a los griegos y aún lo intento.

—¿Se arrepiente de algo?

—De millones de cosas. Uno intenta hacerlo lo mejor posible, aprende de los errores y sigues adelante. No soy diferente de nadie. Haría lo mismo, pero sería más cuidadoso y menos espontáneo. Y lo habría intentado más, habría intentado explicar todo mejor.

Constantino de Grecia:«Creo que [Doña Cristina] es inocente. Pero es mi opinión»

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