«Por favor, lo que pide es simple»

Varias rehenes fueron forzadas a difundir por vídeo las exigencias del secuestrador de Sídney

«Por favor, lo que pide es simple» reuters

j sanchez

El secuestrador de Sídney grabó a cuatro rehenes con mensajes dirigidos al Gobierno australiano, en los que ofrecía una liberación gradual de cautivos a cambio de tres exigencias: el envío al lugar del secuestro de una bandera del Estado Islámico (EI) (el movimiento yihadista que ha proclamado el califato en Siria e Irak), el anuncio de que este era un ataque del EI «contra Australia», y, finalmente, una conversación privada entre el secuestrador y el primer ministro Tony Abbott ,

La grabación fue enviada a los medios locales, que decidieron no publicarla. Las imágenes sí fueron en cambio difundidas por un portal de filtraciones en internet.

Las cuatro mujeres rehenes –que se refirieron al secuestrador como «el hermano del Estado Islámico»– advirtieron igualmente en el vídeo que había cuatro bombas colocadas en distintos puntos de la ciudad, que podían estallar si no se atendían las demandas del secuestrador.

La primera de las rehenes explicaba que el secuestrador pide «tres cosas sencillas» y se muestra contrariada porque Abbott no haya hablado con el secuestrador. La segunda de ellas, a la que en los primeros momentos del fin del secuestro se pudo ver acompañada por dos personas que la llevaban en brazos tras abandonar la cafetería, también subrayaba que «no entendemos por qué no se han atendido sus demandas». «No pide nada que no sea razonable, solo pide una bandera y una llamada de teléfono», afirma.

¿Por qué seguimos aquí?

La tercera en hablar explicaba que «el hermano del Estado Islámico ha sido justo con nosotros, nos ha dado agua y nos ha dejado ir al baño». «Lo único que quiere es una bandera y hablar con el primer ministro», al que acusa de «habernos abandonado de nuevo». «Eso es lo único que quiere, no es complicado, ¿por qué seguimos aquí? Por favor ayúdenos, es simple», pide a Abbott.

En declaraciones a la cadena de televisión australiana ABC, el exabogado del secuestrador, Manny Conditsis, afirmó que en su opinión el emigrante iraní «actuaba solo» y no tenía relaciones formales con ninguna organización yihadista. «Su ideología es tan fuerte que nubla su visión de la realidad y su sentido común». Para Conditsis, que defendió a Man Haron Monis en varias causas ante la justicia de Australia, se trata de un hombre «deteriorado que ha hecho algo indigno».

No obstante, un portal en internet aparentemente vinculado al autoproclamado jeque iraní muestra un gran número de condenas contra Estados Unidos y contra Australia por sus acciones militares contra los yihadistas en Afganistán y en Irak.

Ante el temor de que la motivación islamista del secuestro en Sídney provocase acciones de represalia contra musulmanes en Australia, a lo largo del día de ayer varios medios se movilizaron en favor de esa minoría. Miles de australianos enviaron mensajes en las redes sociales para mostrar su solidaridad con los residentes mahometanos que visten con ropa tradicional.

Como ha ocurrido tras otros ataques de «lobos solitarios» islamistas en Occidente, las autoridades musulmanas expresaron a lo largo del día y la noche de ayer su repulsa de la acción del «jeque Haron» en la cafetería de Sídney. Uno de los líderes de la comunidad musulmana en esa ciudad, Jamal Rifi, afirmó en una entrevista televisada que «todo lo que el secuestrador reivindica está equivocado; ni lo que ha hecho ahora ni otras cosas que hizo en el pasado tienen nada que ver con el islam».

Rifi añadió que Man Haron Monisno era un jeque, aunque portase las ropas tradicionales y la barba propias de ese cargo político-religioso en la comunidad musulmana. «No tiene ningún grado en estudios religiosos, no ha estado en contacto con ninguna mezquita importante del país, y no tiene relaciones con las autoridades musulmanas de Australia», advirtió Jamal Rifi.

Previsible

Por su parte, la primera autoridad musulmana del país, Ibrahim Abu Mohamed, y el llamado Consejo Nacional de Imanes de Australia, emitieron un comunicado conjunto en el que «condenan de modo inequívoco el acto criminal» de la toma de rehenes en el centro de Sídney.

No obstante, la acción desesperada del terrorista es totalmente coherente con los repetidos llamamientos de Al Qaida, el Estado Islámico y otros grupos radicales a golpear a Occidente. En sus mensajes, se llama a «vivir la yihad», la «guerra santa» también en «territorio de infieles», con ataques contra objetivos militares, policiales o civiles que tengan el máximo de resonancia propagandística.

El pasado septiembre, un portavoz del Estado Islámico, Abou Mohamed al Adnani, exhortó en un mensaje de audio difundido por internet a todos los «creyentes musulmanes» a «partir hacia la batalla, allí donde os encontréis». Por otro lado, la trayectoria de Man Haron Monis desde su llegada a Australia, y en particular sus constantes protestas callejeras en los últimos años, permitían presagiar un acto terrorista como el que ayer mantuvo en vilo al país.

«Por favor, lo que pide es simple»

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